Dia solicitará el concurso de acreedores en el caso de que la junta de accionistas, prevista para la segunda quincena de marzo, no apruebe la ampliación de 600 millones ante las trabas a la misma de su primer accionista, Mijail Fridman, dueño de un 29%. Según confirman fuentes del mercado, la declaración de insolvencia es la única salida posible, teniendo en cuenta que tras registrar deterioros contables por valor de 294 millones de euros, y a falta de que se hagan públicos los resultados de 2018, la sociedad cerró el último ejercicio con fondos propios negativos. La Ley de Sociedades de Capital obliga ante esta situación a llevar a cabo un reequilibrio patrimonial para evitar que la empresa entre en causa de disolución, por lo que a Dia, que ha declinado hacer ningún comentario al respecto, no le quedaría más remedio que declararse insolvente si la ampliación no sale adelante.
El consejo de administración pactó con la banca acreedora la refinanciación de 895 millones de deuda bajo el compromiso de llevar a cabo precisamente la ampliación, que está asegurada además por Morgan Stanley, pero se ha encontrado con un escollo. Aunque la operación ha despertado gran interés entre los inversores, Mijail Fridman, que participa en el capital a través del fondo LetterOne, ha comunicado ya al consejo que no se dan las condiciones para poder suscribir la misma.
Carta al consejo
Stephan DuCharme, mano derecha de Fridman, que dimitió como presidente de la cadena de supermercados el pasado 4 de diciembre, remitió una carta semanas después a su sucesor en el cargo, Richard Golding, en el que dejaba muy clara su posición. "Consideramos que existe una gran incertidumbre en cuanto a si las condiciones del volumen de suscripción propuesto puede ser satisfecho, y por ello, la propuesta de Morgan Stanley no cumple actualmente con los requisitos mínimos de LetterOne", insistía DuCharme.
El representante de Fridman admitía en la carta que "el borrador de la operación no está condicionado a la aprobación o apoyo de LetterOne de ninguna manera". En una entrevista con elEconomista el pasado 29 de diciembre, el consejo delegado de Dia, Borja de la Cierva, aseguró, sin embargo, que "no entendería que LetterOne no acudiera a la ampliación". Y es que tras su retirada del consejo, eso supondría en la práctica dar por perdida su inversión en la compañía, ya que se enfrentaría a una dilución de alrededor de un 80%.
El otro fantasma que sobrevolaba al valor, una posible opa lanzada por LetterOne, es cada vez más probable que se retrase hasta octubre -fecha de la última operación-, que arrojaría una valoración mucho más atractiva de la compañía.

El problema de fondo es que, ante la fuerte caída en bolsa de Dia, que cotiza a 0,45 euros por acción tras desplomarse un 76% desde que anunciara en octubre el profit warning (rebaja de estimaciones), Fridman quiere exigir a la banca acreedora una quita de la deuda, algo a lo que el consejo de administración se ha negado en todo mo-mento, garantizando el pago a los acreedores tras la última refinanciación, que le dota de nuevo de la liquidez suficiente para operar.
La recuperación, para 2020
En el año, la acción de Dia se ha alejado de los mínimos históricos -en los 36 céntimos del pasado 24 de diciembre- y vive aletargada sobre los 45 céntimos por acción. El mercado, de momento, tiene más bien poco que descontar a futuro y está a la espera de nuevas noticias desde la compañía. Dia debe presentar en los próximos dos meses un nuevo plan estratégico creíble -y es ahí donde reside la clave- de cara a los próximos años.
Por el momento, los analistas se han ajustado a las pocas líneas maestras que ha dejado caer sobre su futura hoja de ruta. Fuentes conocedoras de la situación reconocen, no obstante, que no será un plan muy explícito, dada la situación crítica que atraviesa la compañía.
El consenso de mercado prevé un beneficio operativo (ebitda) de unos 340 millones de euros en 2019 y 2020; 10 millones por debajo del mínimo estimado por Dia, en una horquilla de entre 350 millones y 400 millones de euros. De hecho, no se descarta que la firma, con los fondos propios en negativo, presente pérdidas a cierre de 2018, en unos resultados que llegarán el próximo 21 de febrero. Cinco de las doce casas de análisis que realizan la cobertura de la firma creen que Dia incurrirá en números rojos de entre 4 millones y 54 millones.
De cara a este ejercicio, el consenso de expertos prevé que el beneficio se sitúe en los 17 millones de euros, un 13% de las ganancias que obtuvo en 2017, cuando alcanzaron los 131 millones de euros. En 2020 se estima que alcance un beneficio de 31 millones de euros.