Economía

Alemania está peor de lo que se pensaba: se ha descubierto que el PIB se sitúa por debajo de su nivel de 2019

  • El PIB del segundo trimestre se ha revisado del -0,1% al -0,3%
  • Las revisiones dejan a la economía por debajo del nivel pre-covid
  • La recuperación no llega y el optimismo parece 'autoimpuesto'
Imagen: Alamy

Doble estacazo para una economía alemana que, por mucho que la busque, no acaba de encontrar la luz al final del túnel. La revisión de los datos de producto interior bruto del segundo trimestre del año, publicados este viernes, no traen especialmente buenas noticias para la tradicional locomotora económica de Europa, en absoluta parálisis desde la pandemia y víctima de una 'fatiga de los materiales' que empezó incluso antes.

Según la revisión publicada por el órgano estadístico federal Destatis, en el segundo cuarto el PIB de Alemania se contrajo un 0,3% frente al retroceso del 0,1% que reflejaba la estimación inicial, publicada el 30 de julio. Si esta caída de una décima se daba por 'buena' después del animoso repunte del 0,3% en el primer trimestre, la depuración del dato devuelve las peores sensaciones. En el cómputo interanual, la economía creció un pírrico 0,2% que ofrece poco consuelo. Si bien las inversiones, el sector de la construcción y las exportaciones netas lastraron significativamente la actividad económica, el consumo privado y público, así como las existencias, la sostuvieron.

Aunque la revisión trimestral se lleva el protagonismo al ser el guarismo más reciente, la maraña de cifras esconde una realidad quizá aún más dura si se analiza en perspectiva. Un dato que pasó un poco desapercibido en la primera publicación del segundo cuarto fue el hecho de que la agencia de estadística había revisado significativamente a la baja las cifras oficiales del PIB para 2023 y 2024. Como resultado, el tamaño de la economía alemana sigue estando ligeramente por debajo de su nivel de 2019, lo que probablemente sea la mejor y más dolorosa ilustración del estancamiento.

"Los datos del PIB publicados este viernes muestran que la reciente ola de optimismo que se apoderó de la economía alemana en los primeros meses del año aún no se refleja en las cifras. De hecho, tras el repunte de la actividad económica derivado de la anticipación de las exportaciones alemanas a EEUU en el primer trimestre, la economía experimentó una inversión del efecto de anticipación y se hizo patente el primer impacto real de los aranceles estadounidenses (aplicados en el segundo trimestre)", analiza Carsten Brzeski, economista de ING.

Para Ralph Solveen, economista de Commerzbank, "el descenso registrado en el segundo trimestre probablemente sea, en parte, una reacción contraria a la evolución bastante positiva observada a principios de año, en la que seguramente influyeron la tardía celebración de la Semana Santa y los efectos anticipados ante la inminente imposición de aranceles por parte de EEUU". El experto del banco alemán pone pie en tierra y asegura que no se puede hablar de una nueva recesión en este momento, pero desmonta cualquier 'ilusionismo' en lo transcurrido de año: "Estas cifras muestran que no hubo signos de recuperación de la economía alemana en el primer semestre del año".

El 'martillo' continuo de los datos duros, como se los conoce en macroeconomía frente a los blandos (por ejemplo, indicadores de confianza), no parece derribar un optimismo que parece más autoimpuesto que otra cosa. Algo que se volvió a ver este jueves con los PMI (índices de gestores de compras) preliminares de agosto. Estos indicadores adelantados de actividad privada mostraron de nuevo un optimismo empresarial casi inquebrantable.

"Todavía no está claro de dónde proviene exactamente este optimismo. ¿Se debe al estímulo fiscal, a una visión menos benigna de los aranceles estadounidenses o a los indicios de que el cambio de ciclo de las existencias que vimos a principios de año volverá a cobrar impulso? Es posible, pero definitivamente no es un hecho. La narrativa de un cambio de ciclo de las existencias sufrió recientemente un revés con los decepcionantes datos industriales", reflexiona Brzeski.

De cara al futuro, la trayectoria de la economía y la industria alemanas se verá especialmente afectada por el comercio, el tipo de cambio y los estímulos fiscales. A corto plazo, los recientes resultados empresariales ya han sido un doloroso recordatorio de que los aranceles estadounidenses, pero también las transiciones estructurales, estaban en pleno apogeo en el segundo trimestre, lo que ha lastrado los resultados de las empresas.

Esta es una tendencia que no cambiará demasiado en el tercer trimestre, con aranceles estadounidenses del 15% sobre la mayoría de los productos europeos y la incertidumbre sobre si (y cuándo) los aranceles del 27,5% sobre los automóviles volverán al 15%. Dado que el 10% del total de las exportaciones alemanas se destinan a EEUU, los nuevos aranceles lastrarán el crecimiento económico, no tienen ninguna duda en ING. La economía alemana se ha acomodado demasiado al estancamiento, y podría tardar hasta el año que viene en empezar a producirse una recuperación más sustancial, rubrican.

En Commerzbank siguen esperando que la economía repunte en los próximos trimestres, teniendo en cuenta los recortes de los tipos de interés del BCE y una política fiscal significativamente más expansiva. Sin embargo, advierten, es probable que esta recuperación sea solo moderada debido a los problemas estructurales de la economía alemana y al aumento significativo de los aranceles estadounidenses. De momento, los analistas del banco alemán no modifican sus previsiones de crecimiento para este año (+0,2%) y el próximo (+1,4%).

"Aunque los mercados financieros parecen haberse insensibilizado ante los anuncios de aranceles, no olvidemos que sus efectos adversos sobre las economías se irán manifestando gradualmente con el tiempo. Las pymes alemanas podrían convertirse en víctimas de los aranceles estadounidenses, ya que a estas empresas ocultas les resultará más difícil relocalizar su producción que a las grandes corporaciones", avisan desde ING.

A esto se suma la fortaleza del euro frente al dólar estadounidense y muchas otras divisas, por lo que es difícil imaginar cómo la economía alemana, tan dependiente de las exportaciones, podrá salir del estancamiento aparentemente interminable en la segunda mitad del año, agregan desde el servicio de estudios del banco holandés.

En definitiva, esta sarta de vientos en contra empaña las esperanzas de que el ambicioso estímulo fiscal, las inversiones empresariales y la innovación vuelvan a impulsar el crecimiento. En este sentido, avisa Brzeski, el debate político actual en Alemania sobre posibles medidas de austeridad podría socavar el impacto -al menos psicológico- del estímulo fiscal anunciado para infraestructuras y defensa. "Cuanto más se prolongue el debate sobre las posibles medidas de austeridad, mayor será el riesgo de que los hogares y las empresas frenen sus decisiones de gasto e inversión, un factor de riesgo que los mercados financieros parecen haber pasado por alto hasta ahora", subraya.

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