El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha aprovechado la invitación del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a la Moncloa este martes para escenificar su distancia con el jefe del Ejecutivo en una reunión que apenas ha durado 50 minutos y en la que le ha transmitido que no apoyarán su investidura de ninguna manera, ni siquiera con una abstención en segunda vuelta.
Con un tono claramente más beligerante que el empleado este lunes por el líder del PP, Pablo Casado, tras su encuentro de hora y media con Sánchez, Rivera ha comparecido al término de la cita ante los medios para dejar claro que quiere marcar terreno como líder de la oposición y que las "discrepancias" con el PSOE en temas como Cataluña o la fiscalidad son más que severas.
Rivera ha revelado que en la cita ni siquiera ha dado pie a Sánchez a pedirle su apoyo, ya que desde el inicio le ha planteado que, aunque respetan el resultado del 28 de abril, rechazan favorecer su investidura: "Se lo he dicho personalmente y lo sabe toda España". En este punto, ha incidido en que pretende encabezar una "oposición leal, firme, sin mochilas y sin complejos". "El día que se desmorone el Gobierno de Sánchez tiene que haber una alternativa, más aún con la descomposición del PP", ha enfatizado.
Rivera: "El día en que se desmorone el Gobierno de Sánchez, y en plena descomposición del PP, tiene que haber una alternativa"
El presidente de Ciudadanos también ha transmitido lo que venía afirmando en los últimos días, y es que dar por hecho un Gobierno entre PSOE y Podemos: "Tienen un acuerdo y lo están escondiendo hasta que pase el 26 de mayo". No obstante, Rivera ha evitado revelar si Sánchez le ha contado si se plantea tener ministros de Podemos.
Abordando materias concretas, lo primera que Rivera ha puesto sobre la mesa a Sánchez ha sido el ofrecimiento del voto de los diputados y senadores de Ciudadanos al PSOE para poner en marcha otro artículo 155 de la Constitución en Cataluña empezando por enviar el requerimiento pertinente a Quim Torra. Una postura que, ha explicado Rivera, ni Sánchez ni el PSOE comparten. Pese a ello, no se ha cerrador a mantener abierto "un canal de comunicación" con el presidente al respecto.
En materia económica, Rivera ha vuelto a poner de manifiesto la distancia sideral que le separa de Sánchez en fiscalidad y ha prometido "vigilar desde el Parlamento para que el PSOE y Podemos no machaquen a las familias españolas con más impuestos después de haber sufrido las consecuencias de la crisis". También ha acusado al presidente del Gobierno de "esconder en los debates electorales televisados la subida de impuestos en 26.000 millones en esta legislatura".
Pese a las diferencias en estos puntos, Rivera ha revelado que ha ofrecido a Sánchez cuatro acuerdos de Estado: pacto de Estado por la Educación -ha acusado al PSOE de "reventarlo al levantarse de la mesa" cuando estaba en la oposición-, comisión parlamentaria contra la despoblación y los problemas de la "España vaciada", acuerdos globales en inmigración para "regular y agilizar" los trámites y apoyo total al Ejecutivo en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo.
Mención aparte en la comparecencia de Rivera merecen sus consideraciones hacia Casado. El líder de Ciudadanos ha sido especialmente duro contra el del PP cuando se le ha preguntado por sus palabras instando al partido 'naranja' a a investir a Sánchez:"En cuanto a lo que Casado diga, bastante tiene con lo que tiene. No le voy a meter yo el dedo en el ojo en plena descomposición de su partido. No me voy a aprovechar yo de sus declaraciones".
En esa misma tesitura, cuando se le ha inquirido por su comparecencia en la sala de briefing de Moncloa en detrimento de la habilitada para Casado este lunes, destinada habitualmente a comparecencias de ministros, y si ese hecho implicaba que Sánchez postula al líder del PP como jefe de la oposición, un enojado Rivera ha replicado que no sería un político de altura si se pusiera ahora "a medir el tamaño de las salas".
La versión de Moncloa
Desde el Gobierno se ha comunicado que la reunión entre Sánchez y Rivera ha sido "fluida y cordial" y que la misma se enmarca en el propósito de "normalizar las relaciones institucionales y el diálogo político".
Según Moncloa, ambos líderes han constatado "la necesidad de mantener una comunicación permanente sobre Cataluña, una cuestión clave, y la posibilidad de avanzar en numerosos asuntos de Estado, tales como las migraciones, la transición ecológica y la energía, la ciencia y el fenómeno de la despoblación".
Por último, el gabinete de Sánchez ha señalado que en el encuentro "no se ha hablado sobre posibles acuerdos postelectorales", aunque ha querido precisar que "el presidente de Ciudadanos ha querido manifestar desde el principio al presidente en funciones que no favorecerá su investidura".
Frío apretón de manos
Rivera, que acudía por primera vez a Moncloa desde que Sánchez es presidente, ha llegado puntual a las 11:00 horas horas al edificio principal del complejo. Sánchez lo esperaba en lo alto de la escalinata, ambos vestidos con traje oscuro, Rivera con corbata azul de topos rojos y Sánchez con corbata granate. Al igual que con Casado, Sánchez ha salido a recibir a Rivera a la escalinata, aunque no ha llegado a bajar ningún peldaño mientras el vehículo que conducía a Rivera llegó a las puertas del Palacio.
Con rostro serio y semblante frío, Rivera ha estrechado la mano del presidente, quién aguardaba su llegada con una sonrisa. "¿Qué tal, Albert?", le ha dicho el líder socialista justo antes de meterse los dos hacia dentro del edificio. Ya dentro, mientras las cámaras grababan el tradicional mudo de la reunión en la sala Tapies, ambos han charlado sobre sus hijas.