Empresas y finanzas

El desayuno con diamantes de Louis Vuitton: después de Tiffany, se queda el segundo mayor diamante del mundo

  • La adquisición supone la apuesta definitiva de la firma de lujo por la joyería
Imagen: Dreamstime.

No se trató de un paso en falso, ni de mero maquillaje o pura glotonería empresarial. Cuando hace un mes y medio Louis Vuitton compró la prestigiosa firma de joyería Tiffany &Co., marcó una nueva estrategia con la que busca otro liderazgo en el lujo. La confirmación ha llegado con la noticia de que Vuitton ha comprado el segundo mayor diamante excavado desde 1900 para su talla y comercialización.

Según informa el diario Financial Times, se trata de una piedra en bruto de 1.758 quilates hallada por la empresa minera Lucara en la mina Karowe, en Botsuana, el pasado mes de abril. En tamaño, sólo la supera el diamante desenterrado en 1905 en Cullinan (Sudáfrica), que superó los 3.000 quilates. 

El grupo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennesy) ha despuntado como comprador sorpresa en un sector en el que, pese a su relación con el lujo, es un recién llegado. La alta joyería emerge así como nuevo norte de una casa propietaria de decenas de marcas relacionadas con la moda, los accesorios y la perfumería. 

Asegura con acierto la periodista Lauren Indvik en Financial Times que, "cuando una pareja va a comprar un anillo o una pulsera de zafiros, su primera opción rara vez sería Louis Vuitton". El conglomerado empresarial propietario de Christian Dior, Givenchy o Loewe, entre otras marcas, es consciente de su desventaja en la joyería de lujo y con sus últimos movimientos parece decidido a cambiar la dirección del viento. La adquisición a finales de noviembre de Tiffany &Co. por 14.700 millones de euros -con un valor de 135 euros por acción- supuso una declaración de intenciones del nuevo rumbo que deseaba acometer LVMH, que ahora se consolida con la compra para el tallaje de un diamante que ya forma parte de la historia de la gemología.  

Audrey Hepburn como Holly Golightly, en un fotograma de 'Desayuno con diamantes'. Imagen: Alamy.

Louis Vuitton construyó su negocio del lujo alrededor de la marroquinería, el diseño y fabricación de bolsos y maletas de piel, y en su historia más reciente se ha dedicado a la conquista de otros rincones del imperio de la fastuosidad, como la moda, los relojes y los zapatos. De hecho, una encuesta realizada por la entidad HSBC entre consumidores de América y China arrojó un dato interesante: la firma de zapatos más deseada en la actualidad no es Christian Louboutin ni Manolo Blahnik, sino Vuitton. 

Bernard Arnault, el propietario del grupo y tercer hombre más rico del mundo, comenzó su idilio con la joyería a principios del nuevo siglo, cuando su entonces diseñador estrella, Marc Jacobs, creó la primera pieza de alta orfebrería para la firma: una pulsera con charms de motivos de viajes cuajados de diamantes con un valor de 20.000 dólares. En 2012, Louis Vuitton cumplió el sueño de acceder al Olimpo del sector abriendo su primer establecimiento joyero con taller en la suntuosa Place Vendôme de París, codo con codo con Cartier. En 2018, contrató a la directora de diseño de Tiffany Francesca Amfitheatrof como directora artística de su línea de joyas y relojes.

Un año después, la adquisición de la mítica firma frente a cuyo escaparate neoyorkino desayunaba un cruasán Audrey Hepburn selló el pacto definitivo. El broche de oro lo ha puesto ahora el diamante que acaparará estos días los titulares. Vuitton no pretende que dejemos de comprar sus bolsos. Pero sí que entremos en sus boutiques para desear también sus pulseras. O mejor aún, que sean éstas las que nos conduzcan hasta su imperio del lujo.

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