La economía española mantiene su vigor a pesar de la guerra comercial global, del impasse político casero, y las dudas que genera un Brexit descarrilado. La Comisión Europea revisó al alza esta mañana el crecimiento para este año hasta el 2,3%, dos décimas por encima de lo esperado en mayo por Bruselas (2,1%). Para el año que viene, los técnicos de la Comisión mantuvieron el PIB en el 1,9%.
En primavera, el Gobierno previó un crecimiento algo inferior del 2,2% para este año, y también del 1,9% para el que viene. Las previsiones de verano comunitarias solo actualizan el PIB y la inflación de los socios europeos, y mantiene intactos el resto de indicadores, como el déficit y la deuda.
El pasado mes, la Comisión ya advirtió a nuestro país que necesitaba realizar un ajuste de unos 15.600 millones de euros para sanear la economía, tras salir del procedimiento de déficit excesivo. Un aviso que respaldaron los ministros de Economía de la UE este mismo martes.
Mejor de lo esperado
En el documento publicado esta mañana, los técnicos comunitarios explican que nuestra economía se ha comportado mejor de lo esperado en el arranque del año, con un primer trimestre especialmente bueno. El PIB subió un 0,7% durante los tres primeros meses, y se espera que se modere hasta el 0,6% en el segundo trimestre. Para la segunda mitad del año, se prevé una estabilización en torno al 0,5% para cada cuarto.
El consumo continúa siendo el principal motor del crecimiento nacional, mientras que las exportaciones han dejado de lucir debido a la incertidumbre global que también castiga al resto de socios europeos.
La demanda interna se ve impulsada sobre todo por la continua mejora de las cifras de empleo y el aumento sostenido de los salarios. Los expertos comunitarios apuntan que ambos factores ayudarán a aumentar el gasto de los hogares y también su capacidad de ahorro.
La ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, ha afirmado que la mejora de las previsiones sobre la economía española por parte de la Comisión Europea y de otros organismos confirma la mejora de la percepción económica y la confianza de los mercados financieros, y ha descartado que la situación política esté teniendo un "impacto negativo" en la economía y sea un "factor determinante" para la buena marcha de los indicadores económicos.
Sin embargo, la inflación continuará en nuestro país sin levantar el vuelo. A pesar del mantenimiento de los tipos reducidos, al menos hasta mediados del próximo año, la inflación caerá del 1,7% registrada el pasado año hasta el 0,9% este año, arrastrada sobre todo por los precios del petróleo. Se espera que repunte ligeramente en 2020 hasta el 1,2%.
Para el conjunto de la zona euro, la inflación se recorta una décima para este año y el que viene hasta el 1,3%
Las previsiones presentadas esta mañana vuelven a constatar el empeoramiento del panorama internacional, sobre todo por la escalada en la guerra comercial, la volatilidad en algunas zonas del planeta, y el riesgo de un Brexit desordenado.
"La reciente escalada en las tensiones comerciales y la correspondiente incertidumbre está deprimiendo una actividad global ya débil, particularmente en el sector manufacturero", advierte la Comisión.
Sin embargo, la Comisión mantiene las cifras de crecimiento publicadas en mayo para la zona euro (1,2%), aunque la recorta una décima para el próximo año (1,4%).
Como en el caso español, el Ejecutivo comunitario constata un crecimiento en la eurozona durante el primer trimestre que fue más positivo de lo esperado, empujado por la demanda interna.
Pero la evolución de la actividad económica durante el resto del año dependerá de tres factores: la robustez del sector de los servicios y el mercado laboral al lidiar con el debilitamiento del sector manufacturero, la solidez del crecimiento en Europa Central y del Este, dada la recesión que se espera en Italia y Alemania, y el aumento de la inflación que debería llegar aupado por la subida gradual de los salarios.
Los riesgos continúan no solo presentes, sino que aparecen cada vez más interconectados. En el frente de la guerra comercial, la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, reconoció esta semana que espera que EEUU golpee a Europa con más aranceles como respuesta a la disputa por la guerra de subsidios entre Airbus y Boeing, tal y como adelantó elEconomista en mayo. La Comisión ya está preparada para responder.
Bruselas está además preocupada por la perspectiva económica a medio plazo de China, y por las tensiones geopolíticas en Oriente Medio. Además, la posibilidad de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo continúa siendo "una gran riesgo" por el impacto en las relaciones comerciales entre ambos.