
Los ojos de inversores, políticos y ciudadanos ávidos de información están puestos en las negociaciones del Brexit. Sin embargo, otro movimiento centrífugo (que tiende a alejarse del centro o de la doctrina europeísta) se está gestando en el este de Europa, en uno de los países que están llamados a ser el futuro del Viejo Continente: Polonia está cada día un poco más lejos de lo que piensa Bruselas, pero al contrario que el Reino Unido, Varsovia no quiere dejar la unión, quiere cambiarla desde dentro.
Polonia es una de las economías que más rápido crece en Europa desde el año 2000. En los últimos tres ejercicios, el PIB per cápita ha aumentando un 3,3%, 3,9% y 3%, mientras que la tasa de paro ha pasado de superar el 20% en el año 2000 a caer por debajo del 5% en el tercer trimestre de 2017 (también hay que destacar que este país lidera la tasa de empleo temporal, incluso por delante de España). El desarrollo de Polonia ha sido un éxito para Europa, pero sobre todo para el propio país.
Sin embargo, la vuelta al poder del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS por sus siglas en polaco) presidido por Jaroslaw Kaczynski, a finales de 2015, está emborronando parte de los éxitos logrados durante años. Su retórica populista está calando hondo en los polacos, que parecen mostrar un rechazo creciente hacia la inmigración y a hacia algunas de las decisiones que se toman en Bruselas. Según revelan desde Politico, Kaczynski es el hombre fuerte de Polonia, aunque el primer ministro de facto es Mateusz Morawiecki, también miembro de Ley y Justicia.
Polonia no está sola. Países como Hungría o la República Checa cuentan con gobernantes que coinciden en grandes parcelas de terreno con el PiS polaco. Aunque por ahora son pocos los gobiernos en la UE que defienden estas políticas, es cierto que su auge está a la vista y sus victorias se están produciendo en países con economías que crecen con fuerza y que, presumiblemente, ganarán peso en la futura Europa. Quizá Europa se vea obligada a transformarse si cada vez un mayor número de países reclaman cambios, sobre todo si son países con poder, es decir, con economías de peso.
Una manifestación de fuerza
Sin ir más lejos, el pasado 11 de noviembre (día de la Independencia de Polonia) decenas de miles de nacionalistas polacos se hicieron con el control las calles de Varsovia, en la marcha anual que conmemora el día de la Independencia de Polonia, y que en esta ocasión se organizó bajo el lema "Queremos a Dios", un mensaje que reivindica la importancia del catolicismo en la identidad Europa.
Estas miles de personas recorrieron la capital polaca con miles de banderas nacionales, bengalas y carteles en los que criticaban a la Unión Europea, el avance del islamismo o la política de acogida de refugiados impulsada por Bruselas, a la que hasta ahora el Gobierno polaco no se ha adherido. Las imágenes de la marcha, más que una celebración, parecían la mayor concentración ultra vista en los últimos tiempos.
El lema "Queremos a Dios" pretende, según los organizadores de la marcha, recordar que Polonia es el "bastión de la fe y la religiosidad" en Europa, así como reivindicar "el catolicismo frente al ateísmo impuesto desde Europa", según reconoció el portavoz de la organización, Robert Bakiewicz, en declaraciones a la agencia EFE.
Desde Bloomberg aseguran que por ahora pocos polacos creen que el país debería seguir los pasos del Reino Unido, pero un choque de trenes entre Varsovia y Bruselas es cada vez más probable. Sin duda, un enfrentamiento con un país que tiene cerca de 40 millones de habitantes puede ser un obstáculo importante para el futuro de la Unión Europea y para la convergencia entre los países del bloque.
Cambiar Europa desde dentro
Jaroslaw Kaczynski, el hombre que realmente manda en Polonia, ha dejado entrever que el enfrentamiento con Bruselas está a la vuelta de la esquina y puede ser largo. El partido Ley y Justicia no quiere una Polonia fuera de Europa, quiere una Polonia que lidere un cambio radical en el Viejo Continente: "La enferma Europa de hoy debe tomar el camino de vuelta a la salud, a los valores fundamentales, a la verdadera libertad y al fortalecimiento de nuestra civilización basada en el cristianismo".
En la misma dirección se pronuncia Mateusz Morawiecki, el nuevo primer ministro del país que sustituye a Beata Szydlo. Este político experto en Economía y que fuera presidenta la filial polaca del Banco Santander, ha asegurado en su primer discurso tras su elección que "Polonia es parte de la Unión Europea, pero queremos transformarla para recristianizarla".
Además, Morawiecki ha reconocido que su país no tiene prisa por introducir el euro y también ha acusado a la Unión Europea de realizar "amenazas desagradables", en relación con los fondos comunitarios que podrían no llegar a Polonia si prosigue la desobediencia en algunas materias.
Aunque Polonia ha sido y es un socio clave para Europa Occidental. Su situación geográfica (hace frontera con Bielorrusia y Ucrania, dos países muy influenciados por Rusia) han convertido al este de Polonia y los bálticos en la frontera 'real' con Rusia y sus países satélite.
La polémica reforma judicial
No obstante, algunas de las reformas llevadas a cabo por el Gobierno polaco están poniendo contra las cuerdas a los gerifaltes de la Unión Europea. El Parlamento polaco ha aprobado hace escasos días dos proyectos de ley que aumentan el control político sobre tribunales y jueces, iniciativas enmarcadas en una amplia reforma de la Justicia que ha sido muy criticada por Bruselas, al entender que ataca la separación de poderes y al estado de derecho. La Comisión Europea (CE) determinará la próxima semana "los próximos pasos" en relación al expediente que abrió a Polonia por el riesgo "sistémico" al Estado de Derecho.
"El presidente (de la Comisión Jean-Claude) Juncker ha pedido que esta cuestión se incluya en la agenda del Colegio la semana que viene para determinar los próximos pasos", ha anunciado en rueda de prensa el portavoz jefe de la Comisión Europea, Margaritis Schinas.
El Ejecutivo comunitario toma "nota" de las opiniones emitidas por la Comisión de Venecia del Consejo de Europa sobre la reforma polaca, se ha limitado a subrayar el portavoz comunitario.