El hasta hoy ministro de Industria, Energía y Turismo. José Manuel Soria, ha tenido una legislatura llena de luces y sombras. La principal medida que ha tomado este departamento durante los últimos cuatro años ha sido la reforma energética pero el Ejecutivo también puede lucir un récord histórico del turismo -más por la coyuntura internacional que por méritos del Gobierno-, un impulso a la reindustrialización y la puesta en orden de la regulación de las telecomunicaciones.
La legislatura comenzó en materia energética con Fernado Martí, el actual presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, como secretario de estado de Energía. Tras casi un año en el cargo la reforma no avanzaba y el déficit de tarifa seguía su galopante avance. El que fuera también miembro de la extinta Comisión Nacional de Energía abandonó el cargo tras apenas un año sin grandes medidas y dejó la gran batalla para los tres años siguientes a Alberto Nadal que tomó las riendas del departamento.
Nadal, con el apoyo el ministro, acometió un paquete de medidas con la intención de meter el dedo en el ojo a todos los sectores energéticos pero sin dejar ciego a nadie. No obstante, los cambios aplicados han supuesto importantes recortes para la cogeneración y las renovables y pequeños ajustes para la distribución y el transporte que han acabado incluso mejorando su retribución.
Por el camino, el ministerio de Industria realizó una revisión total de la regulación eléctrica que ha servido para cambiar la tarifa regulada de modo que los precios se adaptan más a la situación del mercado. De este modo, el precio de la luz subió el año pasado por la falta de producción verde y en cambio lleva una profunda caída en lo que va de este ejercicio por el motivo contrario, la enorme producción con renovables.
La intención del Ejecutivo con la reforma era acabar con el déficit de tarifa eléctrica, que cuando llegó el PP al Gobierno superaba los 25.000 millones de euros, y el objetivo se ha logrado llevando al sistema incluso a tener un pequeño superávit.
Soria dedicó también una parte importante de la legislatura a Canarias. El ministro ha pasado bastante tiempo en la región, donde se iba casi cada fin de semana al terminar el Consejo de Ministros, y peleó una dura batalla para defender las exploraciones de Repsol en la zona. La intención del Gobierno era conocer si había o no petróleo para poder mejorar la independencia energética del país. Finalmente, las prospecciones no resultaron exitosas.
Soria además ha tenido que afrontar una solución para el almacén de gas Castor. El ministro optó por que se indemnizara a ACS y Escal por sus fallidas obras y que los clientes paguen este coste en sus recibos del gas. No obstante, el ministerio de Industria ha encargado varios informes para ver si existe la posibilidad de que sea la justicia la que decida la conveniencia o no de pagar los 1.700 millones de euros pero, finalmente, no se ha dado el paso de llevarlo a los tribunales por parte del Ejecutivo sino que ha tenido que ser la Fiscalía y varias plataformas ciudadanas las que lo hicieran. El Ejecutivo también reformó el sector del gas y mejoró la retribución a la distribución, lo que contribuirá a llevar esta fuente energética a más clientes.
Reindustrialización
El ya exministro ha mantenido también una apuesta casi personal por impulsar una Agenda para la reindustrialización. El departamento dirigido por Begoña Cristeto lanzó una batería de medidas que se ha quedado a medio camino e impulsa ahora el desarrollo de la llamada Industria 4.0, es decir, la oportunidad de nuevos modelos de negocio que surgen con la digitalización.
Soria reformó con el apoyo del secretario de estado, Victor Calvo Sotelo, la Ley General de Telecomunicaciones para poner orden en el sector y regular el espectro pero se dieron pocos avances más en la pugna que mantienen los grandes operadores de telecomunicaciones con los gigantes de internet.
El ministro Soria ha sido además uno de los más mediáticos hasta el punto de dar la impresión que ejercía de portavoz del Gobierno de lunes a jueves con constantes apariciones en los medios de comunicación.
La duda que surge ahora es si el Boletín Oficial del Estado agradecerá al ya ex ministro los servicios prestados -como es habitual para los altos cargos- o si Moncloa le aplicará el castigo que está utilizando últimamente de eliminar esta coletilla para los servidores públicos que consideran que no han cumplido adecuadamente con su papel.