Economía

Las promesas electorales de Trump amenazan las exportaciones y el empleo en México

  • El país azteca trata con cautela al nuevo presidente de EEUU y reafirma su negativa al muro
Donald Trump

Posiblemente México sea el lugar fuera de Estados Unidos en el que la jornada electoral se siguió con más desasosiego y su resultado causó más conmoción. Tras una noche de insomnio colectivo, el triunfo de Donald Trump ha desatado las alarmas entre inversores y empresarios mexicanos, a pesar de que todos los estratos del Gobierno de Enrique Peña Nieto se esforzaron en transmitir un mensaje de calma y de fortaleza de la economía. Mientras el mapa electoral se teñía de rojo, el peso mexicano se llegó a desplomar un 11 por ciento ante el dólar hasta romper la barrera de las 20 unidades por cada billete verde, mientras los fabricantes de piezas de automóviles como Nemak o Rassini se desplomaban en el parqué azteca y el petróleo volvía a la senda bajista. Estas primeras reacciones son una pequeña muestra de cómo afectará la presidencia de Trump a México.

Y es que, la más preocupante de sus promesas de campaña fue renegociar los tratados internacionales de Estados Unidos con el mundo y, entre ellos, el tratado de Libre Comercio con América del Norte (México, Estados Unidos y Canadá). Aunque Trump no puede modificar unilateralmente las condiciones de los acuerdos, sí que puede decidir romperlo, algo que se haría efectivo en seis meses. "El tratado ha beneficiado más a México que a Estados Unidos, y por lo mismo tiene que revisarse", dijo Trump.

Una renegociación del tratado que implique aranceles más altos o, en el peor de los casos, la disolución del mismo afectará directamente al empleo, las remesas (su principal fuente de divisas), las exportaciones, la inflación y el tipo de cambio.

El 80% de las exportaciones de México tiene como destino EEUU y, en un momento en el que el petróleo tocaba mínimos históricos, la demanda y las inversiones del gigante norteamericano animó el crecimiento del país azteca. En el primer semestre de 2015, las exportaciones a EEUU de vehículos y de piezas para coches crecieron a doble dígito, mientras los principales fabricantes de automóviles, como Ford, anunciaban nuevas plantas de producción en el norte del país azteca. Así, México se posicionaba para convertirse en el primer fabricante y exportador de vehículos ligeros de América siendo EEUU su principal cliente.

Por otra parte, el 30% de las piezas de los coches que se fabrica en EEUU es de origen mexicano. No en vano, el grueso de los ingresos de Nemak y Rassini vienen del gigante que ahora preside Trump. Así, un cierre de las fronteras, aunque sea parcial, o un alza de los aranceles deja en el aire el futuro del sector automotriz en México, que en 2014 aportó el 3,1 por ciento de PIB y dio empleo a 700.000 persona. Más allá del sector automotriz, la vinculación económica entre ambos países es tal que se pondrán en peligro muchos empleos a ambos lados de la frontera.

"Uno de los beneficios del TLC es que el coste de muchos productos había bajado por la reducción de aranceles y la mayor oferta de Estados Unidos y Canadá, esto podría mermar o desaparecer dependiendo de qué pase con el tratado", explica Sofia Macías, periodista económica mexicana, experta en finanzas personales y autora del blog y los libros de Pequeño Cerdo Capitalista.

A su vez, si el peso sigue perdiendo terreno ante el dólar, se encarecerán aun más las importaciones, lo que elevará el precio de los productos finales, aumentado la inflación.

Por otra parte, si Trump cumple la promesa de apostar por el fracking, el precio del petróleo volverá a caer, afectando a los ingresos petroleros de México, que es una de sus principales fuentes de ingresos.

Pese a las amenazas que sobrevuelan México tras el triunfo de Trump, a primera hora del miércoles, Peña Nieto felicitó vía Twitter al nuevo presidente electo del país vecino, su principal socio comercial y en donde viven 34 millones de personas de origen mexicano. En la red social, Peña Nieto habló de amistad, cooperación, respeto y trabajo conjunto con Estados Unidos y con el republicano, que centró en México algunas de sus principales promesas de campaña: construir un muro a lo largo de más de 3.000 kilómetros de frontera entre ambos países y congelar las remesas que llegan a México para presionar al país azteca a que pague por su construcción. Los dólares que los mexicanos envían a sus familias se convirtieron durante 2016 en una fuente de ingresos más cuantiosa que el petróleo y el turismo.

Trump y el muro han tenido al Gobierno mexicano en el ojo del huracán mediático y político desde que hace dos meses Peña Nieto lo invitara a la residencia oficial de Los Pinos. La sorprendente visita, según reconoció el propio Peña Nieto, tuvo como principal consecuencia el "desgaste" y la dimisión del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a quien se ha señalado como el autor intelectual de la invitación.

El nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Meade, junto con el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, convocaron durante la madrugada post electoral a una rueda de prensa conjunta en la que, sin hablar de medidas concretas, defendieron la solidez de la economía mexicana, que "está en posición de fortaleza para enfrentar un nuevo entorno", señaló Meade.

Por su parte, la primera reacción de la canciller Ruiz Massieu fue insistir en que México no pagará por el muro de Trump. "Está fuera de nuestra visión", aseguró.

No caer en provocaciones

El representante del Partido Republicano en México, Larry Rubin, dijo a este medio que su principal recomendación es tener madurez para empezar de nuevo y trabajar en construir una relación fuerte entre ambos países. Caer en provocaciones sería "el peor error", afirmó. "Todos los que estuvimos o no de acuerdo con él debemos apoyar la gestión del nuevo presidente de Estados Unidos. Los políticos de México tienen que hacer lo mismo, el tema es construir de ahora en adelante".

Rubin agregó que México debe ocuparse en construir una relación fuerte. Que tanto la presidencia de México, legisladores y partidos políticos actúen en buscar un acercamiento con la nueva Administración, para lograr que el país quede bien posicionado y preparado para trabajar con el próximo presidente de Estados Unidos.

"Mucho ha sido retórica electoral, pero no sabemos a ciencia cierta cuál va a ser la política de un presidente", dijo.

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