
Las hipotecas a tipo fijo regresan al mercado con una fuerza inusitada. El abaratamiento del precio del dinero hasta umbrales casi a cero inclina cada día a más familias a blindar su cuota de amortización y ahorrarse sustos y el mayor esfuerzo que sin duda traerá en el avance del euríbor dentro de unos años, de decantarse por el tradicional préstamo variable.
Tal es esta realidad que el pasado mes de noviembre el 40% de las nuevas operaciones se formalizaban a tipo fijo o con un periodo inicial con tasa de interés estable. La firma de préstamos puros variables se ciñe al 60% de las operaciones cuando en 2011 correspondían al 81,8% y cuando la crisis era inesperada llegaba al 93%, revelan las estadísticas de la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Por tipología, un 7,6% de los nuevos préstamos se formaliza con interés fijo puro, siendo en pleno boom inmobiliario su recurso residual, de apenas el 0,6 ó 0,7%. El mayor auge lo experimentan los préstamos con tasa estable entre uno y cinco años y variable a partir de entonces, que copan el 30% de las firmas frente al 16,2% que suponían tan solo cuatro años atrás.
La asunción de una deuda hipotecaria es una de las decisiones más relevantes para los hogares. Tras los sustos de la crisis o el conflictivo y judicializado conflicto con las cláusulas suelo, se ha reforzado la exigencia de información en las familias al dar este paso. Pero también, las entidades han ampliado su catálogo en plena contienda por captar clientes y prestar para recomponer sus ajustadas cuentas.
El préstamo variable continúa siendo más económico de partida y nadie espera que el euríbor, situado en diciembre en el 0,059%, inicie una remontada pronto ni tan vertiginosa que multiplique en poco tiempo las cuotas de amortización. Pero, precisamente, la oportunidad de endeudarse con cuotas estables para la toda la vida a tipos en mínimos históricos sirve de acicate a su contratación e, incluso, contribuye como razón de venta en la oferta comercial.
Junto a los productos tradicionales, la banca ha puesto en escaparate productos como los préstamos a tipo fijo por 10 ó 15 años, plazos insólitamente bajos en España aunque de amplia tradición en mercados anglosajones. A pesar de la batalla por financiar, las entidades se garantizan ingresos aplicando diferenciales superiores al punto porcentual y condicionados a una fuerte vinculación con la contratación de seguros, planes de pensiones o un uso mínimo de tarjetas.