
Treinta y ocho obras que transformarían Madrid y permitirían una significativa mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, en un momento en el que la movilidad y el medio ambiente acaparan las agendas de los dirigentes políticos. Las grandes constructoras españolas han trasladado una batería de proyectos de infraestructura con las que, además de los positivos efectos sobre el empleo, posibilitaría un ahorro de 815 millones de horas de desplazamientos y una reducción de las emisiones de CO2 del 8,8% en los próximos 30 años.
La propuesta de la patronal Seopan, recogida en el informe elaborado junto con Sener Infraestructuras al servicio de la Movilidad para la región de Madrid, implica una inversión inicial de 13.162 millones de euros (sin IVA). Las actuaciones detalladas corresponden a vías urbanas (6.229 millones), interurbanas (1.868 millones), cercanías (3.532 millones) y metro (1.533 millones). Entre ellas figuran la construcción de la R-1 como alternativa a la A-1, las calzadas de servicio de la M-40, el Nudo Norte de Madrid, los soterramientos de la A-5, la A-42 y Castellana Norte, los desdoblamientos de la M-600, M-506, M-300, M-121, M-224, M-404, M-601 o M-103, el cierre Norte de la M-30 y el de la M-50 entre la A-1 y la A-6, el túnel de María de Molina o la duplicación de la M-501; así como la ampliación de las líneas del metro L11, L2, la L3 Sur, L3 Norte, la prolongación del metro Castellana Norte y del Cercanías C4 Sur y C5, la cuadruplicación del Cercanías C3 Pinto-Aranjuez y del Cercanías C3 o la Variante C2 en Torrejón de Ardoz.
El impacto de estas obras para la actividad económica inducida de la Comunidad de Madrid ascendería a 14.742 millones, equivalente a 1,13 veces la inversión requerida, y generaría 216.191 empleos directos e indirectos.
El beneficio social alcanzaría los 36.319 millones, es decir, 2,7 veces su coste económico. Deriva del ahorro de tiempo de los usuarios (26.030 millones), destacando entre las actuaciones en este sentido el cierre Norte de la M-30, el túnel viario Este-Oeste y el eje de Cercanías Este-Suroeste; de la supresión del efecto barrera, muy presente en las actuaciones de soterramientos de vías urbanas que eliminarían la contaminación acústica, crearían infraestructura verde y recuperarían el espacio público para el ciudadano (5.210 millones); del ahorro del ahorro de costes externos a través de la reducción de accidentes y emisiones (4.113 millones); y de ahorros por reducción de costes para los operadores públicos y privados (964 millones).
Para financiar las actuaciones, Seopan considera que debería proceder de recursos públicos para las infraestructuras de transporte como cercanías y metro, con un coste de 5.065 millones. No obstante, la organización que preside Julián Núñez aconseja igualmente recurrir a modelos concesionales de muy largo plazo por cuestiones de eficiencia de gasto, mayor transferencia de riesgos al sector privado y equidad generacional. Para las viarias, urbanas e interurbanas, aboga por recurrir a una financiación compartida entre fondos públicos y el pago por parte de los usuarios para fomentar y cofinanciar el transporte público, al tratarse de soluciones que, aun mejorando la movilidad del sistema, benefician directamente al transporte privado.
Algunas de las obras planteadas por las grandes constructoras ya están en la agenda del Ayuntamiento de Madrid, como el soterramiento de la A-5 y el cierre del Nudo Norte.
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