Pedro Sánchez consiguió una rotunda victoria en las elecciones europeas. Con el 99% de los votos escrutados, el PSOE sumó 32,9% de los votos (20) escaños, frente a una nueva sonora caída del PP hasta el 20,1% (12 escaños). Ciudadanos se quedó finalmente en el 12,2% (siete eurodiputados), y Unidas Podemos se haría con el 10,08% de los votos (seis escaños). Vox entraría en la Eurocámara, aunque cayó en comparación con el resultado de las nacionales hasta el 6,22% (tres eurodiputados).
De esta manera, Sánchez ganó aún más estatura entre los socialistas europeos, aumentando las posibilidades de conseguir para España un buen cargo en el baile de sillas que se abrirá durante las próximas semanas.
El triunfo de los socialistas españoles no fue correspondido en el resto de Europa por su familia. Tal y como se esperaba, el PPE se convirtió en el ganador de las elecciones europeas. Pero el pinchazo de esta formación, además de la caída de los socialdemócratas, provocó que por primera vez desde que se celebran los comicios europeos el bipartidismo no sumara el 50% de escaños en el Parlamento Europeo.
Las formaciones proeuropeas aguantaron el tirón
Aunque las dos grandes familias empeoraron sus resultados, las formaciones proeuropeas aguantaron el tirón de los bloques de euroescépticos y nacionalpopulistas. Éstos últimos consiguieron mejorar sus resultados en comparación con las pasadas elecciones de 2014, pero se quedaron lejos del tercio de los 751 escaños de la Eurocámara que tenían en la diana. Aún así, sus primeros espadas como Marine Le Pen, Matteo Salvini, Victor Orban o el partido Ley y Justicia polaco consiguieron alzarse con la victoria dentro de sus fronteras.
Según los resultados provisionales difundidos por el Parlamento Europeo al cierre de esta edición, el PPE caería desde los 217 eurodiputados actuales hasta los 180, mientras que los socialistas también se desinflarían desde los 187 escaños hasta los 152. Mientras, los bloques más críticos con Europa subirían desde los 154 hasta los 172 representantes, aunque se espera que ganen más escaños con formaciones no adjudicadas todavía a ningún grupo.
La otra noticia de la noche fue el record de participación. Según los datos facilitados por la institución, un 50.5% de los 427 millones de europeos llamados a votar acudieron a las urnas, la mayor cifra desde las elecciones de 1999. El choque entre euroescépticos y proeuropeos consiguió motivar a los votantes y detener la constante caída en participación registrada en cada cita (se quedó en el 42,6% en 2014), gracias a los buenos registros de países como España, Polonia y Francia.
Marine Le Pen surgió como una de las protagonistas de la noche. Su partido Reagrupamiento Nacional se alzó con la victoria en Francia con un 23,3% de los apoyos, frente al 22,1% de los votos de la República en Marcha del presidente francés Emmanuel Macron. Le Pen, quien ya fue la más votada en las elecciones europeas en su país en 2014, se toma así la revancha en su pugna con Macron, quien le derrotó en las presidenciales hace ahora dos años.
Surgimiento de la ola verde
Otra de las noticias fue el surgimiento de la ola verde. La creciente importancia dada por los europeos a la lucha contra el calentamiento global y las marchas por el clima auparon a la formación de los Verdes, que consiguió subir hasta los 67 escaños.
En Alemania se convirtió en la segunda fuerza con un 20,7%, tras superar a los socialistas que cayeron hasta el 15,6%. La CDU de la canciller Angela Merkel continuó siendo la fuerza más votada, aunque cayó 7,3% puntos hasta el 28%
La Liga de Matteo Salvini, el otro gran abanderado del frente euroescéptico y nacionalpopulista junto con Le Pen, no solo ganó las elecciones en su país, sino que aspiraba a convertirse en el partido nacional con más escaños en la Eurocámara. Según los resultados al cierre de esta edición había conseguido un 28,7% de los votos.
Además del pulso entre euroescépticos u proeuropeos, el otro gran interrogante de la noche es ver hasta qué punto el PPE conseguirá mantener su posición dominante, o si existe la posibilidad de formarse una alternativa por parte del arco "progresista" del hemiciclo, y que algunos como el candidato de los socialistas a presidir la Comisión Europea, Frans Timmermans, quiere formar.
El candidato del PPE a presidir la Comisión, Manfred Weber, reconoció que no tenía "un sentimiento de victoria". Pero avisó que no existía "una mayoría estable contra el PPE posible, y dado que es el grupo más fuerte, debería tener una función de liderazgo". Los números cambiarán una vez que los eurodiputados británicos abandonen la Eurocámara tras el Brexit, previsto para el 31 de octubre, y el número de escaños caiga hasta los 705.
Pero sin esperar hasta entonces, Timmermans y la candidata de los liberales a presidir el Ejecutivo comunitario, Margrethe Vestager, ya coincidieron tras conocerse los resultados en formar una coalición progresista, un esfuerzo en el que también incluyeron a los Verdes. Frente a la "estabilidad" que quería Weber, "lo más importante es el cambio para que podamos actuar" en temas como el clima o la fiscalidad, dijo Vestager.
El pinchazo del bipartidismo colocó a los liberales (tercera fuerza) y los Verdes (cuarto grupo) como fuerzas imprescindibles no solo para planificar la agenda estratégica de la UE para el próximo lustro, sino también para repartir los altos cargos de la UE a partir de este martes con la cumbre de los líderes.
Salvini y Orban arrasan en Italia y Hungría
El frente proeuropeo finalmente logró aguantar el empuje de los populistas y euroescépticos. No obstante, las bestias negras de la UE se anotaron importantes victorias. Fidesz, el partido del primer ministro húngaro Viktor Orban, ganó en su país con el 52% de los votos. Orban, que mantiene un pulso con Bruselas por el deterioro del Estado de Derecho y lanzó una campaña contra el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fue suspendido del PPE y ha filtreado con el otro gran ariete de la derecha más dura: el italiano Matteo Salvini.
En Polonia, la derecha ultraconservadora de Ley y Justicia, también enfrentada con la Comisión, consiguió imponerse al frente proeuropeo con un 42,4%, frente al 39,1% de los segundos.