
A medida que Estados Unidos se acerca al pleno empleo, el dato correspondiente al mes de noviembre que conoceremos hoy se perfila como una de las últimas piezas del puzzle que completará el arranque de la subida de tipos. La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, reconoció ayer en el Congreso, durante su comparecencia en el Comité Económico Conjunto, que "durante los próximos dos años el crecimiento económico será suficiente como para seguir mejorando el mercado laboral".
Un mensaje que sirvió de aperitivo al dato de noviembre, cuando los expertos barajan que la mayor economía del mundo podría haber generado algo más de 200.000 empleos. Aún así, Yellen quiso quitar algo de hierro al asunto al afirmar que pese a que sus funcionarios prestan extrema atención a la inflación y el mercado de trabajo, "no podemos dar un peso excesivo a una cifra en particular".
En definitiva, el país ha generado una media de 206.000 empleos mensuales este año y la semana pasada las peticiones semanales de subsidio por desempleo subieron en 9.000 solicitudes hasta una cifra ajustada de 269.000, niveles no vistos desde la década de los 70 y que encadenan 39 semanas por debajo de la cota psicológica de las 300.000 solicitudes. Al mismo tiempo, la consultora Challenger, Gray & Christmas dijo que las compañías estadounidenses anunciaron un total de 30.953 despidos el pasado mes, su menor nivel desde septiembre de 2014 y una caída del 39% con respecto al mes de octubre. Recordemos que el sector privado generó 217.000 puestos de trabajo el mes pasado.
Coincidiendo con las palabras de Yellen, también se dio a conocer el dato del Instituto de Gestión y Abastecimiento (ISM, por sus siglas en inglés), del sector servicios, cuya lectura de noviembre se moderó con respecto a la de octubre hasta los 55,9 puntos. Pese a que doce de las industrias como la minorista registraron un crecimiento, otras seis, como la agricultura, se contrajeron. También decayó el empleo dentro de los servicios así como los pedidos de exportación.
Una lectura que no intimidó al mercado, donde el 75,2% de los operadores sigue descontando una subida de 25 puntos básicos el próximo 16 de diciembre, cuando termine la reunión de política monetaria de la Fed. Dicho esto, algunos expertos comienzan a hacer sonar las alarmas sobre una posible recesión económica que podría materializarse en la segunda mitad del año que viene en la mayor economía del mundo. Desde Citi, sus estrategas elevaron hasta un 65% la probabilidad de una recesión en 2016, una contracción que estaría fomentada por el sobrecalentamiento del mercado laboral sin un incremento en la inflación salarial. Un escenario que, de momento, no parece preocupar a Yellen y sus chicos.
¿Recesión?, no gracias
Desde Henderson Global Investors, Simon Ward, su economista jefe, explica que normalmente, las recesiones tienen lugar cuando los ciclos económicos se debilitan de forma simultánea. Existen tres ciclos clave: el ciclo de la renta variable (de tres a cinco años de duración), el ciclo de inversión empresarial (de siete a once años) y el ciclo inmobiliario (de quince a veinticinco años). En EEUU, todos ellos tocaron fondo en 2009, lo que explica la gravedad de la «gran recesión».
"Se espera que el ciclo de la renta variable toque de nuevo fondo en 2016 o 2017, mientras el ciclo de la inversión empresarial podría alcanzar su punto mínimo en cualquier momento entre 2016 y 2020", indica en su último análisis. En este sentido, advierte que si el ciclo de la inversión cae hasta mínimos antes de tiempo, podría desencadenar una recesión el próximo año.
"La situación financiera de las empresas estadounidenses se está deteriorando y la Fed va camino de endurecer su política monetaria, por lo que esta hipótesis es posible. No obstante, si se diera una recesión, ésta no sería muy pronunciada, ya que el ciclo inmobiliario continuaría repuntando", matiza.
Las tendencias monetarias deberían ofrecer señales sobre la proximidad de una recesión. La tasa de variación a 12 meses del agregado monetario M1 real (esto es, ajustado a la inflación) en EEUU entró en terreno negativo antes de diez de las once recesiones posteriores a la guerra, con la excepción de la caída de 1953-54, causada por el endurecimiento de la política presupuestaria. Esta variable se ha mantenido en niveles bastante positivos, si bien cayó de forma constante durante 2015.