
"No hay ninguna posibilidad de que haya desabastecimiento de los supermercados en España. Ni siquiera con el acaparamiento que hubo en marzo de 2020 al inicio de la pandemia sucedió algo así". Todos los grandes directivos del sector de la distribución en nuestro país coinciden en la misma idea. Pese a la imagen de las tiendas vacías en Reino Unido, con los primeros problemas ya también al otro lado del Atlántico, sobre todo en EEUU, y justo cuando China acaba de pedir a sus ciudadanos que hagan acopio, las cadenas de supermercados insisten en que el riesgo en el mercado español parece, de momento, nulo.
"En España la cadena de suministro ha funcionado a la perfección incluso en los peores momentos. No ha habido roturas de stock en toda la pandemia y no esperamos que vaya a pasar ahora", resumía recientemente Ignacio González, el presidente de Aecoc, la organización de fabricantes y distribuidores que engloba a más de 30.000 empresas. Pero el problema no es el comercio, sino la industria alimentaria, que está advirtiendo ya de que la cadena está "muy tensionada". Y si hay escasez de materias primas o envases, eso se puede acabar trasladando al consumidor, con lo que los fabricantes empiezan a preparar ya planes de contingencia. El pasado 19 de octubre, Danone fue una de las primeras en lanzar la voz de alarma. "Lo que empezó con un aumento del precio de las materias primas se ha agravado con las restricciones generalizadas que afectaron nuestra cadena de suministro en muchas partes del mundo", aseguró durante la presentación de resultados el director financiero del gigante de los yogures, Juergen Essen. En esta misma línea, la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, ha alertado de "la gravedad de la situación" provocada no solo por el incremento inflacionista en costes energéticos, materias primas y auxiliares, sino también por "las dificultades de aprovisionamiento, que en conjunto suponen una seria amenaza para las empresas y el empleo del sector, que aún se encuentran en un proceso de recuperación de la crisis provocada por la pandemia".
"Nunca imaginé que estaríamos en esta situación hablando de problemas en la cadena de suministro, pero es una realidad", explicaba recientemente a Bloomberg Vivek Sankaran, consejero delegado de Albertsons, una cadena de supermercados en EEUU. "Un día cualquiera va a faltar producto en nuestras tiendas", no es una queja aislada en el sector. Es un sentimiento generalizado y que afecta a varios países. "Estamos viendo escenas extraordinarias. En algunos supermercados antes veías alimentos frescos de temporada. Ahora se ven grandes expositores de desodorante. No es que la nación de repente haya empezado a oler mal, es que es lo único que tienen en cantidades suficientes, así que lo colocan en las estanterías para que parezcan llenas", llegó a asegurar hace unos días el presidente de la Federación de Alimentos y Bebidas de Reino Unido, Ian Wright.
Pase o no en España, lo que sí que es una realidad, de momento, es el alza de los precios. Y es que, aunque no se produzcan roturas de stock, el coste de las materias primas está disparado y el precio de los alimentos va a seguir subiendo. De hecho, compañías como Kraf, Nestlé, Danone o la española Ebro Foods, propietario de la marca de arroz SOS, ya han anunciado que tendrán que hacerlo ante "la inflación imparable de los costes", según aseguró ésta última empresa.