Economía

Reino Unido suprimirá aranceles a las importaciones ante un Brexit sin acuerdo, pero el jamón y la ropa española pagarían más

  • El 80% de las importaciones no tiene ahora tasas y se ampliaría al 87%
  • Una salida desordenada provocará la caída de la libra y la subida de los precios
  • La Cámara de los Comunes vota sobre el escenario de un Brexit sin acuerdo

Reino Unido prepara la artillería pesada ante un posible Brexit sin acuerdo y aboga por suprimir los aranceles a las importaciones. Ahora el 80% de las compras que Londres hace en el exterior no tiene tasas y ese porcentaje se ampliaría al 87%. El resto, entre ellos productos cárnicos, lácteos, textiles o coches, estaría sujeto a los aranceles para proteger a la industria nacional.

De hecho, estos últimos -el 13% de las importaciones que hasta ahora disfrutaban de las ventajas de pertenecer al mercado único- implicarían de un modo u otro a España. Y es que, este porcentaje estaría sujeto a aranceles, incluyendo la imposición de gravámenes o cuotas sobre carnes de vacuno, cordero, porcino y algunos productos lácteos con el fin de apoyar a granjeros y productores que históricamente se habían beneficiado de los aranceles aplicados por la UE a estos productos.

Entre los alimentos afectados, según la documentación publicada por el Ministerio británico, estarían el jamón sin deshuesar, sometido al pago de una tasa arancelaria de 10,2 euros por cada 100 kilogramos importados, el atún en conserva, con un arancel del 24%, mientras que también se verán gravados el arroz, algunos tipos de queso, legumbres y mantequillas.

Asimismo, Reino Unido aplicará aranceles a las importaciones de automóviles fabricados fuera del país con el objetivo de apoyar a la industria automotriz británica, incluyendo una tasa del 10% a los coches y del 16% a tractores y algunos vehículos de transporte de pasajeros, aunque no se aplicarían aranceles adicionales a los fabricantes de automóviles dependientes de cadenas de suministro en la UE.

Cerámica y combustibles, en el foco

Por otro lado, el Gobierno británico contempla introducir aranceles en sectores como la cerámica, los fertilizantes y los combustibles para proteger a los fabricantes británicos frente a prácticas desleales como el dumping y los subsidios públicos. Además, las importaciones de productos textiles estará sometida a aranceles del 12% en los casos de chaquetas, pantalones, camisas y ropa interior, así como en el de ropa de cama y toallas.

De esta manera, el Gobierno de Theresa May trata de blindarse de las consecuencias de un Brexit sin acuerdo, que de primeras traería un desplome de la libra y un mayor coste de las importaciones. Asimismo, el plan de Londres pretende eludir la amenaza de una frontera dura con Irlanda al garantizar que no se impondrán controles adicionales sobre los bienes que atraviesen la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.

"Si nos vamos (de la UE) sin acuerdo suprimiremos la mayoría de nuestros aranceles, manteniéndolos para las industrias más sensibles", indicó el secretario de Estado de política comercial, George Hollingbery. "Esta aproximación equilibrada permitirá apoyar los puestos de trabajo británicos y evitar que los precios se disparen, lo que afectaría mucho a las familias más modestas", añadió.

Esta idea llega en un momento en el que las opciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europea se empiezan a agotar. El Parlamento británico rechazó ayer mismo el último acuerdo del Brexit, pactado por May con Bruselas. La Cámara de los Comunes votará este miércoles sobre un escenario de una salida sin acuerdo.

Nueva estrategia arancelaria

Ahora, el nuevo sistema, que se implementaría durante 12 meses, mientras el Gobierno británico elabora una nueva estrategia, sería aplicable al 82% de los productos de la Unión Europea, frente al 100% que actualmente no paga aranceles, pero elevaría a más del 90% las importaciones de otros mercados libres de tasas, cuando en la actualidad son el 56%.

En caso de una retirada de la UE sin acuerdo, el Reino Unido se vería expuesto a un potencial impacto de 9.000 millones de libras (casi 10.500 millones de euros) por la subida de precios de las importaciones de alimentos, según cálculos de la firma de análisis Retail Economics.

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