Editoriales

Adecuada cautela de Banco Santander

La presentación de resultados de Santander no solo sirvió para que la entidad mostrara su buen desempeño en el primer trimestre (cumplió las previsiones del mercado al elevar sus ganancias un 10%). Además, el banco cántabro tomó partido ante la nueva guerra de ofertas hipotecarias que se está fraguando en el sector financiero español.

El consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, dejó claro que el banco no entrará en ninguna competición de este tipo "que no sea rentable". El hecho de que no cierre definitivamente la puerta es comprensible. El despertar que vive el sector inmobiliario, tanto en lo que respecta a compraventa de vivienda como a actividad promotora, constituye una oportunidad para reanimar la actividad crediticia que toda entidad debe estudiar.

Ahora bien, otra cuestión muy diferente la constituye el precio que esté dispuesta a pagar por acaparar el máximo de la demanda hipotecaria actual. Las rebajas de los diferenciales (BBVA lo ha situado en el 0,89%) pueden verse compensadas por las alzas del euribor, cuando el BCE empiece a subir los tipos de interés, pero también implica riesgos si el eurobanco demora los cambios en su política monetaria.

Del mismo modo, recurrir a prácticas muy usuales antes de la crisis, como la financiación de inmuebles por encima del 80% de su valor de tasación, implica serios riesgos si no tiene como contrapartida la exigencia de suficientes garantías a los potenciales clientes. Las reservas de Banco Santander a la hora de recurrir a estos métodos son comprensibles. La recuperación de la rentabilidad ha sido lenta y dolorosa para las entidades españolas. Sería un error echarla por tierra con prácticas comerciales demasiado agresivas.

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