
El grupo Pamesa se ha convertido en la última década en el mayor fabricante europeo de baldosas cerámicas y en el séptimo en el mundo. Un gigante cerámico que pese a utilizar la arcilla como materia prima no quiere tener los pies de barro.
Garantizar el suministro de los principales materiales con los que fabrica sus azulejos se ha convertido en una de las prioridades del grupo de Fernando Roig para mantener y ampliar su liderazgo.
"Desde hace tiempo estamos intentando llegar lo más cerca posible del origen de las materias primas", explicó el propio presidente de Pamesa y del Villarreal Club de Fútbol durante la presentación de los resultados del conglomerado castellonense. Roig puso como ejemplo de esa estrategia la creación hace años de la comercializadora energética Incogas para negociar directamente los precios en origen del gas, uno de sus mayores costes.
En el caso de las materias primas, en el propio origen de la industria azulejera de Castellón se encuentra la abundancia de arcillas rojas que tradicionalmente ha habido en esa zona. Sin embargo, en las últimas décadas con la irrupción del porcelánico como producto de más éxito, más de la mitad de la producción española ha pasado a utilizar arcillas y pasta blanca, más apropiada para su fabricación pero que en su mayoría se importa.
Arcillas de Ucrania y Turquía
"Estamos apostando por llegar a acuerdos en diferentes países como Rumanía, Turquía, Marruecos y Ucrania, para la explotación de arcillas y feldespatos en estos países", apuntó el propio Fernando Roig hace unos días. El dueño de Pamesa reconoció que incluso han intentado comprar minas en esos países sin éxito. "Es muy difícil", apostilló. En su lugar, de momento el grupo cerámico está llegando a acuerdos de exclusividad con los productores de esas zonas para intentar garantizar el suministro y reducir los efectos de las escaladas de precios.
Ante esta situación, el objetivo del grupo castellonense también reducir la importación de materia prima del exterior y aumentar la procedente del territorio español. "En arcillas blancas importamos más del 90% y nuestra intención es reducir al menos entre un 15% y un 20% ese porcentaje", apuntó Roig. El gigante cerámico ya es dueño de dos minas en Teruel, una de pasta roja en Galve y otra de arcilla blanca para porcelánico en Seno. El salto en el suministro nacional vendría de la mano de una tercera explotación de arcillas blancas que tramita en Estercuel, en esa misma provincia. Un proyecto que supondría dar una nueva actividad a una antigua mina de carbón y crear un centenar de empleos.
Sin embargo, abrir nuevas minas en España no es fácil y desde hace años es una de las grandes reivindicaciones de la industria azulejera de Castellón. Aunque desde el Gobierno de Aragón se ha mostrado buena disposición, el grupo castellonense sufre en sus propias carnes los problemas para la autorización de una explotación que acumula 8 años sin respuesta. Uno de sus proveedores lleva ese tiempo tramitando una explotación en El Puig (Valencia) para sustituir a la que utiliza ahora en Villar del Arzobispo, en el interior de Valencia. La nueva mina supondría ahorrar 680.000 kilómetros anuales en transporte por carretera.
160 millones en inversiones
Buena parte de los más de 160 millones de inversiones de Pamesa entre 2020 y 2021 están destinados precisamente a asegurar y mejorar su cadena de suministro. El año pasado levantó un nuevo almacén de arcillas en Onda y dos molinos de preparación para la tierra. En cinco o seis meses prevé tener otro nuevo almacén cubierto en Castellón para las arcillas importadas.
A la vez, el grupo de Roig mantiene su carrera para ganar tamaño y sinergias en la producción. El grupo comercializó 130 millones de metros cuadrados de baldosas, de las que cerca del 80% fue producido por sus fábricas. Para poder cubrir su demanda al alza este año prevé instalar hornos con capacidad para 40 millones de metros cuadrados más.