
Como es habitual después de la celebración de unos comicios generales, el presidente de Gobierno en funciones, y ganador de las elecciones del 28-A, Pedro Sánchez, está estableciendo contacto con los más altos círculos empresariales, para, según ha podido saber elEconomista, trasladarles la intención de ejercer un Gobierno moderado que no espante a los inversores extranjeros y que no tenga incidencias sobre el crecimiento económico.
De momento, el primer guiño a ese posicionamiento se lo ha ofrecido públicamente el presidente de la patronal CEOE. Esta semana, Antonio Garamendi ha reiterado que el mejor Gobierno que puede haber, según los resultados obtenidos en las urnas, es el de un Ejecutivo en solitario, lo que a su entender solo podría darse con la abstención del Partido Popular y de Ciudadanos.
A la patronal empresarial le parece que la moderación y el diálogo social está mejor en manos del Partido Socialista, que de otro hipotético gobierno que uniera bajo el techo del Consejo de Ministros a socialistas con Unidas Podemos, o incluso de algún partido separatista. 'Pacto a la alemana' sugiere Garamendi, de manera que Ciudadanos no se sacrifique en soledad, y el dolor de una abstención sea compartido por los de Pablo Casado, con el Partido Popular de la mano.
Pero ni unos ni otros han hecho, hasta ahora, mucho caso a las recomendaciones de la CEOE y de las presiones empresariales que pululan por el ambiente para que abandonen sus posiciones políticas y cambien el 'no es no', por la abstención. Recuerda Garamendi en lides como ésta, que el Partido Socialista ya lo hizo en 2016, permitiendo que Rajoy gobernara gracias a la abstención de la mayoría de sus diputados en la Cámara Baja. Claro que, aquella operación tuvo algún que otro dagnificado como el propio Pedro Sánchez, que se negó en rotundo a apoyar al candidato popular, lo que provocó el abandono de su escaño y su marcha aparente de la política.
A los de Ciudadanos, la idea de abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez no les sugiere en exceso. En respuesta a las presiones y las indicaciones de CEOE, Rivera contestaba estos días que quienes "han votado en las urnas son los españoles y no ni la CEOE ni un banco".
Este argumentario fue el que reiteró el pasado martes tras reunirse con Sánchez en Moncloa, y después de la reunión escenificada con sillones blancos y pinturas abstractas. Entonces, el líder de Cs dijo con supina claridad que votará 'no' a la investidura del candidato socialista, y que por supuesto no seguirá los consejos del PP que le orillan a la abstención para echarle del ring en el que se bate el liderazgo de la oposición.
Pablo Casado tampoco cambió de guión. Más allá de lo que digan los empresarios o del diálogo social, de la moderación o de una legislatura sin sobresaltos, en el PP no tienen ni la más mínima intención de apoyar con una abstención un Gobierno de Pedro Sánchez. Su relato es económico, "¿cómo apoyar a un Ejecutivo que nos va a meter un 'sablazo fiscal' de 26.000 millones de euros?", confiesa un destacado dirigente del PP dentro del Congreso de los Diputados.
Dicho de otro modo -se extiende el político consultado-, "¿cómo vamos a apoyar a un Gobierno que va a aumentar la deuda de cada contribuyente en 2.000 euros más con respecto a 2018?".
De esta historia, el tercer invitado, Unidas Podemos, parece el más perjudicado. A los empresarios les produce urticaria cada vez que éstos susurran a los oídos de los socialistas subidas impositivas, aumento desproporcional del Salario Mínimo Interprofesional, paridad y más días por baja paternal o, control de los horarios en los lugares de trabajo.
De ahí la insistencia de las grandes empresas por una abstención que deje que Sánchez gobierne en solitario. Pero PP y Cs creen que, bajo mesa, ya hay pacto con Pablo Iglesias y, un sacrifico así es un contrasentido político y electoral. ¡Aquí no somos alemanes!