
El Banco Central Europeo (BCE) ha sacado hoy a consulta pública una guía que trata de fijar la posición y gestión de las entidades europeas frente a los riesgos medioambientales y climáticos. Entre las propuestas de información y gestión que propone, el organismo supervisor plante ligar la remuneración de los banqueros a los objetivos climáticos. Concretamente, la institución que encabeza Christine Lagarde espera que las entidades se aseguren de que su política y sus prácticas de remuneraciones estimulen un comportamiento coherente con sus planteamientos frente a los riesgos relacionados con el clima y el medio ambiente, así como con los compromisos asumidos al respecto.
Según el BCE, las estructuras de incentivos deben estimular comportamientos que se ajusten al apetito de riesgo y a los objetivos de negocio y desincentiven la asunción de excesivos riesgos. Así, confía en que las políticas y prácticas de remuneración, incluido el uso del diferimiento y la determinación de los criterios de rendimiento, ayuden a promover un enfoque a largo plazo de la gestión de los riesgos relacionados con el clima y medioambientales.
El organismo ha hecho público una batería de medidas para la gestión de los riesgos medioambientales de los bancos. Ahora, el sector y otras partes relacionadas tienen de plazo hasta el 25 de septiembre para remitir sus comentarios al respecto para la finalización definitiva de la guía. No obstante, el BCE remarca que es consciente de que en la actualidad la banca afronta un reto más significativo que es superar la crisis del coronavirus.
La guía señala que los bancos deben incrementar la información que dan sobre su exposición a los riesgos climáticos. Asimismo, admite que es consciente de que las entidades de mayor tamaño ya comienzan a informar sobre los mismos. No obstante, exige incrementar esta información de forma más detallada tanto de los riesgos directos por el clima como su exposición a los mismos, que pueden afectar a los sectores de la agricultura, la silvicultura, la pesca, la sanidad, energía, transporte, infraestructuras o turismo, como de los riesgos transacciones relacionados con el cambio hacia una economía sostenible y que pueden tener un mayor impacto en el sector energético, del transporte, la fabricación o la construcción.
Además, el organismo pide que se tengan en cuenta el impacto de estos riesgos sobre la solvencia y la liquidez de las entidades, pero también a la hora de conceder crédito. "En particular, se espera que las entidades enjuicien cómo afectan los riesgos relacionados con el clima y medioambientales al riesgo de impago del prestatario. Se espera que se identifiquen y evalúen los factores climáticos y medioambientales significativos para el riesgo de impago de la exposición al crédito", apunta el supervisor.
Temas a informar
Respecto a las recomendaciones de la información a dar por la banca relacionada con el medio ambiente en sus informes financieros, divide esta divulgación en cuatro apartador: gobernanza, estrategia, gestión del riesgo y métricas y objetivos. Sobre la gobernanza, pide describir el papel de la dirección al respecto y definir la vigilancia de los riesgos. Por otro lado, respecto a la estrategia, apunta a describir la capacidad de resistencia de la estrategia de la organización, teniendo en cuenta distintos escenarios climáticos, así como informar sobre los riesgos y oportunidades relacionados con el clima a corto, medio y largo plazo. En el caso de la gestión de riesgo, plantea exponer los procesos para identificar los riesgos y cómo se integran en la gestión. Finalmente, también plantea informar sobre las métricas y objetivos empleados para evaluar y gestionar los riesgos y oportunidades relacionados con el clima.
El organismo, también proponer que las entidades financieras informen sobre la emisión de gases de efecto invernadero de todo el grupo.
El Plan de acción de la Comisión Europea para financiar el crecimiento sostenible espera que el sector financiero desempeñe un papel fundamental para convertir Europa en el primer continente climáticamente neutral en 2050, tal y como establece el Pacto Verde Europeo.