
La división de capital privado de Alantra se prepara para culminar uno de sus mejores años. En poco más de doce meses ha cerrado seis inversiones; seis desinversiones, tres de ellas en un proceso individual y las otras tres mediante el traspaso a un fondo secundario que seguirán gestionando, duplicando el retorno a sus inversores. Para hablar sobre el futuro de la compañía y del sector del capital privado, Gonzalo de Rivera, socio y consejero delegado de Alantra Private Equity, recibe a elEconomista en su oficina de Madrid.
¿Cómo valora el buen año de la firma? ¿Cómo ve el cierre de 2018?
Estamos muy contentos, hemos cosechado bastante siembra de 2017. Hemos consumido casi la mitad del fondo y la gran mayoría de las operaciones han sido bilaterales, en un entorno bastante competido y donde hay mucha liquidez. Nuestro objetivo es seguir invirtiendo el fondo y aportar valor, vía crecimiento orgánico e inorgánico en las participadas. Ha sido un año muy intenso, pero también muy completo en inversiones nuevas, con rotación de cartera y buenos resultados para nuestros inversores.
¿Es un problema llegar a bilaterales en un entorno de subida de precios?
La razón por la que buscamos bilaterales no es tanto el precio. Casi siempre vemos operaciones en las que el fundador permanece en la firma con un porcentaje relevante, lo que significa que están buscando un compañero de viaje para llevar a cabo una serie de hitos que por sí solos no pueden o no quieren. Los bilaterales te permiten eso, que el precio sea una parte de la ecuación más y, por tanto, que para el vendedor sea importante, pero que no sea la única variable. En España, los múltiplos de ebitda están una vuelta por debajo de la media europea. Nuestro último fondo está por debajo de 8 veces/ebitda, que eso es dos vueltas por debajo de la media del sector. Lo segundo es saber con quién te asocias, algo que en los procesos competidos no sabes. Al final, nosotros tenemos un equipo de inversión con 15 personas en España, bastante senior, así como una red de expertos industriales. Todo eso confluye en que somos capaces de sortear el mercado con independencia del ciclo.
¿Qué buscan?
Negocios replicables, que se puedan internacionalizar y que tengan la expectativa de crecer por ventas. Queremos modelos de negocio con su propia marca, su propio know-how, su propio producto o tecnología. Generalmente, las firmas industriales suelen tener estas características, a diferencia de las de servicios.
¿Van a invertir el resto del fondo el próximo año?
En 'private equity' es muy difícil calendarizar y tener una idea de cuánto vas a invertir en un año. Por el momento, el 'pipeline' está bastante lleno y somos optimistas. No estamos muy obsesionados con levantar el siguiente fondo, no tenemos una presión de estructura, porque estamos mucho más institucionalizados que nuestros competidores. Esperaremos a ver cuál es el mejor momento para ofrecer la máxima rentabilidad a nuestros inversores.
¿Cómo financian las operaciones?
Depende de cada una. En general, las inversiones directas las hacemos a través de los recursos propios del fondo. Para el crecimiento de las propias participadas, depende: las solemos hacer a partir de recursos propios de la compañía o a través de ampliaciones de capital. Nosotros solemos apalancar menos que otros competidores, de media en este fondo hemos apalancado en torno a 2,7 o 2,8 veces, porque una parte fundamental de nuestra estrategia es el crecimiento inorgánico, estrategia que es más fácil de ejecutar con niveles de apalancamiento menores.
¿Prevén hacer más coinversiones?
Somos muy pragmáticos. Si con una coinversión conseguimos mejores condiciones para los compradores, algún 'know how' para el desarrollo de la compañía y hacemos una mejor operación para todo el mundo, pues encantados.
¿Cómo hacer que las gestoras españolas ganen tamaño y sean internacionales?
Lo primero que hace falta es un 'track record' dilatado en diferentes ciclos económicos y de forma consistente. Eso ya empieza a existir. Lo segundo es la institucionalización de la base inversora que, menos en algunos casos, era local. Eso también está cambiando. Lo tercero es poder hacer inversiones que tengan un fuerte componente internacional. Ahora se dan los mimbres para que eso empiece a ocurrir, aunque también depende de la ambición de cada uno.
¿Cómo valora la incertidumbre política actual?
No es buena y vivimos un momento curioso. A nivel internacional todo está cambiando y en España tener un Gobierno con minoría que depende de un puzzle bastante complejo para sacar proyectos no es bueno. Al empresario y al inversor les genera incertidumbre, esto retrasa decisiones y la economía lo acaba notando. Si a eso le añades medidas sociales o políticas, que a lo mejor no son las más adecuadas si estamos en la antesala de una desaceleración... Independientemente del signo político que sea, lo que necesitamos en España es un Gobierno fuerte, con poca incertidumbre.
¿Y la posible desaceleración?
Afecta a la captación de dinero y a la evolución de las propias compañías, no hay ninguna inmune al ciclo económico, por eso nosotros buscamos internacionalizadas. La desaceleración afectará a los retornos, al tiempo que estamos en las empresas, a los múltiplos de salida. Ahora bien, también es bueno porque los precios caerán y las compañías serán más cautas en su apalancamiento y eso es bueno, porque nos convertimos en una alternativa todavía mejor. El truco, como siempre, está en elegir bien.