
César González-Bueno tomará las riendas del Sabadell para transformarlo por completo en plena crisis del coronavirus. La entidad catalana va a confiar en este banquero, el más digital de todos, para dar una vuelta radical a su forma de operar después de haber roto las conversaciones de fusión con BBVA e intentar seguir en solitario, al menos, en el corto plazo.
González-Bueno, a sus sesenta años, tendrá como principal misión poner en marcha el ambicioso plan tecnológico que el Sabadell prepara en la actualidad para ganar eficiencia y mejorar la rentabilidad. Desde el timón de mando como consejero delegado deberá desplegar algunas de las medidas que ya lanzó como primer ejecutivo de ING en nuestro país.
Pero también deberá ejecutar proyectos de saneamiento, como los que materializó cuando se hizo cargo de las antiguas cajas de ahorros gallegas en la pasada crisis financiera. De hecho, el Sabadell tiene previsto llevar a cabo un nuevo ajuste de personal de hasta 2.000 empleados una vez finalice el recorte actual de 1.800 trabajadores.
De carácter amable, siempre con una sonrisa en la boca, este amante de los coches y de las motos, iniciará una nueva carrera en el sector financiero de nuestro país tras un año alejado del mismo, aunque no por completo. Quienes le conocen aseguran que es bromista y alegre y recuerdan que una vez apareció en una fiesta vestido de Cyrano de Bergerac para animarla.
González-Bueno dejó ING por segunda vez en 2019, dos ejercicios después de su vuelta al banco naranja que vio nacer y crecer en España y al que convirtió en una seria amenaza para las entidades tradicionales a finales de los 90 y principios de los 2000, sin sucursales y con una agresiva política de precios para captar clientes.
Su cargo de consejero de la filial británica del Sabadell, TSB, y su puesto como director general de Victoria Managment, la promotora que creó Oaktree con la adquisición de la inmobiliaria del banco catalán, le permiten llegar a su nuevo cometido con cierto conocimiento sobre el banco que preside Oliu para ponerlo en la vanguardia del sistema.
Primeros pasos
González-Bueno fue fichado por el grupo holandés ING en 1998 para lanzar su filial española. Entonces, era el responsable de los desarrollos de canales digitales y de medios de pago de Argentaria (germen de BBVA). Con anterioridad, había desarrollado su carrera profesional en Mckinsey en distintos países. Dentro de ING fue escalando posiciones y asumiendo negocios de otros mercados, como el francés o el italiano, hasta que en 2011 fue llamado por José María Castellano para salvar Novagalicia –grupo creado por Caixa Galicia y Caixanova-.
Dos fueron las iniciativas que impulsó en las antiguas cajas gallegadas: la creación de Evo Banco con la actividad de fuera de la región de origen, que fue traspasado al fondo Apollo; y la intermediación con Bruselas para compensar de alguna manera a los clientes particulares que habían invertido en preferentes y que habían perdido todo su dinero. Por aquel entonces, el problema de estos productos financieros era un auténtico escándalo social.
Gulf Bank en Kuwait
Tras la venta de Novagalicia a Abanca en un proceso de subasta pública recaló en el kuwaití Gulf Bank, la segunda entidad más importante del emirato, donde permaneció tres años, hasta que fue llamado de nuevo por ING para que tomará de nuevo las riendas de la franquicia española y le diera un nuevo empuje.
Ahora, junto a Oliu, tendrá una empresa difícil. Tendrá que mantener independiente una entidad tradicional centrada en el negocio de empresas e hipotecas, con unos tipos de interés en mínimos y con una operativa, principalmente, en sucursales.