
El sector de la rehabilitación de edificios tendrá que hacer frente, al igual que el resto de sectores productivos, a la crisis que se avecina. Sin embargo, el ámbito de la rehabilitación que está más ligado a la eficiencia energética podría tener un papel aún más importante en la etapa de recuperación económica post-pandemia que vamos a tener que afrontar como país.
En este sentido, destaca el papel que está llevando a cabo la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), que representa este estándar, que está considerado como uno de los más exigentes de eficiencia energética a escala mundial, y que va ganando peso en la construcción de obra nueva y las rehabilitaciones de edificios en nuestro país año tras año. Y es que, la clave de este estándar reside en la combinación de un confort interior elevado con un consumo de energía muy reducido. Para profundizar y conocer de forma más detallada cuál puede ser el papel a jugar por la rehabilitación eficiente y la PEP, hablamos con Bruno Gutiérrez y Pedro Mariñelarena, presidente y vicepresidente de la plataforma, respectivamente.
En medio de la tormenta perfecta que supone la pandemia, ¿qué papel puede jugar la rehabilitación de viviendas orientada a la eficiencia energética en la recuperación económica?
P. Mariñelarena: La rehabilitación de edificios bajo el estándar Passivhaus va a ayudar a la hora de recuperar la actividad, pero sobre todo a transformarla, para que las ayudas que haya a la rehabilitación de edificios vayan orientadas a la excelencia; no tanto a hacer lo que ya veníamos haciendo, sino a hacer cosas de mayor calidad. Y aquí, los edificios pasivos tienen una gran capacidad de transformación. Con la pandemia, las personas han tomado una mayor consciencia de la importancia de cómo se construyen las viviendas y lo que nosotros venimos reclamando estos meses es que los nuevos esfuerzos sirvan realmente para transformar y hacer evolucionar el sector. En términos de empleo, la construcción mueve mucha mano de obra, pero si apostamos además por el estándar Passivhaus habrá una especialización en esos empleos, con nuevos oficios vinculados a diseños más exigentes y al control en ejecución de obras, por ejemplo.
El objetivo que perseguimos desde la plataforma es premiar los proyectos integrales
¿Cuál es la relación que viene manteniendo el sector de la rehabilitación de viviendas con la búsqueda de la eficiencia?
B. Gutiérrez: Se lleva mucho tiempo haciendo rehabilitaciones, que en muchos casos son puntuales y se reducen a ampliar aislamientos en las fachadas. Y se cree, quizás por desconocimiento, que con eso ya es suficiente. Sin embargo, si se trabaja en el aislamiento del edificio pero se mantienen las ventanas, que seguramente sean de baja calidad, se estarán generando puntos fríos que, sumados a una mala ventilación, pueden generar patologías en el edificio. De hecho, es lo que se está viendo ahora en algunas rehabilitaciones que se han hecho hace cinco o 10 años.
Esto pasa porque las ayudas hasta ahora estaban centradas en la mejora de eficiencia energética, pero a lo mejor solo en un punto o dos de la calificación energética. Y nosotros creemos que esto no puede ser solo así. De ahí que el objetivo que perseguimos desde la plataforma sea premiar los proyectos integrales, aunque luego se determinen diferentes fases de ejecución. Eso sí, asegurando siempre que entre ellas no aparecen patologías en el edificio.
P. M: Lo que se busca también es la optimización de los recursos. Nosotros tenemos muy claro que un edificio pasivo ofrece mejores prestaciones en confort interior y, además, son rentables económicamente, con un ahorro energético que tiene un retorno. Por otra parte, reducen drásticamente la emisión de CO2, por lo que podríamos decir que cada euro invertido en este tipo de edificio es el que mayor retorno tiene, porque al económico hay que sumarle el retorno social y medioambiental.
B. G: Con los mismos materiales y el mismo presupuesto, con el conocimiento necesario, se podría mejorar mucho la eficiencia energética de los edificios, lo que efectivamente es más económico. Porque el coste del edificio no solo es el coste de construcción, sino también el de mantenimiento y gasto energético de toda su vida útil. Y, desde este punto de vista, los edificios pasivos son, sin duda, más económicos, tanto desde el punto de vista monetario como desde el medioambiental.
¿Cuál está siendo la evolución que muestra el estándar?
P. M. La evolución que hemos detectado es exponencial. Ya hace varios años que no solo se construyen unifamiliares bajo el estándar, sino que se están construyendo edificios en altura, plurifamiliares; Viviendas de Protección Oficial (VPO) de promoción pública; VPO de promoción privada; hoteles; oficinas… En definitiva, de múltiples tipologías y tamaños. Sin duda, tiene mucho recorrido.
B. G. Hasta ahora, hay 136.000 m2 certificados -desde 2008, aproximadamente- y en los próximos dos años, contando las construcciones que están en curso, habrá más de 360.000 m2. Pero en verdad es una evolución normal, porque desde Europa se está apostando en esta línea, con un código técnico que cada vez es más exigente. Por tanto, estamos provocando que los edificios se vayan quedando obsoletos y, frente a eso, el estándar Passivhaus es la alternativa, porque se mantiene en el tiempo.
Desde la plataforma una de nuestras principales funciones es trabajar con la administración
En la XII Conferencia de la PEP, que tiene lugar estos días, hay un lugar reservado a su relación con las administraciones. ¿Cómo es esa relación y qué reclamaciones hacen desde la plataforma?
B. G. Desde la plataforma una de nuestras principales funciones es trabajar con la administración y la verdad es que está dando muchos frutos. De hecho, en la conferencia de este año se abordará el tema de las rehabilitaciones integrales.
P. M. Hacemos mucho énfasis en las administraciones públicas porque creemos que pueden -y deberían- tener un carácter ejemplarizante. Por eso intentamos que prueben y vayan un poco más allá, porque no pasa nada por adelantarse un poco a las exigencias normativas.
B.G. Efectivamente, nosotros incidimos en esa necesidad de que las administraciones tengan una función ejemplarizante. Pero si no, al menos que faciliten la labor a los que quieren hacer. Entre las medidas que proponemos, empujamos los beneficios fiscales para los promotores que quieran construir más allá de lo que marca la normativa. Incentivos fiscales que algunos ayuntamientos, como el de Vitoria, ya tienen en marcha.
P.M. Son cuestiones a las que ya estamos acostumbrados en otros ámbitos, como en la adquisición de un coche eléctrico, por ejemplo. Por eso, ¿por qué si se promueve un edificio Passivhaus, que puede llegar a tener unas emisiones hasta 10 veces menores a las del edificio de enfrente, eso no se ve recompensado? En este sentido hay que recordar que el sistema de calificación energética, que ha dado buenos frutos y ha mejorado determinados aspectos, obvia puntos como la pérdida energética por el aire o por infiltraciones, por lo que acabamos construyendo edificios que no se comportan como están diseñados. Y en última instancia, si las ayudas se centran en la mejora según ese sistema de calificación, el edificio Passivhaus -que está por encima de la máxima calificación-, nunca se verá recompensado.