Economía

Con Washington dividido por el muro, EEUU se encamina a un cierre del Gobierno "durante un largo tiempo"

  • Los republicanos no tienen votos en el Senado para aprobar el muro
  • Los demócratas tendrán una mejor posición negociadora si se alarga
  • Cientos de miles de funcionarios se quedarán sin empleo ni sueldo
Foto: Reuters.

Lo que parecía una posibilidad distante se hace cada vez más probable: el Gobierno de EEUU está a punto de quedarse sin dinero y verse obligado a suspender parte de sus operaciones ante la falta de presupuestos, que deben aprobarse antes de la medianoche de este viernes 21. Y con los republicanos paralizados ante las demandas de fondos para el muro fronterizo de Donald Trump y los demócratas firmemente en contra, no parece haber una solución inmediata. "El Gobierno podría cerrarse por un largo tiempo", advirtió el magnate.

A principios de la semana, la Casa Blanca había indicado que aceptaría unos presupuestos sin el muro, y el Senado se apresuró a aprobarlos el miércoles. Pero el jueves, tras recibir fuertes críticas en los medios de comunicación conservadores, Trump y el ala más radical de su grupo parlamentario anunciaron que no estaban dispuestos a aprobar esas Cuentas en el Congreso si no se añadían fondos para el muro.

Tras una reunión en la Casa Blanca, el presidente del Congreso, Paul Ryan, anunció que, ante el enroque de Trump, cedería y añadiría los 5.000 millones de dólares para construir el muro que demandaba. Horas después, el proyecto de presupuestos con el muro salió adelante con el apoyo de la mayoría republicana. Mayoría que desaparecerá en apenas 11 días, cuando comience la nueva legislatura y tomen posesión los demócratas que ganaron las elecciones de noviembre.

El Senado, contra el muro

Pero el problema político es mucho más complejo. Ahora que hay dos proyectos de presupuestos distintos, alguna de las cámaras debe ceder. El Senado estudiará ahora si aprueba el proyecto del Congreso. Para ello harán falta dos votaciones: en la primera necesitarán 50 votos y en la segunda, 60. Los republicanos solo tienen 51 de los 100 escaños, y ningún demócrata parece dispuesto a sumar sus apoyos, así que su aprobación se antoja imposible.

El plan inicial de Trump consistía en forzar a los demócratas a votar en contra repetidamente para poner toda la presión sobre ellos. Pero el viernes por la mañana tuvo otra idea: llamó al presidente del Senado, el republicano Mitch McConnell, para pedirle que cambiara las normas de la cámara y permitiera aprobar leyes con solo 50 votos en vez de 60, eliminando una garantía histórica del Senado para garantizar un mínimo consenso entre ambos partidos para aprobar leyes. McConnell -y una mayoría de senadores- se negó, para decepción del presidente.

Sin embargo, el problema de Trump es que probablemente ni siquiera sobreviva la primera votación de trámite: varios senadores de su partido que se jubilan en 10 días y otros que se juegan el cargo en 2020 en estados de tendencia demócrata no tienen ninguna intención de apoyar el muro. Si Trump pierde esa primera votación, en la que solo necesitaría mayoría simple, ni siquiera podría culpar a los demócratas: la culpa sería de las divisiones en su propio partido.

Aun así, Trump se apresuró a celebrar su victoria en el Congreso en una serie de tuits e intentó lanzarle la presión a los demócratas: una semana después de decir ante las cámaras que "estaré orgulloso de cerrar el Gobierno si no hay muro" y decirle a los líderes opositores que "no os pasaré la responsabilidad si ocurre, será mía", el magnate ahora considera que "ahora los demócratas son los responsables". Los demócratas, por su parte, se limitan a apuntar a las declaraciones de Trump culpándose a sí mismo.

Llegados a este punto, uno de los dos bandos necesita ceder. Si el Senado rechaza los presupuestos con el muro, la Cámara de Representantes podría dejarlo por imposible, aprobar la prórroga sin los fondos e intentar convencer a Trump de que los acepte. Otra opción sería que ambos lados llegaran a un acuerdo intermedio, en el que Trump tendría que ceder en todo tipo de propuestas legislativas a cambio de que los demócratas acepten una promesa polítca del magnate que sus votantes rechazan unánimemente.

Nadie tiene incentivos directos para ceder: las encuestas señalan que la aprobación del muro está prácticamente unida a la intención de voto

Y si la situación se alarga, los demócratas mejorarían su situación a la hora de negociar: el próximo 2 de enero pasarán a tener la mayoría en el Congreso, y entonces podrán aprobar las cuentas sin el muro en la Cámara Baja, pasando la patata caliente directamente a Trump.

Sin embargo, ninguno tiene incentivos directos para ceder: las encuestas señalan que la aprobación del muro está prácticamente unida a la intención de voto, y el entorno de Trump, que ya ha hecho cambiar de opinión al presidente, no parece estar dispuesto a dejarle ceder y renunciar a su promesa estrella.

Entre tanto, cientos de miles de trabajadores públicos de los departamentos de Justicia, Seguridad Nacional (Interior) y de los parques nacionales se verían sin empleo ni sueldo en medio de las fiestas de Navidad. Y quizá durante semanas. Los funcionarios apuntan a ser los grandes perdedores de la guerra sobre el muro.

EEUU no ha aprobado en tiempo y forma unos presupuestos anuales desde 1997.

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