Aena encara la recta final del año con muy malas perspectivas y no espera que los primeros compases de 2021 sean mejores. Tras un julio de cierta recuperación, la actividad ha ido cayendo mes a mes y el tráfico se sitúa actualmente en torno al 17-20% del mismo periodo del año pasado y sin perspectivas de que cambie la tendencia, ya que la segunda ola del coronavirus ha traído nuevos cierres y restricciones a la movilidad. No en vano, las aerolíneas ya están revisando a la baja la capacidad de noviembre, situándola en el 25% en algunos casos.
"El tráfico se está comportando mucho peor de lo esperado. No hay señales de recuperación en el corto plazo y no tenemos ninguna visibilidad sobre cuándo se va a reactivar el sector. No sólo no podemos anticipar nada, sino que las expectativas van a la baja y el sector se inclina por el escenario más pesimista", ha asegurado Jose Leo, director financiero de Aena, durante la presentación de los resultados del tercer trimestre, periodo en el que el gestor ha perdido 107 millones (en 2019 ganó 1.114 millones).
"El tráfico se está comportando mucho peor de lo esperado. No hay señales de recuperación en el corto plazo", asegura Jose Leo (Aena)
En este punto, el directivo ha dado por buenas las previsiones del sector de que el tráfico caerá más de un 70% en 2020 y ha advertido que las perspectivas para 2021 son negativas. Así, el escenario más pesimista habla de un descenso del 63% del tráfico respecto a 2019 mientras que el más optimista apunta a caídas de hasta el 38%.
El discurso de la compañía ha sido mucho más negativo que el mantenido en julio debido a que no se han cumplido las expectativas y el camino de la recuperación parece más lejano en España y Luton. En Brasil ven cierta mejora y esperan que octubre y noviembre sean mejores que septiembre. Así, los ingresos de Aena han caído un 49,5% hasta los 1.733 millones por el descenso del tráfico, que ha sido un 69% inferior en España.
Casi la mitad de los ingresos provienen del negocio comercial (776 millones), que también está paralizado, pero que se nutre de las rentas mínimas garantizadas (son el 74% de la facturación de la división). Unos ingresos que se podrían ver minorados puesto que Aena está renegociando los contratos con las tiendas y los restaurantes. "Estamos dispuestos a renunciar a parte de las rentas mínimas a cambio de compromisos de permanencia", ha asegurado Leo. El ebitda se ha desplomado un 75% ya que los gastos apenas se han recortado un 19% (no hay ERTE).
"La inversión de 1.000 millones al año ya no está sobre la mesa. Se va a reducir. Aunque los proyectos principales no se cancelan, los plazos de ejecución serán diferentes"
Además de tratar de remontar el tráfico con la aprobación de nuevos incentivos (dará primas sobre la tasa de aterrizaje a las aerolíneas que activen más de un 20% de su capacidad), Aena afronta una serie de retos para los próximos meses. Por un lado, el gestor que preside Maurici Lucena tiene que negociar el nuevo DORA el año que viene y para ello debe fijar una nueva previsión de tráfico. Además, van a revisar a la baja los planes de inversión puesto que ya no corre tanta prisa ampliar Barajas y El Prat y las compañías aéreas no disponen de tanto dinero. "La inversión de 1.000 millones al año ya no está sobre la mesa. Se va a reducir. Aunque los proyectos principales no se cancelarán, los plazos de ejecución serán diferentes porque ya no hay tanta prisa". El DORA fija las tarifas que deben pagar las aerolíneas por operar.
Otro reto que afronta es la suavización de los ratios financieros ya que va a incumplir los convenants en diciembre de 2020 ante la caída del ebitda y la mayor deuda (suma 5.980 millones). La firma, que ha caído un 3,79% en bolsa, asegura que está negociando con los bancos y que espera conseguir una dispensa temporal en las próximas semanas. "Hay que reconocer que nivel de riesgo de este negocio es mayor al que mucha gente pensaba hace un año", sentenció Jose Leo, director financiero de Aena.
