Economía

Noruega aprovecha la 'maldición' para asegurar su futuro y sobrevivir al cambio demográfico

  • Noruega se ha beneficiado del petróleo sin dañar el resto de sectores
  • "Era necesario administrar bien los recursos para el cambio demográfico"
  • "Lo que para otros ha sido una maldición para nosotros es una bendición"
Vista del famoso Bryggen en la ciudad de Bergen vista desde un crucero. Foto de Dreamstime

Noruega ha sabido gestionar, hasta ahora, unos vastos recursos naturales (petróleo y gas) mejor que la gran mayoría de países que están o han estado en una situación similar que han sido víctimas de la maldición del 'mal holandés', una enfermedad que transforma y concentra en un solo sector el sistema productivo de un país tras el hallazgo de recursos naturales. La fuerte entrada de divisas y la acumulación de recursos en ese sector puede 'destruir' el resto del tejido productivo del país, dejando una economía muy débil, sobre todo después de que los recursos naturales se hayan agotado.

Noruega ha conseguido salvar esta situación, aún así las críticas sobre la administración de estos recursos no son pocas, lo que obliga a políticos y dirigentes noruegos a explicar por qué han decidido ahorrar casi la totalidad de los ingresos obtenidos por la exportación de petróleo y gas.

Oysten Olsen, gobernador del Banco de Noruega, defendió durante un discurso pronunciado el pasado 22 de marzo la gestión realizada durante las últimas décadas, explicando que la inversión de los ingresos derivados del crudo y el gas en activos financieros extranjeros ha sido clave para esquivar el 'mal holandés' y pertrecharse mejor que nadie contra el cambio demográfico al que se enfrenta Occidente. Además, la gestión de estos recursos (a pesar de haber ahorrado gran parte de los beneficios) ha llevado a Noruega a ser uno de los países más desarrollados del mundo partiendo desde un nivel medio.

"Los descubrimientos de recursos naturales han sido identificados como una maldición para algunos países. Para Noruega ha sido una bendición. Hemos logrado transformar los recursos de petróleo y gas en activos reales y financieros. Me atrevo a decir, que en este caso la suerte se ha complementado con una gestión sensata de los recursos... el fuerte ahorro de los años recientes significa que también las generaciones futuras se beneficiarán de estos ingresos", sentencia Olsen.

Este alegato es la respuesta a un trabajo del economista Joseph Gagnon (Peterson Institute for International Economics) en el que argumenta que Noruega está ahorrando demasiado, lo que beneficiará más a las generaciones futuras que a las presentes, lo que puede considerarse como una injusticia intergeneracional. "Desde 1996, Noruega ha ahorrado más de lo necesario para incrementar el consumo por igual de todas las generaciones".

Evitar el 'mal holandés'

Sin embargo, Olsen cree que el ahorro está justificado por varias razones. Por un lado, el ahorro de los ingresos derivados de estos recursos ha permitido a Noruega evitar gran parte de los síntomas del 'mal holandés'. Esta enfermedad dañó seriamente a la economía de los Países Bajos allá por 1960. Los hallazgos de grandes yacimientos de gas natural cerca de las costas de los Países Bajos convirtieron a este país en uno de los grandes exportadores de esta energía fósil.

Los recursos de la economía se centraron en un el sector del gas, mientras que los sectores que producen bienes y servicios que no comerciables comenzaron a crecer a medida que los ingresos derivados del gas incrementaban la demanda interna. El capital y el factor trabajo se concentraron en dichos sectores, reduciendo la capacidad del sector exportador (diferente al del gas). Además, la gran demanda en el mercado de divisas de florines holandeses (producto de la entrada de divisas para comprar gas) apreció con fuerza esta divisa, dañando aún más al resto del sector exportador del país, que ante la fortaleza del florín tuvieron dificultades para de vender sus bienes y competir con los productos importados, que se 'abarataban' a medida que la divisa holandesa se apreciaba.

Si Noruega hubiera distribuido una mayor parte de los ingresos petroleros, la demanda interna hubiera sido superior, incrementando el consumo de bienes y servicios no exportables (peluquería, gimnasios o vivienda). Los sectores dedicados a estos menesteres (además del sector petrolero) tendrían que haber ampliado su inversión y la contratación de personal a través de mayores salarios (si existe pleno empleo), lo que hubiera supuesto menor capital y trabajadores para el resto de sectores y, probablemente, una inflación superior.

Además, hay que tener en cuenta que el petróleo y el gas son recursos finitos. "Los recursos de la economía pueden verse afectados por cambios estructurales que incrementan la demanda de trabajadores y capital por la industria de extracción de petróleo y gas. Finalmente, la demanda de los sectores relacionados con el petróleo caerá, y será necesario revertir la reducción del resto del sector manufacturero. Para evitar los efectos del mal holandés, el gasto debe estar muy por debajo del nivel de ingresos permanente mientras que dura el periodo de extracción de petróleo", argumenta Olsen.

Mitigar el impacto sobre la divisa

A través de grandes superávits por cuenta corriente y las inversiones del Fondo de Pensiones del Gobierno Noruega, se ha intentado evitar que todos los recursos se centren en unos pocos sectores borrando al resto del mapa, lo que hubiera reducido el crecimiento potencial a largo plazo de la economía, sobre todo cuando el petróleo pierda importancia.

También, Noruega ha mitigado el impacto sobre la divisa (corona noruega) invirtiendo los dólares obtenidos por el petróleo directamente en el extranjero, en lugar de invertirlos en el interior o repartirlos entre los ciudadanos, lo que hubiera disparado el valor de la corona noruega, la inflación o ambas cosas.

Por otro lado, Olsen arguye que Noruega tiene un estado de bienestar más amplio que la mayoría de países del mundo, por lo que atendiendo a las proyecciones demográficas del país resulta vital ahorrar todo lo posible para pagar las pensiones de los futuros jubilados y los gastos en sanidad: "Nuestro sistema de pensiones es de reparto, mientras que la sanidad está también financiada por el gobierno. El envejecimiento de la población pesará mucho en las finanzas públicas", sentencia Olsen.

El gobernador recalca que si se hubiera implementado un mayor gasto a medida que los ingresos del petróleo aumentaban, "hubiéramos gastado más en los 90 y en los 2000, cuando los costes demográficos para el gobierno eran bajos. Sin embargo, las reglas fiscales actuales permiten incrementar el gasto procedente del petróleo en los periodos en los que los costes relacionados con la edad subirán más rápido".

Olsen concluyó su pronunciación destacando que gracias a las políticas implementadas, "la riqueza acumulada en el fondo de pensiones noruego casi triplica el PIB del país... las directrices presentes van a permitir que unos flujos de ingresos temporales (derivados del gas y el petróleo) se transformen en ganancias permanentes, beneficiando a las futuras generaciones".

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