
Martin Feldstein, profesor de Economía en Harvard y presidente emérito del Departamento de Investigación Económica de EEUU, asegura que "no se puede ignorar la posibilidad de ver una fuerte caída de los precios de los activos que lleve a EEUU a una recesión económica". La Reserva Federal debe ser inteligente y conseguir normalizar la política monetaria sin que se hundan los precios de los bonos y las acciones, una misión muy compleja.
Feldstein explica en un artículo publicado en Project Syndicate, que además de los riesgos políticos y económicos externos, "el gran riesgo interno en EEUU es una fuerte caída de los precios de los activos, que podría hacer daño a hogares y empresas, desembocando en un colapso de la demanda agregada. No estoy diciendo que vaya a ocurrir. Pero las condiciones son cada vez más peligrosas mientras que los precios de los activos siguen subiendo y alejándose de las medias históricas".
Este economista explica que el ratio precio-beneficios (PER por sus siglas en inglés) del S&P 500 está un 60% por encima de la media histórica. Mientras tanto, los bonos están ofreciendo rentabilidades históricamente bajas y el precio de la vivienda sube a un ritmo del 10% anual. En EEUU, la inversión en acciones y bonos por parte de los hogares es algo mucho más extendido que en Europa, por lo que las fluctuaciones de estos activos influyen directamente en el consumo de los hogares.
Desplome del consumo
Feldstein advierte de los peligros que conlleva esta situación. "Los hogares de EEUU tienen 21 billones de dólares en acciones, por lo que una caída del 35% (que llevaría a los índices a su media histórica) de las bolsas podría suponer pérdidas de más de 7,5 billones de dólares. Los fondos de pensiones y otros inversores incurrirían en pérdidas... mientras que un aumento de los rendimientos de los bonos a largo plazo a su media histórica supondría una pérdida del 30% para los inversores".
Todo ello desembocaría en un descenso de la riqueza de los hogares, la reducción del consumo (por el efecto riqueza) y una caída del PIB. "Esta situación podría implicar una caída de 400.000 millones en gasto en consumo, lo que tendría un fuerte efecto sobre el PIB".
Esta caída en el precio de los activos afectaría casi con toda seguridad al resto de economías desarrolladas, con unas caídas en sus precios similares a las de EEUU, "este descenso en los activos resultaría en una contracción de la actividad económica" en todos los países desarrollados. Aún así, Feldstein vuelve a insistir en que este análisis habla de un riesgo, "no es una predicción".
Con un poco de suerte y el buen hacer de las Reserva Federal y el resto de bancos centrales, "los precios de los activos podrían caer de forma gradual, lo que supondría una desaceleración en lugar de un colapso en el gasto y la actividad económica".
Por el momento, la Reserva Federal está intentando convencer de la idoneidad de unos tipos bajos, "haciendo referencia a los cambios demográficos y a las tendencias de la productividad... Si la Fed tiene éxito, la caída de los precios de los activos será leve".