Las grandes empresas energéticas reclaman un marco estable para invertir y abordar con éxito el proceso de descarbonización, que debe ser rápido, pero flexible, para evitar fallos como el desarrollo prematuro y oneroso de tecnologías que, además, pueden ser contraproducentes, como sucede con el coche eléctrico. Así se han manifestado en el IV Foro Anual de Energía, organizado por elEconomista, que tiene lugar esta mañana en Madrid. Patrocinado por EY, Naturgy, Ence, Redexis, Siemens Gamesa, Gesternova, Viesgo, Aldro, Engie, BP y HomeServe, y celebrado bajo el epígrafe Estrategia energética a 2050, en él participan más de 40 compañías para analizar y aportar luz al nuevo entorno energético y a los desafíos que deben afrontar con vistas al proceso de transición energética de las próximas décadas.
Francisco Reynés, presidente de Naturgy, quiso destacar dos elementos: el Gobierno corporativo y el cambio climático, porque afectan a todas las empresas, especialmente a las grandes, que tienen más capacidad y más recursos. Ha señalado que el calentamiento está relacionado directamente con la energía y, por lo tanto, enlaza con las "obligaciones morales con las empresas energéticas y su compromiso con la sociedad actual y con las venideras, ya que deben tener una oferta compatible con un mayor respeto al cambio climático".

Acto seguido, Reynés reclamó al Gobierno "realismo" en los objetivos, respecto a cuánto podemos alcanzar y cuándo podemos alcanzarlos, "rechazando los retos inalcanzables" y "un marco de trabajo estable", porque las empresas tienen una visión de muy largo plazo y los retornos de las inversiones se consiguen a lo largo del tiempo. Incidió en la necesidad de favorecer la inversión, "que nos llevará a afrontar el reto de una mayor oferta de producto con un menor impacto ambiental" y concluyó añadiendo que el compromiso de las empresas mira mucho más allá, a largo plazo, y que precisa inversiones rentables: "porque el cambio no se producirá sin inversiones que tengan una rentabilidad razonable no se producirá".
Del diésel a la capacidad de las renovables
En la primera mesa del evento, titulada Cómo afrontan las empresas la estrategia energética a 2050, moderada por Amador Ayora, director de elEconomista, los representantes de grandes compañías abordaron grandes cuestiones, como la capacidad de las renovables, el futuro de los vehículos diésel y el vehículo eléctrico, la velocidad de la transición energética, el papel del petróleo a mediados de siglo, la función de la regulación, los incentivos y las prohibiciones…
Rui Teixeira, consejero delegado de EDP, intervino en primer lugar, señalando la necesidad de actuar localmente para alcanzar los objetivos climáticos globales: debe haber un incremento muy importante que el consumo eléctrico con renovables, "que subirá seis o siete veces más que otros energías". La transición energética tiene que ser evolutiva, pero rápida: "no podemos esperar", aseveró, antes de reflexionar sobre las tensiones y la gestión de estas tensiones. "El reto no es la tecnología, sino la estrategia", dijo, antes de recalcar la necesidad de definir bien las reglas del juego de las empresas energéticas y de otros sectores. Para él, el reto político es fundamental, porque tiene un calendario distinto al empresarial, que se refleja, por ejemplo, en las políticas fiscales.
La transición "no se hace por capricho, sino por emergencia climática y porque es una obligación legal y social", ha señalado Rafael Mateo, CEO de Acciona Energía
Rafael Mateo, consejero delegado de Acciona Energía, indicó que la transición "no se hace por capricho, sino por emergencia climática y porque es una obligación legal y social". Pidió una transición rápida: "no hay que dejar a nadie atrás, pero si no se hace rápido no es una transición". Y recordó que el coste de la inacción será superior al de la actuación, en términos de PIB y sociales. Insistió en que "la tecnología es disponible y no hay tiempo", apuntando que la ONU da 12 años de plazo para tener éxito. Dijo que en los mercados la transición funciona sola, gracias a la tecnología, "excepto en aquellos países donde hay que empujarla por Ley para afrontar barreras de actores con activos que quedarán varados". Para ello reclamó leyes, y en alusión directa a España pidió planificar subastas, por tasa de materialización de proyectos y sin permitir la especulación, política fiscal para discriminar el origen de la energía y armonizar los distintos mercados nacionales; y una reforma del mercado eléctrica, porque el actual modelo marginalista "no es válido".
Pedro Miró, consejero delegado de Cepsa, consideró relevante que en un período corto de tiempo el cambio climático ha pasado de ser un elemento de debate a ser una constatación científica. Y añadió el enfoque de su compañía en sus activos, la movilidad y los hogares: "Todo lo que sea upstream debe seguir mejorando para tener barriles a menor coste", y a nivel downstream recordó el endurecimiento progresivo de las reglas comunitarias, que pasarán del 1,7% las emisiones al 2,2% a partir de 2020, "pero somos conscientes de que hay que ir más allá". En movilidad señaló que aparecen biocombustibles de segunda generación, GLP, vehículos eléctricos y otras tecnologías a considerar. Y en el hogar abogó por dar una oferta lo más diversificada posible. Recordó que con vistas a 2050, la AIE indica que el petróleo será el 25%, frente al 31% actual; considerando petróleo y gas, prácticamente se mantiene estable.

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, apuntó que su compañía ve 2030 y 2050 con ilusión: "crecemos en mercados que crecen y seguimos una estrategia de diversificación muy focalizada en el cliente, multienergética y con productos no energéticos", gracias a su red de distribución. Anunció que según Goldman Sachs, Repsol es la compañía que más va a invertir, en relación a su Capex, en transición energética y descarbonización: "Estamos construyendo una Repsol absolutamente compatible con los objetivo de París", y puso como ejemplo que la propia remuneración variable del equipo directivo está ligada a la reducción de CO2, que ya ha reducido en 5 millones de toneladas desde 2007.
También reclamó objetivos razonables y señaló que España está haciendo sus deberes –ha reducido un 23% el CO2– y denunció los anuncios de prohibiciones "porque se asusta a la gente", poniendo como ejemplo que las exportaciones españolas dependen de los vehículos. Valoró que "El problema está en el parque de automóviles, que es viejo, y si la gente demora el cambio de vehículo se emite más". Reclamó que no haya "debates no realistas" que trasladan el problema de las emisiones a los países con menos restricciones climáticas. Remachó que "Hay que ser muy ambiciosos, pero de forma seria, realista y basados en las capacidades industriales de España".
La consejera delegada de Iberdrola España, Ángeles Santamaría, recordó que su empresa "se ha anticipado" y se centró en el entorno europeo a 2050
Ángeles Santamaría, consejera delegada de Iberdrola España, recordó que su empresa "se ha anticipado" y se centró en el entorno europeo a 2050. Refirió que la UE contempla una descarbonización total o casi total y pidió pasos decididos "para sustituir usos finales de otros combustibles por electricidad". Dijo que "se puede hablar de más de un 60% en los usos finales de electricidad, en usos residenciales y el transporte, porque tenemos la tecnología incluso a precios mejores de los que tenemos". Para los sectores más difíciles de descarbonizar, como la aviación o ciertas industrias, "quizá haya nichos para otros combustibles u otras soluciones", como Power to gas, para combustibles líquidos, "para lo que hace falta incentivos". Para España es una "tremenda oportunidad", porque va a atraer inversiones que van a dinamizar la economía y van a generar empleo. "Debemos ponernos a trabajar ya, porque tenemos la tecnología y seremos capaces de ir sustituyendo las tecnologías convencionales por renovables".

José Bogas, consejero delegado de Endesa, apuntó que es importante que "las decisiones a corto plazo no hipotequen los objetivos a largo plazo, sino que impulsen el alcance de esos objetivos". Consideró que "tenemos un plan satisfactoriamente ambicioso", pero sin materializar: "no hay nada hecho; hay que hacerlo, y un plan a largo plazo seguro que sufre miles de cambios". Recordó que España está en unos 340 millones de toneladas de CO2 y para 2030 se habla de 230 millones, para lo que hay que electrificar la economía: "Habrá que hacer un mayor esfuerzo a partir de 2030 para que otros sectores contribuyan más al objetivo".
Puso como ejemplo la necesidad de reducir el precio de la electricidad, señalando que actualmente incluye un 50% de elementos ajenos a la propia energía: "tenemos una tarifa eléctrica totalmente anacrónica", porque los contadores inteligentes y la digitalización ofrecen muchas oportunidades. Consideró fundamental resolver el problema de la transición justa: "no podemos crear una transición en que unos ganen y otros sobren". Preguntado por sus expectativas sobre el petróleo a 2050, dijo que "lo veo mal", aunque matizó que "hay mucho camino por recorrer; supongo que el petróleo se usará en otra cosas".
"Los objetivos tienen que ser ambiciosos, porque las emisiones están subiendo según se incrementa la demanda de energía, aunque crezcan las renovables", ha indicado Luis Aires, presidente de BP España
Luis Aires, presidente de BP España, comenzó su intervención con un análisis de la evolución en España de los últimos 12 meses y recordó la apuesta del Gobierno por el vehículo eléctrico en detrimento de otras tecnologías por la vía de la prohibición, "algo contrario a la legislación comunitaria". Señaló que este primer planteamiento legal se modificó para incluir la neutralidad tecnológica y el principio de coste eficiencia, si bien recordó que el actual planteamiento aún recoge el objetivo de emisiones cero en 2050 para los automóviles sin aclarar elementos como el ciclo de vida. "Es urgente que se tramita la tramitación parlamentaria para acabar con la incertidumbre" aseveró, antes de señalar que hasta junio del año pasado las ventas de automóviles subían un 10% mensual y a partir de ese momento han caído otro 10% por la incertidumbre, mientras que el parque sigue envejeciendo: tiene 12,4 años de media.
También indicó que "los objetivos tienen que ser ambiciosos, porque las emisiones están subiendo según se incrementa la demanda de energía, aunque crezcan las renovables". Y pidió "una señal de precio del CO2 para incentivar inversiones en tecnología limpias y desincentivar las contaminantes". Recordó la investigación en otros usos de los hidrocarburos y en aportar soluciones a usos que actualmente no tienen sustitutivo. En 2050 habrá, según la AIE, 70 millones de barriles diarios, frente a los 100 millones actuales; "Por eso debemos seguir invirtiendo en petróleo y gas, para disponer de ellos y para reducir sus emisiones, con especial hincapié en las refinerías, lo que es una oportunidad industrial para el país".
El papel del consumidor
Loreto Ordóñez, consejera delegada de Engie, abordó los compromisos de las empresas y consideró que es imposible llegar a una descarbonización total "sin nuevos modelos de consumo que permitan un uso más eficiente de la energía" Pidió inversiones masivas en energía verde y disponer de seguridad de suministro. También pidió "ser ambiciosos y tomar medidas ya, pero tenemos que ser inteligentes, para incorporar al sistema tecnologías que vayan alcanzando la madurez necesaria y evitar errores del pasado". Recordó que su empresa impulsó el Acuerdo de París y que su modelo de negocio se basa en descarbonización (han vendido numerosos equipos términos), digitalización y, especialmente, la descentralización: "el cliente tiene un papel muy significativo a la hora de tomar decisiones" para reducir sus emisiones, ya sea con ofertas de ingeniería u otras soluciones, como la financiación. Consideró que el gas es la tecnología de respaldo para el sistema durante las dos próximas décadas, para sustituir otras tecnologías térmicas más emisoras; y reclamó un marco económico adecuado para él, estable y con una visión clara para la rentabilidad de las inversiones.
Miguel Antoñanzas, presidente de Viesgo, valoró que hacen falta dos cosas: "que la sociedad entienda y abrace el cambio, algo que no está sucediendo, y que las empresas pongan soluciones a los consumidores para orientarlos con sus decisiones de gasto". Consideró que las redes son claves para que todos tengamos energía conectada, y pidió al regulador "incentivos" a la innovación, a la digitalización, la automatización… Pidió eliminar los límites a las inversiones en redes, e incidió en la necesidad de una regulación justa y equilibrada.