La economía de EEUU parece estar resistiendo la desacaleración global mucho mejor que la Eurozona o que los países asiáticos. El primer dato de PIB de este año ha arrojado un crecimiento del 3,1% (en la segunda revisión), una expansión en línea o incluso por encima de los trimestres anteriores. Sin embargo, descomponiendo este aumento de la producción, los factores que están manteniendo el impulso son de dudosa fiabilidad a medio plazo, dejan entrever ciertos signos de debilidad y evidencian el miedo de las empresas a la guerra comercial.
No se puede poner en duda que la recuperación de la economía de EEUU ha sido asombrosa, no por la intensidad de la misma sino más bien la duración de ese ciclo que va a alcanzar ya los diez años. Tantos años de expansión han 'vaciado' el mercado laboral, que presenta una tasa de paro del 3,6%, lo que está apoyando el crecimiento de los salarios y la renta disponible de los hogares (también gracias a la rebaja fiscal de Trump).
Sin embargo, los efectos de la reforma fiscal comienzan a desvanecerse y la guerra comercial está cambiando el patrón de crecimiento: el primer dato de PIB de 2019 se ha apoyado en un fuerte incremento de los inventarios (inputs y bienes que no se venden y se que acumulan) y en el descenso de las importaciones (que restan en la ecuación del PIB). Las empresas han estado acumulando inventarios por el miedo a nuevas represalias comerciales de Trump, mientras que la caída de las importaciones puede responder al menor consumo de bienes de los hogares americanos, la columna vertebral del crecimiento en EEUU.
Los economistas de Oxford Economics explican en una nota que "la segunda lectura del crecimiento del PIB real para el primer trimestre siguió mostrando una imagen engañosamente sólida de la economía de EEUU en este principio de año".
"El crecimiento de las ventas finales se mantuvo sin cambios en el 2,5%, mientras que los inventarios aún contribuyeron con un enorme crecimiento de 0,6 puntos porcentuales (ya acumulan tres trimestres de expansión)", explican los expertos de esta firma, que además añaden que un crecimiento en el que los inventarios y las exportaciones netas (por la caída de las importaciones) tengan tanto peso "es insostenible".
Precaución ante los aranceles
James Knightley, economista jefe de mercados internacionales de ING, comenta que las cadenas de suministro internacionales y la perspectiva de alzas en los aranceles para los componentes extranjeros están haciendo que las empresas registren elevados niveles de inventarios en los últimos trimestres. Compran todo lo que pueden antes de que se pongan en marcha nuevos o mayores aranceles a los bienes extranjeros.
La acumulación de inventarios contribuyó con 2,3 puntos porcentuales del crecimiento del 3,4% que del PIB en el tercer trimestre de 2018, 0,1 puntos porcentuales del 2,2% del cuarto trimestre y 0,60 puntos porcentuales del crecimiento del 3,1% del primer trimestre de este año. "Ahora parece que las empresas quieren empezar a aligerar una gran parte de este stock y, como resultado, están reduciendo los pedidos. Como tal, una disminución en los inventarios también arrastraría hacia abajo el crecimiento del PIB en el segundo trimestre", explica el experto de ING.
Hasta ahora, dicha acumulación de inventarios ha compensado el menor crecimiento que viene presentando el consumo de los hogares, que ha pasado de aportar 2,64 puntos en el cuarto trimestre de 2017 a ir reduciendo su participación hasta el 0,9 puntos este año. Por otro lado, la inversión se mantuvo relativamente constante aportando 0,78 puntos y el consumo público también ha sumado con 0,42 puntos.
El lado engañoso de las exportaciones
Por último, la exportaciones netas han contribuido 0,96 puntos, pero una parte importante ha sido gracias a la caída de las importaciones, lo que puede ser un signo de debilidad de la demanda interna o de que EEUU está comenzando a producir cosas que antes importaba.
Los economistas de UBS inciden en una nota en que el rápido aumento del PIB refleja en gran medida la creación más rápida de inventarios y la caída de las importaciones. "La disminución de las importaciones, aunque aritméticamente es positiva para el PIB, fue de hecho un indicio de una demanda interna débil". Con estos datos se puede concluir que el crecimiento de EEUU no es tan sólido como parece y que en los próximos trimestres se puede ver una desaceleración acorde a lo que está pasando en el resto del globo.