
Ibercaja dio ayer formalmente el pistoletazo al proceso de salida a bolsa arrojando luz sobre algunas claves: la Fundación Ibercaja colocará hasta un 41,95% del capital, pero mantendrá el control a efectos de la Ley de Fundaciones Bancarias. En la práctica supone que no renuncia a ejercer influencia en la gestión, aunque bajará su peso accionarial por debajo del 50% exigido por ley y eso le obligará a construir una hucha, llamada fondo de reserva en el argot financiero, que creará con parte de los ingresos obtenidos con la desinversión.
No ha transcendido la cuantía a acopiar en esa red, pero no excederá los 300 millones de euros que la Fundación tendría que poner de no reducir su actual participación del 88,04% por debajo del 50%, indicaron fuentes del mercado a elEconomista.
Lo que comunicó el banco ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es la confirmación de que dará el salto al parqué, trámite formal que implica el lanzamiento del proceso. Le seguirá la aprobación del preceptivo folleto y el road show formal con inversores. No obstante, Ibercaja ha adelantado gran parte del trabajo con reuniones bilaterales con inversores desde finales de 2021, de forma que el estreno bursátil se dibuja para la primera ventana del año, a mediados de febrero.
Inversores cualificados
Para conocer al detalle las condiciones y objetivos de la colocación habrá que esperar al documento, pero la Fundación avanzó la decisión de bajar la participación por debajo del 50% y podría llegar al 46,09% si JP Morgan SE ejecuta en su integridad la opción de sobreasignación que ha cedido para que pueda adquirir, en nombre de los managers o colocadores, un bloque de hasta el 10% de la oferta.
En la práctica supondrá que la Fundación Ibercaja coloca entre un 38% y 41,95% del capital. El 11,96% restante que no controla está en manos de las fundaciones Círculo de Burgos, Inmaculada de Aragón y la Fundación Caja Badajoz.
La entidad hará una primera oferta a inversores cualificados o mayoristas para fijar la horquilla de precios de las acciones. La oferta ampliará la base accionarial, con inversores diversificados, y mejorará por tanto su acceso a los mercados de capitales.
"Estamos ante una operación de salida a bolsa histórica para Ibercaja Banco, que fortalece la confianza que todos tenemos en la proyección de futuro del banco, para dar continuidad así a los 145 años de trayectoria ejemplar que nos precede", celebró el presidente de Ibercaja, José Luis Aguirre Loaso. El banquero defendió que es "la mejor opción disponible para impulsar la competitividad" del proyecto y cumplir al tiempo con la normativa. Por su parte, el consejero delegado, Víctor Iglesias, destacó el esfuerzo desplegado para "afrontar este desafío con garantías", mejorando en los últimos años la solvencia, calidad de activos, perfil de riesgo, gobierno corporativo, eficiencia y rentabilidad de la entidad.
Con 58.200 millones en activos, Ibercaja cuenta con cuotas de entre el 2,4% y 3% en crédito y depósitos, pero supera el 26% en sus territorios de origen (Aragón, La Rioja, Guadalajara, Burgos y Badajoz) y ha expandido la presencia a las zonas más dinámicas del país (Madrid y Arco Mediterráneo).
La salida a bolsa es una asignatura pendiente. Una ley de 2013 obligó a las cajas de ahorros a transformarse en fundaciones bancarias y transferir su actividad financiera a un banco de nueva creación, y otra del año 2015 impuso a las fundaciones reducir la participación por debajo del 50% y perder el control de la filial o acopiar el fondo de reserva por si alguna vez tienen que asistir al banco. Dicha norma obligó a mover ficha a las fundaciones bancarias que controlaban CaixaBank, Unicaja, Ibercaja y Kutxabank. Solo esta última optó por hacer hucha sin salir a bolsa. Ibercaja asumirá ambas medidas.
La intención de dar el paso al parqué la desveló desde el principio y en 2018 llegó, incluso, a fichar a Rothschild, Morgan Stanley y JPMorgan como coordinadores sin llegar a dar el paso por la mala coyuntura bursátil. La ley daba plazo hasta 2020 para completar la colocación y fue prorrogada por el Gobierno hasta final de este 2022 por las inestabilidades de los mercados.
El lanzamiento ahora tiene lugar cuando la banca pasa página de algunos de los lastres de la crisis: la reactivación está en marcha, no se espera un auge significativo de activos dañados y ha podido recuperar el dividendo. Queda el reto de mejorar la rentabilidad y hacer negocio con tipos aún en negativo.
Pero el mejor escenario le ha permitido a Ibercaja mejorar, precisamente, su plan estratégico. Escasos días antes de retomar contactos con inversores amplió los objetivos de rentabilidad y reducción de activos improductivos. Ahora espera alcanzar una rentabilidad ROTE del 9% en su plan estratégico 2021-2023 frente al 7,21% del pasado mes de septiembre; bajar el ratio de costes recurrentes sobre ingresos desde el 64,13% al 55% y el de activos improductivos desde el 4,41% al 4%. En solvencia quiere mantener un ratio de capital CET1 del 12,5% y distribuir un dividendo en efectivo de aproximadamente el 50% del beneficio.
Con la salida a bolsa espera acelerar la transformación en curso en las áreas comercial, operativa y financiera, y ampliar la base accionarial mediante la incorporación de inversores institucionales y una base diversificada de accionistas, mejorando así su acceso a los mercados de capitales.
Un consejo para el debut bursátil
El consejo de administración de Ibercaja cuenta con 11 vocales, más el secretario: seis de ellos son independientes, cuatro dominicales -en representación de las fundaciones propietarias- y el único cargo ejecutivo es el que ejerce Víctor Iglesias, en calidad además de consejero delegado del banco. Según la documentación enviada a CNMV, cumple con los estándares y cuenta con un "robusto" gobierno corporativo y que haya decidido mantener el control hace que no tenga obligación de alterar los sillones. Sí relevará, sin embargo, a su presidente. José Luis Aguirre adelantó en diciembre que deja la presidencia no ejecutiva por razones de edad -ha cumplido 75 años- y asumirá su cargo el actual secretario general y director de Control de Riesgos, Francisco Serrano Gil de Albornoz, cuando reciba el correspondiente plácet del Banco Central Europeo (BCE) y lo apruebe la junta.
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