Economía

El 'boom' económico sin fin: Alemania suma ocho años de expansión y lo que le queda por delante

  • El mercado laboral es robusto y no da síntomas de debilidad
  • Alemania ha ganado competitividad reduciendo los costes laborales unitarios
  • Las reformas del pasado están dando sus fruto desde el año 2005
Foto de Dreamstime

Alemania acumula tasas de crecimiento positivas en 23 de los últimos 24 trimestres, según datos de Eurostat. En el cuarto trimestre de 2017 el crecimiento fue del 0,6%, mientras que en términos interanuales la expansión se situó en el 2,2%, por encima de lo esperado. Son muchos años creciendo, pero aún así los expertos creen que a este ciclo le quedan entre dos y tres años como mínimo para finalizar. Aunque el mercado laboral está funcionando a pleno rendimiento, no hay riesgo de recalentamiento a la vista.

El crecimiento económico del cuatro trimestre de 2017 ha estado impulsado por las exportaciones (como viene siendo habitual), pero también por una mayor inversión en maquinaria y equipamiento industrial. Esto es último es importante para que el tejido productivo germano continúe siendo competitivo y generando valor añadido. Bajo este contexto, los expertos de Commerzbank creen que en 2018 el PIB aumentará un 2,5%.

Un crecimiento eterno

"Continuamos creyendo que la mejora podría continuar durante dos o tres años más, por ahora no hay tensiones a la vista", destacan los analistas del banco germano. Los salarios crecen con moderación y los costes laborales unitarios siguen estando bajo control. "Parece que la globalización está manteniendo los costes laborales dominados. Esto es muy importante porque la política monetaria del BCE está siendo demasiado expansiva para Alemania durante mucho tiempo".

Por otro lado, aunque existen preocupaciones sobre una posible burbuja inmobiliaria, las cuotas de las hipotecas en Alemania siguen siendo relativamente pequeñas respecto a los ingresos de los hogares, "por lo que no vemos riesgo de que estalle una burbuja en los dos o tres próximos años".

Los analistas de ING coinciden en dar larga vida al crecimiento de Alemania: "Los mismos fundamentales que han apoyado la economía en 2016 y 2017 se mantendrán en 2018. La única pregunta es cuánto estímulo adicional puede aportar al ya maduro ciclo alemán los bajos tipos de interés y el crecimiento del resto de países de la Eurozona".

Los economistas del banco holandés destacan que aunque el crecimiento esté por encima del potencial (output gap positivo) "no sobrepasa lo visto en otros ciclos expansivos... juzgando lo ocurrido en otros ciclos, la economía podría seguir creciendo al ritmo actual durante dos años sin sobrecalentarse".

Un mercado laboral que es una joya

Sin duda, el mercado laboral es uno de los pilares que ha convertido a Alemania en una economía muy resistente. La tasa de paro se encuentra en el 3,7%, acumulando doce años de descensos casi ininterrumpidos. Durante los peores años de la crisis, el desempleo se mantuvo relativamente constante (entre 2009 y 2008), pero la tendencia subyacente era a la baja. En el tercer trimestre de 2005, el desempleo era del 11,2%, desde entonces ha registrado caída tras caída.

Los expertos coinciden en destacar que el buen comportamiento del mercado laboral alemán durante la crisis se debe a las reformas introducidas desde los años 90 en adelante. La descentralización de la negociación colectiva (puesta en marcha en los 90) y las mejoras considerables de las políticas activas de empleo han convertido a la locomotora de un Europa en un país que aguanta bien las crisis y que logra un crecimiento sostenible durante los ciclos expansivos. Las reformas que algunos países del sur están implementado recientemente, en Alemania dieron comienzo hace décadas.

En 2003 entraron en vigor las reformas Hartz I y Hartz II (bajo el gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder) que simplificaron la legislación laboral para las pequeñas empresas a la par que se introdujeron los polémicos minijobs (trabajos a tiempo parcial que no pueden superar los 450 euros al mes). A partir de ahí se fueron introduciendo nuevas versiones de estas reformas que recortaron la duración de las prestaciones por desempleo (para incentivar la búsqueda de trabajo), mientras que las políticas activas se hicieron mucho más eficientes centrándose en la empleabilidad del parado.

Salarios y productividad

Alexandra Spitz-Oener, profesora de Economía en la Universidad de Humboldt de Berlín, destaca en Harvard Business Revierw que la posición relativa de competitividad de Alemania respecto a sus principales parejas comerciales lleva mejorando desde 1995. La clave de esta situación es mantener el crecimiento de los salarios igual o por debajo de los incrementos de la productividad.

"Esto se debe sobre todo a que la economía germana emprendió una descentralización de la negociación colectiva sin precedentes durante los años 90, lo cual ha sido fundamental para que los costes laborales unitarios  hayan caído mientras que la competitividad ha aumentado", destaca la experta.

Aunque aún se siguen estableciendo una parte de los salarios a nivel sectorial (por ejemplo el del metal), con la descentralización se permite que las empresas que no se encuentran en una buena situación se descuelguen del convenio general y establezcan sus propias condiciones para salir del bache.

También resulta importante destacar la importancia del euro, cuyo tipo de cambio es el resultado, entre otras cosas, de la fortaleza y competitividad de varios países europeos, que en su mayoría son inferiores a Alemania en este campo. Sin el filtro de la divisa, Alemania ha podido exportar bienes y servicios que con el marco alemán hubieran sido relativamente más caros y menos competitivos.

Antes del nacimiento del euro, el tipo de cambio actuaba como primer estabilizador en las relaciones comerciales de los países europeos. Los bienes y servicios producidos en Alemania eran y son de gran calidad, pero la fortaleza del marco alemán les restaba atractivo, puesto que para comprarlos se necesitaban cambiar pesetas por marcos, por ejemplo. Con el euro, ese primer filtro desapareció y los productos alemanes no sólo eran de los mejores sino que además ya no eran tan caros para el resto de los países de la Eurozona.

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