Mikjail Fridman, el magnate ruso que controla casi el 70% del capital de Dia a través de LetterOne, llevó a cabo "una estrategia ilegal" con "una acción de presión y ahogo", que llevó a la empresa española de servicios digitales Zed Worldwide a la insolvencia. Es lo que afirma en el auto por el que le cita a declarar en calidad de investigado, Manuel García Castellón, titular del juzgado de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.
En el auto, al que ha tenido acceso este periódico, el magistrado da por buenas todas las conclusiones de la Fiscalía Anticorrupción, asegurando que Fridman tuvo "un papel fundamental" en "el apoderamiento total de la compañía (en referencia a Zed) mediante un procedimiento complejo que se vale de actuaciones de distinta intensidad, ejecutadas en diversas líneas y que culmina con una situación de bloqueo institucional y económico para adquirirla a un precio irrisorio muy inferior al mercado".
El juez explica que Fridman "tiene el control de los acontecimientos, por ser uno de los prestamistas del grupo Zed, a través de Alfa Bank (…), por lo que se aseguró una posición dominante respecto de dicho conglomerado empresarial". Así, "la falta de liquidez y el bloqueo de inversores externos, dio lugar a que el día 30 de junio de 2016 se presentara una solicitud de declaración de concursos de acreedores de dicha compañía española, que fue llevada por el juzgado mercantil 10".
En el informe presentado por Anticorrupción ante el magistrado, el fiscal José Grinda detalla todo el proceso de la toma de control de Zed por parte de Fridman, recogiendo correos electrónicos entre el fundador de la firma española, Javier Pérez Dolset, y los inversores rusos, así como extractos de la auditoría forensic que realizó PwC, en la que se alertaba ya en 2013 de las irregularidades presuntamente cometidas, asegurándose en la misma que los socios españoles de Zed no disponían de sufiente información sobre las operaciones realizadas por el magnate ruso. Esa auditoría la firmaba Edwin Harland, que como Fridman está citado también para declarar en calidad de testigo el próximo 12 de septiembre.
El informe de la fiscalía
El fiscal explica que tras la entrada de los invesores rusos en Zed en 2008, la compañía de Pérez Dolset experimentó un fuerte crecimiento, con el problema, sin embargo, que hasta el 43% de sus ingresos dependían de Fridman. La "resolución de los contratos sin que conste que se hubiese producido un incumplimiento objetivo, ni siquiera una prestación defectuosa de las obligaciones pactadas (…) profundizó la situación de cerco económico que facilitó la situación de insolvencia de Fridman".
La cuestión clave está en que el magnate ruso y sus socios, que habían financiado además a Zed, "conocían la imposibilidad de hacer frente a dicho préstamo si se producía una reducción sensible de los ingresos procedentes del mercado ruso", tal y como de hecho pasó. Zed no pudo atender así el préstamo de 140 millones de euros que había firmado en 2013 en el denominado 'Proyecto Zeus' con el que pretendía salir a bolsa. Era un crédito sindicado liderado por ING, en el que participaban también Sanatnder, Raifffeisen Bank, BBVA, HSBC y Amsterdam Trade Bank, éste último controlado por Alpha Bank, la entidad financiera de Fridman.
El magnate ruso, que actuaba como acreedor, socio y principal cliente de Zed, denuncia, sin embargo, "una teoría de la conspiración" contra él. La firma tecnológica, que estaba valorada en más de mil millones, fue adquirida finalmente por 20 millones por parte de Fridman, "un precio irrisorio", según el fiscal.