Las obras de reasfaltado forman parte de la rutina veraniega en las ciudades españolas, aprovechando el descenso del tráfico, pero este año, el coste de las mezclas bituminosas es un 85% superior al de 2020, y los constructores claman a las administraciones medidas para actualizar los precios de los contratos de obra pública, ya que el tiempo transcurrido entre los concursos y la ejecución de los trabajos hace que el importe de la adjudicación no cubra los costes, por lo que algunas empresas están renunciando a realizar los encargos porque les suponen cuantiosas pérdidas, y otras están ralentizando el ritmo a la espera de la evolución de los precios y disponibilidad de aprovisionamientos.
No es un caso aislado. Son muchos los materiales que han disparado los precios en los últimos meses, y además algunas materias primas son difíciles de conseguir por la elevada demanda y acaparamiento internacional vinculados a la pandemia -con China y Estados Unidos como compradores estrella-, lo que también afecta a los tiempos de trabajo y los plazos de finalización de los contratos, lo que en obra pública se suele traducir en penalizaciones económicas del licitante por el retraso sufrido.
Esta coyuntura afecta a todos los sectores. De hecho, hace tiempo que la industria dio la voz de alarma ante el encarecimiento de materias primas básicas, la escasez de suministros y el coste del transporte marítimo internacional. Hay empresas que incluso han debido parar producción por ello. El ejemplo más mediático es el de la automoción por la falta de semiconductores, pero también se repiten casos en la industria química, textil y que emplea metales y plásticos. También están teniendo problemas en el sector agroalimentario, explica el director del Área de Economía y Empresa de la patronal Pimec, Àngel Hermosilla, que lleva meses analizando datos, y que augura que la situación se mantendrá, por lo menos, lo que queda de año 2021.
En el caso de la obra pública, provisiones esenciales como el acero corrugado se han encarecido un 78%, el cobre un 102%, el aluminio un 56%, y el combustible para la maquinaria pesada ha duplicado su precio. En ese contexto, obras viarias y ferroviarias se están convirtiendo en irrealizables.
Los constructores claman medidas de revisión de precios y plazos de ejecución como solución
"Estamos hablando de subidas desorbitadas, que rompen el equilibrio económico de los contratos de obra pública. Las administraciones son conscientes del problema gravísimo, pero estamos en el momento crítico en el que hay que tomar medidas para solucionarlo. Hay contratos adjudicados que no van a ejecutarse hasta que no se resuelva esto", afirma a elEconomista el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén.
Los constructores lamentan que se quedaron sin herramientas para absorber los costes actuales debido a la Ley de Desindexación de la Economía Española de 2015 y la revisión de los precios de la administración pública, fijada en dos años después del contrato, mientras que antes se hacía a los seis meses. "Ahora un presupuesto se queda obsoleto en 15 días", deplora Fernández, que aboga por introducir en los contratos públicos mecanismos de revisión de costes y flexibilización de plazos. Incide en que la viabilidad de muchas pymes depende de estos contratos públicos, y que ya "se están ralentizando obras y solicitando prórrogas".
Francia como ejemplo
Francia ha aprobado cláusulas de revisión de precios y de plazos de entrega en la obra pública, y está impulsando mediadores para los contratos privados, explica Hermosilla, que apunta a factores coyunturales y estructurales que hacen prever presión sobre los precios de las materias primas "durante años".
En lo coyuntural, China y Estados Unidos están acaparando materiales para asegurar la producción interna en previsión de lo que pueda pasar a nivel sanitario. Además, hay desequilibrio entre oferta y demanda porque "la recuperación está siendo más desordenada y rápida de lo previsto", y porque la minería europea hace años que va en retroceso. También influye la especulación, porque la rentabilidad financiera está en momentos bajos y recurren a las commodities, con rentabilidad superior a la renta variable actualmente, señala.
A nivel estructural, materiales como el cobre, aluminio, níquel, cobalto o grafito se necesitan para la descarbonización (como el vehículo eléctrico y la producción fotovoltaica) y la digitalización.
Obstáculo para los fondos 'Next Generation'
Para Fernández Alén, la situación actual en España "pone en peligro la aplicación de los fondos Next Generation" porque afecta a la capacidad de ejecución de los proyectos que optan a ser financiados y que, en caso de ser beneficiarios, deben estar completados antes de 2026. Además, recuerda que la Unión Europea ha estipulado un calendario previo de hitos que se deben ir cumpliendo para seguir recibiendo fondos de recuperación con los que reactivar la economía española.