En el mundo de la economía, los analistas y medios suelen poner el foco en el crecimiento del PIB, el empleo o la deuda pública. Sin duda, estos indicadores son muy relevantes para conocer el estado de una economía y el bienestar de su sociedad. Sin embargo, hay otro indicador que pasa un tanto más desapercibido por su complejidad y que también dice mucho de esta economía. Se trata de la posición acreedora neta o posición de inversión internacional neta de los países (PIIN), es decir, quién financia al resto del mundo y quién necesita financiación del resto del mundo. En este indicador se ha producido un movimiento histórico, por ahora más simbólico que otra cosa, que ha provocado un cambio de 'reinado'. Japón ha perdido su estatus de principal acreedor externo mundial tras 34 años, superado por Alemania, pese a que sus activos extranjeros netos alcanzaron un máximo histórico en 2024, pero el mejor comportamiento de los activos extranjeros en manos alemanas ha provocado este cambio, según ha revelado este martes el Ministerio de Finanzas nipón.
La posición neta de inversión internacional de Japón aumentó un 12,9% interanual (en yenes) el año pasado, hasta 533,05 billones de yenes, unos 3,28 billones de euros al cambio actual, por encima de los 500 billones de yenes por primera vez, pero por debajo del valor de los activos extranjeros de Alemania, que ascendía a 3,5 billones de euros a finales de 2024, según los últimos datos publicados por Eurostat. Se deshace de este modo el sorpasso registrado en 1991.
La depreciación del yen ha impulsado el valor de los activos en moneda extranjera de Japón, entre ellas las acciones, los bonos y otras inversiones, pero ha habido otro factor que ha tenido más fuerza aún: "Los activos externos netos están determinados por la acumulación de varios factores, incluidos los cambios en los precios de los activos financieros y las deudas, así como la balanza de pagos", aseguró el portavoz Yoshimasa Hayashi. El precio de los activos extranjeros que los alemanes poseen han subido con más fuerza, generando una mayor posición acreedora global de Alemania. Además, Berlín se benefició de un cuantioso superávit por cuenta corriente el año pasado, de 248.700 millones de euros. El superávit corriente de Japón, por su parte, ascendió en dicho período a 29,26 billones de yenes (unos 180.220 millones de euros). Aunque es menor que el de Alemania, se sitúa en máximos históricos y representa cerca del 5% del PIB.
Los activos exteriores netos de un país son el valor de sus activos en el extranjero menos el valor de sus activos nacionales que son propiedad de extranjeros, ajustados en función de las variaciones del valor de las divisas, y la cifra se refleja esencialmente en la variación acumulada de la cuenta corriente del país. Cuanto más alto sea el superávit por cuenta corriente, mayor será (con el tiempo) la posición acreedora neta.
Esto, de una forma burda y llana, quiere decir que Alemania tiene cada vez una mayor cantidad de activos extranjeros en sus manos (frente a los activos alemanes que acumulan los extranjeros). No solo eso, también es reflejo de un mejor comportamiento de los activos extranjeros en manos de los alemanes que viceversa. Es decir, las acciones que un alemán tiene de Apple, por ejemplo, se han revalorizado más que las que un americano tiene de Volkswagen. Este 'efecto precio' hace que la PIIN de Alemania se infle por dos vías: por el propio precio y por cantidad (una mayor acumulación de activos).
¿Por qué importa este indicador? Aunque este sorpasso sea algo simbólico y sin gran relevancia, la trayectoria que hay detrás y la posición que ha acumulado Alemania es muy relevante. Gracias a los sucesivos superávits por cuenta corriente (grosso modo exportaciones menos importaciones) que han generado una PIIN positiva equivalente al 81% del PIB, ahora los alemanes reciben al año en rentas (dividendos, alquileres, intereses…) el equivalente al 4% de su PIB. Esta es la parte de la balanza de pagos que se conoce como 'rentas primarias'. Para entenderlo mejor, imaginen que ustedes van ahorrando año tras año y logran tener una cartera de inversión con 100.000 euros en diferentes activos. Estos 100.000 le generan unas rentas anuales en dividendos de 4.000 euros sin 'hacer nada'. Esto es lo que sucede al conjunto de la economía de Alemania. Esto es algo que no se refleja en el propio PIB (que mide la producción anual de una economía), pero sin duda mejora la vida de los alemanes, que cuentan con unas rentas extra todos los años.

Aun así, Hayashi ha restado importancia al dato, señalando que la posición de Japón en este campo sigue siendo fuerte: "Los activos netos están subiendo, a pesar del ránking mundial, ya que la situación (económica) de Japón no ha cambiado", ha declarado en la comparecencia. El ministro de Finanzas, Katsunobu Kato, se ha pronunciaba en el mismo sentido, diciendo que no le preocupa el sorpasso. "Dado que los activos exteriores netos de Japón también han aumentado de forma constante, la clasificación por sí sola no debe interpretarse como una señal de que la posición de Japón ha cambiado significativamente", ha declarado a la prensa.
En 2024, las empresas japonesas mantuvieron un sólido apetito por la inversión extranjera directa, especialmente en EEUU y el Reino Unido. Sectores como las finanzas, los seguros y el comercio minorista atrajeron importantes capitales de inversores japoneses, según el ministerio de Finanzas nipón. Según Daisuke Karakama, economista jefe de mercado de Mizuho Bank, el hecho de que Japón destine cada vez más fondos a la inversión directa en lugar de a valores extranjeros hace más difícil repatriar fondos con rapidez. "Es fácil imaginar a los inversores nacionales vendiendo bonos y valores extranjeros cuando surgen riesgos, pero no van a desprenderse tan fácilmente de las empresas extranjeras que han adquirido", ha afirmado en Bloomberg.
De cara al futuro, la trayectoria de la inversión en el exterior puede depender de si las empresas japonesas siguen ampliando su gasto en el extranjero, especialmente en EEUU. Con las políticas arancelarias del presidente Donald Trump en vigor, algunas empresas pueden verse incentivadas a trasladar la producción o transferir activos a EEUU para mitigar los riesgos relacionados con el comercio.
Alemania desbancó a China como segundo acreedor del mundo en 2015, cuando el país asiático empeñaba gran cantidad de recursos (activos en dólares) en frenar la caída del yuan. En 2023 el país europeo relegó a Japón a cuarta economía mundial. Por país y región, Japón se situó el año pasado como el segundo mayor tenedor de activos externos netos, seguido de China. Estados Unidos, por el contrario, registró un pasivo externo neto de los más grandes del mundo, algo que puede ser un problema para muchos países (como sucedió a España en 2008), pero que para EEUU es diferente, puesto que los inversores suelen mostrar una gran preferencia por los activos denominados en dólares, que es la divisa de reserva global.