Empresas y finanzas

Banco Santander veía insolvente al Popular seis días antes de salvarlo

  • Consideraba que su ratio de capital era negativo por la falta de provisiones
  • Puso como condición las quitas en el capital para llevar a cabo la compra

Banco Santander veía inviable e insolvente al Popular seis días antes de que acudiera a la llamada de las autoridades para salvarlo de la liquidación al adjudicárselo por un euro tras su intervención por el BCE. La crisis de Banco Popular exhibe la debilidad de la unión bancaria.

En una conferencia con analistas, el director financiero del grupo cántabro y actual presidente del banco adquirido, José García Cantera, consideraba el pasado 30 de mayo que el agujero era de tal magnitud que sus ratios de solvencia se situarían en negativo de llevarse a cabo las provisiones necesarias para cubrir las pérdidas por los préstamos, en un 1% sobre el total de los activos ponderados por riesgo. En este cálculo el Santander tiene en cuenta la generación de beneficios antes de dotaciones del Popular, que servirían también para fortalecer la solvencia.

Aunque los reguladores, el Gobierno y el propio exmáximo responsable de la entidad intervenida y vendida, Emilio Saracho, han señalado en los últimos días que la resolución vino motivada por la falta de liquidez, lo cierto es que registraba serios problemas de capital. Los números presentados por García Cantera son relevantes, ya que entonces el Santander ya había tenido acceso a los balances del Popular. El día 16, según fuentes del mercado, había realizado una oferta no vinculante con el objetivo de contar con datos más precisos y poder, así, lanzar una propuesta de adquisición en firme. Ésta, según ha relatado la presidenta del grupo cántabro, Ana Botín, sólo llegó en la tarde-noche del 6 de junio ante la petición de los supervisores.

Entonces, el Popular no había sido capaz de atraer ningún comprador. Bankia se había descolgado del proceso antes los riesgos que suponía una absorción de tal calibre. Era junto al Santander la única entidad que había registrado a mediados de mayo una oferta preliminar. CaixaBank y Sabadell se había desmarcado desde el principio y el interés real de BBVA nunca se materializó en forma de propuesta.

El Santander, ante la debilidad del Popular, puso sus condiciones al BCE y su Junta de Resolución para hacerse cargo del banco intervenido. Según el fondo de rescate español (Frob), exigió la conversión de la deuda subordinada y los bonos contingentes en títulos y su posterior amortización a un precio de 1 y 0 euros respectivamente, una vez realizada la operación acordeón de las acciones. Con esta quita el Popular podría elevar las provisiones para tapar el agujero, principalmente inmobiliario. En total, antes de su traspaso al Santander, el banco intervenido incrementó en 8.000 millones las dotaciones para elevar las coberturas de los activos improductivos hasta el 65%.

Sólo un día después de que el director financiero del Santander advirtiera en la conferencia con analistas los serios problemas del Popular, la presidenta del fondo de resolución europea aseguraba que el grupo presidido entonces por Saracho "estaba en alerta temprana". Ya por entonces, este organismo había contratado a un asesor independiente para realizar un test sobre su resistencia, que arrojaba pérdidas de entre 2.000 y 8.200 millones en función de los distintos escenarios macroeconómicos y financieros aplicados.

Limpieza de balance

Ahora el Santander tendrá que llevar a cabo una ampliación de capital de 7.000 millones con el fin de poder absorber el hasta ahora sexto mayor banco del país. Se espera que esta operación se cierre antes de la vacaciones de agosto. Después procederá a la integración total de la entidad. ¿Cómo afectará al accionista de Santander la compra de Popular? 

Entre los planes del grupo cántabro para rentabilizar la adquisición será poner en marcha un plan estricto de costes, que supondrá el cierre masivo de sucursales y el recorte del personal. Para afrontar la factura inicial de los despidos -que previsiblemente serán a través de bajas incentivadas y prejubilaciones- y la fusión de toda la maquinaria, el Santander tiene previsto reservar 1.300 millones. Después pretende ahorros de 500 millones anuales. También pretende acelerar al máximo la venta de los activos improductivos que heredada y ascienden a casi 37.000 millones.

Gracias a la provisiones realizadas en el marco de la intervención tendrá más margen de maniobra a la hora de rebajar los precios que exigen en el mercado los fondos que compran grandes carteras de inmuebles y de créditos morosos. En dieciocho meses pretende reducir a la mitad este lastre.

De hecho la losa del ladrillo es el motivo por el cual el Popular estaba siendo castigado por el mercado y por el cual desde hace un año libraba en su consejo de administración una batalla por el poder, que terminó con la destitución de Ángel Ron y el nombramiento de Saracho como máximo responsable el pasado mes de febrero.

En una carta a los accionistas, Botín ha prometido que la adquisición del Popular será rentable, alcanzando retornos del 13-14% en 2020. Un año antes aportará al beneficio por acción del grupo.

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