Empresas y finanzas

La mayor planta solar de Repsol supera el examen de impacto ambiental

  • La central, de 550 MW, se levantará en Chile, tras una inversión de 450 millones
  • Se complica la salida de la petrolera de Ecuador por la escasa solvencia del candidato a comprar sus activos
Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol. Foto: Archivo.

Repsol e Ibereólica han superado con éxito el análisis de impacto ambiental -el hito clave del proyecto- para la planta fotovoltaica de 550 MW que promueven en la región de Antofagasta de Chile, ligada a una inversión de 532 millones de dólares, unos 450 millones de euros al tipo de cambio actual.

Es el mayor proyecto hasta la fecha de la petrolera, que lo promociona por medio de la joint venture alumbrada en julio con el Grupo Ibereólica para desarrollar durante el próximo quinquenio cinco proyectos de renovables en Chile, tres parques eólicos y dos plantas fotovoltaicas, con una capacidad total instalada de más de 1.600 MW.

La planta fotovoltaica de Antofagasta, concretamente, consta de dos instalaciones idénticas, con un factor de carga del 35%, que deberían producir 1.584 GWh cada año.

El acuerdo con Ibereólica, al 50% en la sociedad conjunta, supone el salto internacional de Repsol en materia de energías renovables, tras un primer acercamiento con el parque eólico flotante de Wind Float en la costa de Portugal, en este caso con EDPR y Engie.

La joint venture de Chile cuenta con una cartera diversificada (52% eólica y 48% fotovoltaica que se distribuye en 78 MW de capacidad renovable en operación, 110 MW en construcción, 1.500 MW en desarrollo avanzado que estarán operativos en el año 2025.

Repsol e Ibereólica tienen otros 1.000 MW previstos hasta 2030, situados principalmente en las regiones norteñas de Antofagasta y Atacama. El acuerdo entre ambas otorga a la petrolera la opción de tomar el control de la sociedad a partir del año 2025.

Nubarrones en la salida de Ecuador

En otro orden de cosas, la prensa ecuatoriana está poniendo en duda las opciones de la empresa dirigida por Josu Jon Imaz para abandonar el país tras vender sus activos a la canadiense New Stratus Energy por cinco millones de dólares, poco más de 4,2 millones de euros.

Más que la cantidad en sí, la operación permitiría a la empresa reducir los riesgos ambientales vinculados a la clausura de los dos bloques que allí opera, puesto que la responsabilidad pasaría a manos del nuevo titular, siempre y cuando el Gobierno lo autorice, después de comprobar que éste cuenta con una solvencia similar o superior a la de Repsol.

Sin embargo, las cuentas de la compañía canadiense, que cotiza en Toronto, revela que sus pasivos superan en 14 millones de dólares los activos y que tampoco genera un volumen relevante de ingresos.

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