Empresas y finanzas

La criba de los introvertidos: por qué las empresas no los seleccionan y deberían hacerlo

  • Amancio Ortega, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg se ajustan a una personalidad introvertida
  • Como sucede con los zurdos, la sociedad de hoy no está hecha para los introvertidos
Imagen: Dreamstime.

La creencia de que "los extrovertidos son más productivos y dan mejores resultados" ha funcionado como un mantra en las organizaciones del mundo occidental en las últimas décadas. Nadie sabe quién fue el primero en decirlo, pero resulta inevitable recordar la frase atribuida al líder nazi Göbbels acerca de cómo una mentira, repetida mil veces, acaba convirtiéndose en verdad. Los introvertidos llevan años sufriendo las consecuencias de este dogma del reclutamiento, pero cada vez un mayor número de psicólogos y consultores alerta sobre la pérdida de talento que supone arrinconar a estos perfiles.

Al igual que les sucede a los zurdos, el mundo no parece hecho para las personas introvertidas. "La mayoría de las escuelas y los centros de trabajo están diseñadas para los extrovertidos y sus grandes necesidades de estimulación", esgrime Susan Cain, la abogada y escritora que publicó un libro superventas en 2012 que puso el altavoz en una población silenciosa (El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse, RBA).

La -introvertida- autora americana que ejerció durante años como consultora en Wall Street argumenta que existe una definición equivocada de lo que es la introversión, relacionada generalmente con comportamientos antisociales o personas con pocos amigos, cuando la auténtica diferencia con los extrovertidos radica en los estímulos que benefician a cada grupo. Mientras que los últimos funcionan mejor en ambientes ruidosos, compartidos y rodeados de otras personas, los introvertidos necesitan el estímulo del silencio y los espacios más privados para concentrarse y disparar su creatividad. 

La tendencia de las oficinas abiertas, sin paredes y casi sin mesas asignadas y el trabajo cooperativo en las aulas ponen en serios aprietos el desarrollo de estos individuos que, según Cain, suponen un tercio de la sociedad. 

"La sociedad occidental ha favorecido el perfil del hombre de acción frente al hombre contemplador", explica la exabogada en una de sus conferencias más celebradas sobre este asunto. La autora se adentra en cómo cualidades como el carisma y la influencia sobre la gente empezaron a valorarse a partir del siglo XX, con el paso de la economía agrícola a las sociedades industriales, donde los 'más fuertes' eran aquellos capaces de encontrar su lugar en grandes ciudades pobladas por desconocidos. 

Una prueba que deja fuera a los introvertidos

En los procesos de selección, la personalidad del extrovertido es la más buscada y valorada, prácticamente para cualquier posición. Las organizaciones "priorizan esta característica de personalidad como un valor en el mundo occidental", afirma Claudia Sogamoso, psicóloga y coach especializada en Recursos Humanos para Colombia y España. Según esta profesional del reclutamiento, los departamentos de selección suelen utilizar una estrategia denominada "assesment center", en la que los candidatos extrovertidos parten con ventaja. En esta prueba, se pide a los aspirantes que realicen una tarea relacionada con el puesto y que expliquen posteriormente ante un grupo de evaluadores cada una de sus decisiones. 

En el momento de hablar en público, los candidatos introvertidos se moverán con menos agilidad y podrían perder una oportunidad laboral pese a atesorar capacidades idóneas para la posición. 

El error de no valorar suficientemente las cualidades de este tipo de personalidad se repite constantemente en las grandes empresas. Andrés Hatum, profesor visitante en la escuela de negocios IESE de Madrid y Barcelona, advierte de que los introvertidos suelen mostrar características muy beneficiosas en el ámbito laboral, como la capacidad de escucha, la elaboración profunda de ideas, la construcción de redes personales y un liderazgo desde el centro, consistente en acortar la distancia entre el jefe y el equipo.

Grandes líderes empresariales como Amancio Ortega, Jeff Bezos o el propio Mark Zuckerberg se ajustan al tipo de personalidad de los introvertidos

Asimismo, en una lista elaborada por Forbes sobre los perfiles que necesita todo equipo de trabajo para tener éxito, la mitad de ellos están ligados a estas cualidades más ligadas a los introvertidos: el mediador, cuyo punto fuerte es la habilidad de reforzar vínculos entre los empleados; el evaluador, que analiza y valora las decisiones tomadas y el trabajo desarrollado; el investigador, capaz de trabajar individualmente con mayor profundidad y concentración; y el observador, un perfil de gran inteligencia que pasa desapercibido pero esencial para evaluar el ritmo del proyecto. 

"Los introvertidos no suelen ser considerados para puestos de liderazgo, pese a que aportan cualidades idóneas como asumir menos riesgos innecesarios y a que obtienen mejores resultados para las compañías", se lamenta Susan Cain. La exabogada cita un estudio realizado por la prestigiosa escuela universitaria Wharton, que esgrime que las personas introvertidas, cuando ocupan puestos directivos, facilitan que afloren y se desarrollen mejor las ideas de los equipos. Sin ir más lejos, personalidades como Amancio Ortega, Jeff Bezos o el propio Mark Zuckerberg se ajustan al tipo de los introvertidos. 

Cain critica también otra creencia falsa en el mundo empresarial que alude a que "la creatividad y la productividad proceden de un lugar sociable", y defiende que la creatividad, a menudo, está ligada a la introspección y la soledad.

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