
BBVA ha cerrado un acuerdo con el fondo KKR para traspasarle una cartera de préstamos y activos inmobiliarios con un valor bruto aproximado de 700 millones de euros, con el objetivo de limpiar su balance antes de que comience a subir la morosidad por los efectos del coronavirus. El lote se compone de dos tipos de préstamos (con garantía hipotecaria y sin garantía hipotecaria) y activos inmobiliarios adjudicados, heredados de la antigua Unnim.
De esta manera, además, la entidad liquida parte de los activos tóxicos de la antiguo grupo de cajas catalanas antes de que termine el Esquema de Protección (EPA) contra pérdidas sellado con el Fondo de Garantía de Depósitos, que vence a finales de este año. Este organismo cubría el agujero de préstamos e inmuebles de 7.400 millones y tiene calculados la entrega de 2.000 millones hasta entonces por insolvencias.
Según los últimos datos disponibles, el banco cuenta con 12.300 millones de euros de activos tóxicos en nuestro país. Del total, casi 4.000 millones eran inmuebles y los restantes 8.300 millones financiación de dudoso cobro.
No es la primera gran operación de estas características que el banco realiza. En los últimos tres años, BBVA ha cerrado varias transacciones de venta de carteras de préstamos, en su mayoría de crédito promotor e hipotecario. En diciembre de 2019, BBVA selló sus dos mayores ventas de préstamos fallidos: una cartera con un valor bruto de 2.500 millones de euros y otra compuesta por créditos fallidos a pequeñas y medianas empresas, con un valor bruto aproximado de 2.100 millones.
Anteriormente, destaca la venta en diciembre de 2018 de una cartera de créditos por 1.200 millones de euros, compuesta principalmente por créditos hipotecarios (dudosos y fallidos). En junio de ese año firmó la desinversión de una cartera de crédito promotor por valor bruto de 1.000 millones; y en julio de 2017, otra de préstamos al sector promotor, con un valor bruto cercano a los 600 millones de euros.
Asimismo, en octubre de 2018, BBVA cerró la operación, anunciada en noviembre de 2017, de traspaso de su negocio inmobiliario en España a Cerberus Capital Management. El cierre de la operación supuso la venta de un 80% del capital social de Divarian, la sociedad a la que se aportó el negocio inmobiliario, y el banco se quedó con el 20% restante.