
Powen, empresa española con presencia internacional, sigue escalando puestos en autoconsumo y haciendo grandes esfuerzos en digitalización. La compañía, que está buscando un socio que les capitalice, espera cumplir el objetivo propuesto para 2021 este verano, a tenor de los resultados conseguidos en el primer semestre del año.
P. ¿Cómo está evolucionando la empresa tras el parón general que vivió el sector solar el año pasado debido al Covid?
R. A día de hoy estamos duplicando las cifras de 2020 y el objetivo que nos pusimos para 2021 lo vamos a poder a cumplir antes de agosto. Este año esperamos facturar 23 millones de euros y llegar a una potencia total fotovoltaica de 32 MW. Concretamente, en el segmento residencial, que lanzamos el año pasado, esperamos alcanzar las casi 1.000 instalaciones. Por sectores, este último es el que se ha disparado de forma exponencial, aunque es el industrial el que claramente mueve la aguja. Donde quizá nos falta un esfuerzo mayor es en la pyme pequeña. También está ayudando a este crecimiento las alianzas que tenemos en España con Fnac y Banco Santander y con Liverpool y Naturgy en México.
P. Además de en España, ¿en qué otros países están presentes?
R. Fundamentalmente trabajamos en España y en México porque son países en los que hay mucho sol, tienen un régimen regulatorio bastante estable (aunque es verdad que México a veces da algún susto) y tienen la energía medianamente cara, pero nuestro proyecto es extrapolable a otros países. Latinoamérica nos encanta, especialmente Colombia, Chile y Brasil. En Europa nos interesan países donde tenemos experiencia, como Italia y Grecia. Otra zona que conocemos muy bien es la de Oriente Medio y también tenemos interés en Emiratos y Jordania. En Powen tenemos un producto muy sencillo que no te obliga a poner dinero al principio, tenemos una marca sólida que nos avala con la que podemos competir en cualquier mercado y ofrecemos un servicio de calidad con las máximas garantías porque, en fotovoltaica, hay vida después de firmar el contrato y la calidad del sistema te la da el proveedor no el sistema: si un usuario cambia de compañía eléctrica, su luz será igual de buena con una que con otra, pero no sucede lo mismo a la hora de elegir un autoconsumo. En este negocio tan importante es cuánto has vendido como cuánto has instalado, porque la clave es instalar y hacerlo bien. Estas tres patas solo funcionan cuando tienes una capa digital, porque sin capa digital no escalas y, por eso, la gran apuesta de Powen ha sido la digitalización. Un ejemplo de esto es que solo con dos personas, vamos a poder dar servicio, por ejemplo, a todas las sucursales del Banco Santander.
P. ¿Han notado un mayor interés con el cambio de tarifas?
R. Claramente sí. Todo lo que sea complicar, incentiva buscar la independencia. Si antes era difícil explicar y entender la tarifa, ahora lo es todavía más; por tanto, si el usuario sabe que tiene la opción de escoger una solución con la que producir su propia electricidad, lo hace. Ahora es posible instalar paneles solares en casa sin poner un duro, reducir el consumo un 40% y vender la mitad de lo que producen las placas, y reducir la factura entre un 50% y un 70%. Si encima añades una batería, que permite quedarte con la energía producida en lugar de venderla, imagina. Estamos viviendo la mayor revolución energética desde que pasamos del carbón al petróleo. El cambio tarifario ha abierto la mayor puerta al autoconsumo y al vehículo eléctrico, porque puedes tener lo mejor del autoconsumo cuando el Gobierno ha subido los peajes y las tarifas y lo mejor del vehículo eléctrico por la noche cuando las ha bajado.
P. ¿Cuándo será rentable poner baterías?
R. Las baterías han bajado un 82% en los últimos ocho años. Hoy se puede montar una batería con una vida útil de 15 años por 1.200 euros, pero es lo comido por lo servido; sin embargo, cuando baje a la mitad, y eso será factible en los próximos dos años, el ahorro está claro. En estos momentos el cliente empieza a estar en el centro y a generar su propia electricidad y esto se va a complementar con la batería, que hará que se amplíen las horas en las que se puede utilizar la energía del sol, y esto se va a incrementar gracias al coche eléctrico y a la calefacción, porque vamos a ver una entrada muy potente de la aerotermia.
P. ¿Se plantea entrar en otros negocios?
R. Nosotros ya hemos dado el salto. Ahora mismo un cliente puede generar su electricidad sin inversión y Powen le da los kWh solares en su tejado, en su azotea o en una planta en Sanlúcar de Barrameda y, todo eso, lo complementamos a través de la comercializadora que tenemos en Powen solo para clientes, donde les damos el resto de la electricidad sin margen. Y es que el contrato más barato que hay en España es el indexado con el menor margen posible. Todo lo que sea electrificación de la demanda y generar tu propia electricidad para esa electrificación de la demanda, unida a la movilidad, ahí va a estar Powen. Lo que pretendemos es que, estando con Powen, el cliente sea sostenible, ahorre y controle, pero sin que tenga que estar pendiente de nada. Powen está consiguiendo captar la atención de los grandes inversores internacionales para ser la plataforma que desarrolle el autoconsumo y la movilidad eléctrica, no solo en España sino en el mundo, y estamos entusiasmados.
P. ¿Quiere decir con esto que están buscando un socio para crecer?
R. Nosotros damos servicio a un cliente final y siempre tenemos que responder y, por tanto, una empresa como la nuestra lo primero que tiene que tener es solvencia económica por si pasa algo. Nuestra idea es buscar un socio que nos capitalice. Lo segundo que queremos hacer es un esfuerzo en canal y en marca y eso también hay que financiarlo. En tercer lugar, queremos financiar a nuestros clientes y para eso también se necesita dinero. Hemos recibido muchas propuestas y estamos estudiando la mejor opción. No es la primera vez que Powen hace una ampliación de capital. Llevamos tres, lo que ocurre es que han sido más discretas.
P. ¿Qué barreras quedan por salvar para el autoconsumo despegue definitivamente?
R. Fundamentalmente veo dos. Por un lado, eliminar la licencia de obras y, por otro, quitarle el poder de arbitrariedad a las distribuidoras y dar prioridad al cliente. Respecto al segundo punto, si yo tengo capacidad de comprar electricidad de forma segura, cuando quiera venderla a través del mismo punto de enganche no quiero que me pongan pegas. Ahí entramos en la subjetividad o arbitrariedad de las compañías distribuidoras, que aprovechan esa petición para rehacer y reforzar su red de forma gratuita y a costa del cliente, y esto hay que solucionarlo. Hay que quitar la arbitrariedad de las grandes distribuidoras y dejar que el cliente pueda comprar o vender utilizando la misma infraestructura. Además, el cliente que consume y puede generar su propia electricidad tiene que tener prioridad para venderla frente a otras plantas grandes que no tienen ningún objetivo de consumo porque solo producen. El autoconsumo va a ser una parte importantísima en los próximos años y el cliente va a tener una energía casi gratis cuando haya amortizado el activo porque el coste variable es muy pequeño. Esto hará que la gente tenga acceso a una luz ilimitada, sin coste, que las empresas sean más competitivas, y que los agricultores puedan regar porque en España hay agua pero lo que no hay es capacidad de pagar lo que cuesta sacar ese agua. También hay un dato importantísimo: empezamos a ver, con ejemplos muy concretos, la reindustrialización de España vía el coste de electricidad más barato de Europa. Lo que pensábamos que era un sueño, ya es una realidad. Con la fotovoltaica y las baterías empezamos a percibir que, en los próximos años, se puede llegar a una tarifa plana para el mundo de la industria que haga que mucha de esa industria se venga a España porque tenemos espacio, sol y estamos dentro de la Unión Europea.