
La bolsa estadounidense se permitió una notable demostración de fuerza, pese al pesimismo sobre la evolución de la economía global que la Reserva Federal (Fed) dejó traslucir el miércoles. En ese mismo día ya hubo alzas y ayer siguió la tendencia. Es más, el Dow Jones y el S&P se situaron en positivo en el año, después de recuperar, e incluso superar, los niveles con los que terminaron el ejercicio 2015: 17.425 y 2.043 puntos, respectivamente. Por tanto, el mercado estadounidense se apunta así un logro que aún se antoja fuera del alcance de sus homólogos europeos.
Pese al rebote en el que se encuentran inmersos desde el mes pasado, las resistencias demuestran una solidez mayor de la esperada e, incluso, los índices se alejan de ellas. Es el caso del Ibex 35 que, aun cuando compensó pérdidas y cerró con un leve avance del 0,18%, se situó en los 8.978 puntos, de nuevo a distancia de las 9.200 unidades, cuya ruptura le permitirá medirse con la resistencia realmente decisiva de los 9.500 puntos.
No conviene dejarse llevar por el pesimismo, ya que persisten factores que pueden propinar nuevos impulsos, en especial, la fuerza más decisiva en bolsa de los últimos meses: el precio del crudo. De hecho, el barril de Brent europeo está en vías de superar los 42 dólares. A ello, se suma la tranquilidad con la que los inversores digieren ahora las estadísticas provenientes de China. Sin embargo, también actúan fuerzas contrarias, como los miedos que dejan entrever en sus acciones tanto el BCE como la propia Fed y circunstancias como la creciente incertidumbre política en la eurozona. Está por verse qué factores dominarán y hasta entonces no se podrá hablar de un mercado realmente alcista en Europa.