
Los primeros datos macroeconómicos de Alemania en abril confirman lo que ya era un secreto a voces: el impulso en el primer trimestre por el efecto anticipación de los aranceles de EEUU se tenía que acabar y el golpe de realidad evidenciaría que la nueva realidad comercial puede ser muy lesiva para la tradicional locomotora económica de Europa si no se llega a un entendimiento comercial con la Administración Trump, algo ahora mismo en negociación y con el 9 de julio como nueva gran fecha límite.
Con el zurrón lleno de datos macroeconómicos hasta marzo, algunos analistas como los de ING se permitían ironizar con que Trump estaba haciendo a Alemania 'grande de nuevo', juego de palabras con el lema Make America Great Again que el presidente de EEUU ha hecho suyo. El repunte de una industria baqueteada por una profunda crisis existencial y de las exportaciones era debido a un intento de sortear las nuevas tarifas decretadas desde la Casa Blanca para aplicar a partir del fatídico Día de la Liberación, nada más empezar abril. Sin embargo, todo el mundo sabía que era un espejismo.
El aterrizaje ha llegado este viernes con los datos publicados por Destatis, el órgano federal estadístico alemán. La caída del 1,4% intermensual de la producción industrial de Alemania en abril fue peor de lo esperado (consenso: -1%) y el resultado de marzo también se revisó a la baja en siete décimas. El desglose de abril muestra que la producción cayó en la mayoría de los sectores. En particular, la producción farmacéutica cayó un 17,3%, revirtiendo casi por completo el aumento del 19,3% registrado en marzo.
Indicios que sugieren claramente que el impulso proveniente del intento de anticiparse a los aranceles de EEUU, que probablemente agregó alrededor de 0,1 puntos porcentuales al PIB alemán en el primer trimestre, ya se está revirtiendo. Este fue también el mensaje de las cifras comerciales de abril, publicadas también esta mañana, que muestran una caída del una caída intermensual del 1,7 % en abril. Las exportaciones alemanas a EEUU se hunden directamente un 10,3%.
"Las cifras de producción industrial y exportación alemanas de abril sugieren que el impulso a la actividad proveniente de la anticipación a los aranceles por parte de EEUU ya se está revirtiendo y que la actividad industrial subyacente sigue siendo débil. Dado que es probable que los aranceles estadounidenses sigan afectando la producción industrial y las perspectivas de demanda de bienes industriales alemanes sean malas, creemos que la producción se mantendrá moderada este año", valora Franziska Palmas, economista sénior de Capital Economics.
Aunque quiere ver señales positivas, como la mejoría en los pedidos industriales, Carsten Brzeski, estratega de ING, señala que las tensiones comerciales persistentes seguirán lastrando a la industria alemana (y europea): "El reciente aumento de los aranceles estadounidenses sobre el acero, junto con la amenaza de aranceles sobre los productos farmacéuticos, pone de relieve que el riesgo de una escalada de las tensiones comerciales sigue muy presente. Para agravar estas presiones, la fortaleza del euro actúa, en efecto, como un arancel adicional". Cabe recordar que, a la espera de un acuerdo con Europa y pese a la tregua impuesta tras el Día de la Liberación, operan para Alemania el arancel universal del 10% impuesto por Trump y el del 25% para vehículos y componentes.
El analista de ING apunta, además, a más obstáculos potenciales para la industria alemana que no tienen nada que ver con los aranceles; el nivel del agua en los ríos alemanes se encuentra actualmente en niveles casi sin precedentes para esta época del año. Los buques solo pueden transportar alrededor del 50% de su carga habitual.
Con más optimismo intenta verlo Ralph Solveen, de Commerzbank: "La caída en la producción industrial puede resultar decepcionante para algunos. Sin embargo, al evaluar estas cifras, debe tenerse en cuenta que la producción aumentó más del 2% en marzo, impulsada por una serie de factores especiales. En vista de los inminentes aranceles estadounidenses, algunas empresas podrían haber adelantado la producción para entregar sus productos a EEUU con aranceles más bajos. Además, la Semana Santa se celebró relativamente tarde este año, por lo que el impacto negativo en la producción de marzo fue menor de lo habitual".
"Es probable que la cifra de mayo vuelva a ser superior, por lo que se espera que la producción muestre un aumento para el segundo trimestre en su conjunto", continúa el alemán, enfatizando que las cifras de este viernes respaldan la expectativa de que la industria ya ha superado lo peor. También desde Commerzbank, el estratega jefe Jörg Krämer se muestra optimista insistiendo en que la economía alemana se está beneficiando de los recortes de tipos de interés del BCE.
¿Tres años sin crecimiento?
Pese a estos destellos, ingrediente habitual en los análisis de muchos economistas alemanes que confían en una remontada, la mayoría de las instituciones internacionales y economistas prevén un estancamiento de Alemania en 2025. Esto marcaría un tercer año consecutivo sin crecimiento, una situación sin precedentes. Incluso otra contracción, como la de 2023 y 2024, parece posible.
Este mismo viernes, el Bundesbank ha procedido al enésimo lijado de sus previsiones de crecimiento, dejando las de este año en un 0% frente al 0,2% de sus últimas proyecciones. El presidente del banco central, Joachim Nagel, ya había avisado recientemente que, tras la referida anticipación del primer trimestre, se espera que la economía se debilite durante el resto del año, en consonancia con la política arancelaria.
Se considera que Alemania es particularmente vulnerable a los aranceles comerciales estadounidenses y aún sufre el peso de un crecimiento global débil y de problemas de larga data, como una fuerza laboral envejecida y una burocracia excesiva. Aunque hay optimismo con el gran paquete de estímulo fiscal pergeñado por el nuevo gobierno, se espera que su efecto sea más tardío y la incertidumbre es a corto plazo.