
El presidente de la Reserva Federal (Fed) del distrito de San Francisco, John Williams, sugirió hoy elevar la meta de inflación del actual 2%, ya que "no deja espacio suficiente" de acción en el actual contexto de bajos tipos de interés y así ampliar el rango de la política monetaria.
"Simplemente no hay espacio suficiente para que los bancos centrales recorten tipos de interés en respuesta a una ralentización económica cuando las tasas naturales y la inflación son muy bajas", indicó Williams en un documento en el portal de la Fed de San Francisco.
El banco central estadounidense asumió explícitamente la meta de inflación anual del 2% en 2012, rango que comparte con otros bancos centrales como el europeo (BCE) o el Banco de Inglaterra.
"Estamos viendo el futuro ahora mismo (...) y revisar los aspectos claves de las metas de inflación es ciertamente necesario", agregó Williams sobre los bajos tipos de interés en todo el mundo, especialmente en las economías avanzadas.
Actualmente, la Fed mantiene los tipos de interés de referencia entre el 0,25% y el 0,50%, después de subirlos en diciembre pasado un cuarto de punto. Aunque había previsto continuar con el ajuste a lo largo del año, las dudas sobre la economía global le han hecho postergar una segunda subida de tipos.
La inflación interanual en EEUU se encuentra en el 1%, muy por debajo de la meta actual.
Para Williams, el cambio demográfico que lleva a un mayor envejecimiento de las sociedades, la menor productividad y la debilidad global han rebajado las tasas naturales en todo el mundo, por lo que propone elevar el objetivo inflacionario al 3%.
"Tras las crisis financiera global, la política monetaria ha evolucionado, y en su última etapa está batallando con la baja inflación y el estancamiento a través de herramientas no convencionales como la relajación cuantitativa y los tipos cercanos a cero incluso negativos", señaló.
Por ello, sugirió considerar también la idea de vincular el ritmo monetario a otros indicadores como el de crecimiento económico.
Williams es considerado uno de los miembros más influyentes del banco central, ya que trabajó estrechamente con la actual presidenta del organismo, Janet Yellen, cuando ésta dirigía la Fed de San Francisco.
No obstante, reconoce en el artículo que "existen límites sobre lo que la política monetaria puede y debe hacer", al insistir en que "la carga debe caer también en la política fiscal".