
Cinco años y medio después de estallar su crisis, Abengoa ha terminado por sucumbir a su abultado endeudamiento y este lunes solicitó el concurso de acreedores voluntario. Protagoniza así el segundo mayor concurso de España, con una deuda cercana a los 6.000 millones de euros (al cierre de 2019 se situaba en 5.989,7 millones), sólo por detrás del de Martinsa Fadesa, que sumó un pasivo de casi 7.200 millones.
Es la consecuencia inmediata del fracaso de las negociaciones para sacar adelante el Plan Vellocino para la reestructuración financiera de Abenewco 1, la sociedad que ya tiene el grueso del negocio del grupo y de la que dependen los cerca de 14.000 trabajadores que tiene en el mundo (más de 2.500 en España).
"Una vez resuelto de forma definitiva el acuerdo de reestructuración de la Sociedad y su grupo, siendo este acuerdo una condición necesaria para reequilibrar el patrimonio de Abengoa y una vez que el pasado 18 de febrero ha vencido la protección pre-concursal que otorga el vigente artículo 583 del Texto Refundido de la Ley Concursal (antiguo artículo 5 bis), ha tomado la decisión de solicitar la declaración de concurso voluntario de Abengoa, S.A. al concurrir los supuestos de hecho previstos en la legislación concursal y considerando que esta medida es la más adecuada para salvaguardar los intereses de la Sociedad y de todos los acreedores", señaló el consejo de administración de Abengoa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en la tarde de este lunes. "La solicitud ha sido presentada en el día de hoy en el juzgado competente de Sevilla", abundó la compañía, que está asesorada por el despacho Ramón y Cajal.
Ahora, el consejo debe decidir sobre el futuro de Abenewco 1 y del resto de filiales
Ahora, el consejo que preside por el momento Juan Pablo López-Bravo tendrá que decidir sobre el futuro de Abenewco 1 y del resto de filiales. En la comunicación, órgano de gobierno señala que "siendo consciente de la compleja situación y de las, cada vez, mayores dificultades para alcanzar una solución que satisfaga a todos los grupos de interés con posiciones, hasta ahora, enfrentadas, sigue comprometido en buscar alternativas para evitar la inviabilidad de las sociedades filiales que desarrollan la actividad del grupo y, con ello, preservar el empleo y tratar de minimizar la pérdida de valor, objetivo para el cual se solicita a todos aquellos que tienen intereses en la Sociedad y su grupo la máxima colaboración para tratar de evitar perjuicios definitivos".
Un mensaje dirigido a los accionistas aglutinados en AbengoaShares que se han opuesto al plan y han logrado cesar a Gonzalo Urquijo como presidente y ahora quieren hacer lo mismo con López-Bravo para nombrar a Clemente Fernández en la junta extraordinaria del 4 de marzo, si bien para entonces ya habrá un administrador concursal.
Abengoa ha precipitado el concurso después de que uno de los acreedores financieros no haya otorgado los consentimientos solicitados para extender de nuevo el plazo –el último finalizó el pasado viernes, 19 de febrero– para el cierre y ejecución del acuerdo de reestructuración.
Abengoa SA, la matriz, estaba en realidad predestinada al concurso antes de que se rompiera el acuerdo. La sociedad se halla en preconcurso desde agosto. El plan Vellocino requería la aprobación al plan del 96% de los proveedores que soportan una deuda de 153 millones, un porcentaje que ha resultado inalcanzable. Ahora queda por ver si se podrán salvar de la quiebra Abenewco 1 y el resto de sociedades que desarrollan actividades.
El Gobierno se ha negado desde diciembre a firmar el plan por la espantada de la Junta de Andalucía
Abengoa firmó el pasado 6 de agosto con sus principales acreedores el acuerdo por el que inyectarían hasta 230 millones de euros y asumirían quitas y la conversión de la deuda en acciones de Abenewco 1, de manera que se convertirían en los propietarios de la compañía, dejando a la matriz, Abengoa SA, con una participación residual, de apenas el 2,5% y siempre y cuando obtuviera el respaldo de los proveedores -algo que no ha conseguido-, en la denominada Nueva Abengoa. Esta se quedaría con una deuda de menos de 600 millones. En septiembre obtuvo las mayorías necesarias del conjunto de los acreedores. Sin embargo, a finales de septiembre se topó con la negativa de la Junta de Andalucía a aportar los 20 millones de euros que se había comprometido en verano -para totalizar una inyección de hasta 250 millones- y, en paralelo, un grupo de accionistas minoritarios, agrupados en AbengoaShares, convocó una junta extraordinaria para cesar a Gonzalo Urquijo y el resto del consejo y exigir que Abengoa SA tuviera al menos el 20% de Abenewco 1.
En noviembre los accionistas echaron de Abengoa a Urquijo. En diciembre, una nueva junta, nombró presidente a Juan Pablo López-Bravo a propuesta de la plataforma de minoritarios, pero éste se alineó con el plan de Urquijo. Entretanto, el Gobierno, a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), se ha negado desde diciembre a firmar el plan por la espantada de la Junta de Andalucía y la búsqueda de alternativas, como la entrada de un fondo en su lugar, se han visto por el momento frustradas al no poder ganar más plazo.
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