Aunque se necesitan más pruebas sobre sus posibles impactos a largo plazo, un estudio a nivel mundial ha concluido por primera que los vapeadores que contienen nicotina y que calientan el tabaco, en lugar de llevar a cabo un proceso de combustión, son más efectivos para ayudar a las personas a dejar de fumar y más seguros, además, que los cigarrillos.
El informe, realizado por Cochrane, una organización que reúne investigaciones científicas con evidencias de 50 estudios en el mundo, en contundente en sus conclusiones. "Ahora hay evidencia de que es probable que los cigarrillos electrónicos con nicotina aumenten las posibilidades de dejar de fumar con éxito en comparación con el chicle o los parches de nicotina", asegura Jamie Hartmann-Boyce, experta del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco, que codirigió la publicación.
Cada vez son más las personas que cambian el tabaco por estos cigarros electrónicos y las cifras así lo demuestran. De hecho, el número de consumidores ha pasado de seis millones en todo el mundo en 2011 a 41 millones en 2019. Y las estimaciones apuntan a que la cifra alcanzará los 55 millones el año que viene, lo que generará un volumen de negocio de más de 30.000 millones.
A pesar de las trabas impuestas desde distintos gobiernos, incluido el español, que quiere incluso que el vapeo tenga las mismas restricciones que el cigarrillo tradicional, lo cierto es que son cada vez más las organizaciones médicas que avalan la menor toxicidad de este tipo de productos, que ha llevado a toda la industria a tomar posiciones e invertir con fuerza en el desarrollo de distintos dispositivos.
Respaldo científico
A pesar de las reticencias que ha mostrado en los últimos años la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina Regional para Europa ha dejado ya claro que "hay evidencias concluyentes de que la sustitución completa de los dispositivos de liberación con nicotina y sin nicotina por cigarrillos de tabaco combustibles reduce la exposición a numerosos tóxicos y cancerígenos presentes en estos últimos".
Y en la misma línea se ha pronunciado también la US Food & Drugs Administration, la FDA norteamericana. "No hay que cometer errores. Vemos la posibilidad de que productos como los cigarrillos electrónicos y otras formas novedosas de suministro de nicotina proporcionen una alternativa potencialmente menos dañina para los fumadores adultos actualmente adictos que aún desean tener acceso a niveles satisfactorios de nicotina sin muchos de los efectos dañinos que conlleva la combustión del tabaco", ha reconocido esta organización.
Una serie de lesiones pulmonares y muertes relacionadas con el vapeo en EEUU abrió un debate sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos, y provocó la prohibición, de hecho de algunos tipos de productos. Pero el brote no se relacionó con los vapeadores y fue menguando a medida que aumentaba la evidencia de que el acetato de vitamina E, un agente de corte utilizado en los vaporizadores de marihuana, podría estar detrás de los casos. El equipo de Cochrane advierte, no obstante, de que aunque no ha encontrado pruebas claras de daños graves causados por los cigarrillos electrónicos hace falta seguir investigando. "El consenso científico sostiene que los cigarrillos electrónicos son considerablemente menos dañinos que los cigarrillos tradicionales, pero no están libres de riesgos", asegura Hartmann-Boyce.
Posicionamientos
De momento, en Reino Unido, la British Medican Association (BMA) deja claro que "existen claros y potenciales beneficios en el uso de cigarrillos electrónicos para reducir los daños asociados con el tabaquismo y un consenso cada vez mayor de que son significativamente menos dañinos" y, aunque advierte de que las consecuencias a largo plazo aún son inciertas, el Instituto de Investigación del Cáncer británico apunta también que "la evidencia hasta ahora sugiere que estos productos pueden funcionar con éxito para dejar de fumar".
La Academia francesa de Medicina coincide y recuerda que desde 2016 "la Autoridad Nacional para la Salud (HAS) los considera una ayuda para frenar o reducir el consumo de tabaco, algo que han hecho ya 700.000 fumadores". Y aunque no hay un posicionamiento oficial, la Academia de Medicina del país vecino coincidió también en señalar que "evidentemente, los componentes del cigarrillos electrónico son menos nocivos que el tabaco". Eso sí, el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos avisa de que son menos perjudiciales siempre y cuando "se utilicen según lo previsto". Es un mensaje que avalan organizaciones médicas en todo el mundo y que empieza poco a poco a calar entre los Gobiernos.
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