
El abastecimiento de su principal materia prima, el acero, se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para la factoría de Kamax en Museros (Valencia). Un proveedor de la industria del automóvil que opera desde 1951, cuando abrió bajo el nombre de Tornillería Universal en plena Avenida del Puerto de de Valencia una fábrica que entonces se limitaba sólo a tornillos.
Hoy la empresa produce sistemas de fijación destinados a las estructuras de motos, coches, furgonetas y camiones.
Después del parón obligado por el confinamiento el año pasado y la caída del automóvil, el rápido crecimiento de la demanda ha conllevado subidas de precios y escasez del acero con el que produce sus componentes. Un problema diario para esta compañía que sirve como ejemplo de lo que están viviendo muchas de las industrias vinculadas al metal.
Tormenta perfecta
"Es una tormenta perfecta, está habiendo una carestía general de acero y eso a su vez provoca que suban sus precios", asegura el director general de Kamax, Carlos Mena. "Desde que en el mes de octubre comenzó la recuperación de los niveles de la industria del automóvil, a las acererías les está costando mucho retomar esos mismos niveles de fabricación", explica el directivo de la factoría valenciana, que pertenece a un grupo multinacional alemán con trece plantas en todo el mundo, de las que seis están en Europa. En el caso de la filial valenciana, ha llegado a recurrir a la contratación de furgonetas de reparto urgente para evitar los retrasos y no romper la cadena de suministro a sus clientes, en su totalidad empresas de automóviles y camiones que producen bajo la fórmula del just in time. "Estamos pagando lo que haga falta en la materia prima y en el transporte para no dejar sin producto", recalca el director general de Kamax.
La empresa cifra en un 20% de media los incrementos de precio de su materia prima, que en algún momento tendrá que repercutir a sus clientes en un sector tan competitivo y globalizado como el de la industria automotriz. La planta valenciana, que antes de la pandemia facturaba 60 millones de euros, exporta el 90% de su producción al resto de Europa, con clientes como Ford, Volkswagen, Volvo, Daimler o BMW y sus proveedores directos. Se da la circunstancia de que la empresa de Museros se abastece de acererías y proveedores españoles. Una realidad que ha hecho que de momento no se haya visto también afectada por el fuerte tirón al alza de los fletes marítimos y los retrasos que se producen en el transporte internacional de contenedores.
"En Alemania, por lo que sabemos de las otras plantas del grupo, la situación de saturación es incluso mayor", apunta Mena, que descarta también intentar recurrir a buscar canales alternativos en el exterior. "En el caso de China la demanda está allí igual de fuerte o más. Y aunque consigas la materia prima, el problema es cómo traerla aquí", resume.
La escalada del precio de las materias primas llega cuando la factoría trata de recuperar los niveles previos a la irrupción del Covid. La empresa llegó a trabajar durante el periodo del confinamiento a menos del 20% de su actividad y tuvo que aplicar un Erte durante varios meses, del que ha recuperado a sus 250 trabajadores. De hecho, Kamax llegó a acordar un ERE en septiembre para 49 empleos que, ante la recuperación, no ha llegado a aplicar, en parte gracias "a la demanda de camiones en Europa, que ahora está por las nubes".
Sin embargo, las "tremendas tensiones" en el suministro también le están obligando a recurrir a su acuerdo laboral de flexibilidad. Un sistema basado en cuentas de horas activas para sus trabajadores que le está permitiendo capear la situación al programar o desprogramar días de producción en función de la disponibilidad de materia prima. Una medida que también tiene impacto sobre los trabajadores: "es difícil de explicar al personal estos cambios de producción en apenas semanas".
La coyuntura actual del acero es una batalla más en la larga guerra para garantizar la competitividad de la histórica fábrica valenciana. En el caso de Kamax, el grupo apostó en su momento por crecer con dos fábricas en Europa del Este que se han convertido en los principales rivales para nuevas inversiones y productos. "El hándicap de sus menores costes laborales está ahí y no va a cambiar", apunta el director de la factoría española.
Riesgo de desabastecimiento
El acero no es la única materia prima que está viviendo una escalada continua en sus precios en los últimos meses. La patronal del metal valenciana Femeval lanzó hace unos días la voz de alarma sobre el riesgo de desabastecimiento.
Según su presidente, Vicente Lafuente, se están dando plazos de entrega sin garantía de entre tres y cuatro meses. "Esto puede provocar el recurrir a paros forzados y a medidas drásticas como Ertes, aún teniendo cartera de pedidos confirmados", aseguró.