La premier británica, Theresa May, prevé escribir al presidente del Consejo Europeo para solicitar oficialmente la extensión del artículo 50. La primera ministra británica mueve ficha antes del arranque de la cumbre comunitaria, este jueves, en lo que supone prácticamente la única prerrogativa que le quedaba, tras las dos humillantes derrotas de su acuerdo y el golpe propinado por el presidente de la Cámara de los Comunes a su estrategia de romper el bloqueo de Westminster mediante repetidas votaciones.
El Tratado de Lisboa no establece qué mecanismo debe emplear un Estado miembro para pedir la ampliación de la permanencia, pero tanto Reino Unido como la Unión Europea está en territorio por explorar.
A priori, los Veintisiete prevén ofrecer una prórroga de nueve meses, conscientes de que la solución preferida de Theresa May, una demora técnica para dar margen para aprobar la legislación pendiente, resulta imposible, dadas las marginales posibilidades de que su plan pase el corte del Parlamento, especialmente tras la intervención del speaker durante la tarde de ayer.
Las implicaciones de su dictamen no son meramente domésticas, ya que John Bercow sugirió que los cambios necesarios para permitir una tercera votación requerirían de una renegociación previa con las instituciones de Bruselas.