Economía

Los electrodomésticos de EEUU nos están queriendo decir algo: cuidado con repetir a lo grande al arancel a las lavadoras de 2018

  • Esta partida del IPC subió con cierta fuerza en abril tras los aranceles
  • El arancel de Trump a las lavadoras en 2018 calentó bastante los precios
  • Se recuperó algún empleo, pero los consumidores 'pagaron el pato'
Imagen: iStock

Más de un suspiro de alivio se escuchó cuando el martes de la semana pasada la inflación de EEUU pasaba la primera prueba de los aranceles. El índice de precios al consumo (IPC) se moderó una décima hasta el 2,3% en abril, el mes en el que Donald Trump empezó a poner en papel timbrado el porcentaje de las tarifas comerciales con las que castigaba a prácticamente el resto del mundo. Aunque días después 'congeló' parte del castigo y muchos avisaban de que era todavía pronto para notar el impacto de los aranceles en los precios al consumo, había cierta expectación con el dato. El hecho de que la cifra general de IPC mostrase una desaceleración mayor de la prevista calmó de por sí las aguas. El repaso por categorías tampoco daba grandes sustos, con el IPC de bienes duraderos continuando muy cerca del 0% y bienes sensibles a las importaciones como los coches o la ropa incluso retrocediendo. Sin embargo, hubo algún rincón donde el repunte de los precios sí tuvo cierto vigor: los electrodomésticos y los muebles, también propensos a ser importados, y muy especialmente desde China. La subida de los primeros trajo enseguida a muchos el recuerdo de lo ocurrido con las lavadoras en 2018.

Atendiendo al desglose de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo con la inflación de abril, los electrodomésticos registraron un repunte intermensual del 0,8%, la cifra más alta desde principios de 2022. Dentro de esa categoría, los electrodomésticos grandes (véase neveras, por ejemplo), repuntaron un 1,3%. Aunque todavía puede tratarse de algo puntual, más llamativamente se registró un aumento del 8,8% en los precios de los equipos de audio y del 2,2% en los de fotografía.

Todavía es difícil dirimir si estas subidas se deben a una coyuntura concreta de unos determinados bienes o productos, pero todo apunta a que el influjo de los aranceles está detrás. La opinión generalizada es que, haciendo una visión de conjunto, los precios no han saltado abruptamente porque las empresas se han adelantado a los aranceles importando las semanas anteriores, algo constatado por los datos comerciales. Esas importaciones se han sustanciado en unos inventarios bien surtidos que permiten a las firmas no tener que subir los precios todavía y ganar tiempo a la espera de un eventual apaciguamiento comercial (véase la tregua con China). Pero existe la posibilidad de que haya habido bienes importados después de los aranceles o de que algunas empresas se hayan querido adelantar a los futuros mayores costes repercutiendo esa incertidumbre en los bolsillos de los consumidores.

Una de las primeras voces en lanzar el aviso ha sido Paul Donovan, economista jefe de UBS, tras conocer el informe de IPC: "La inflación de los precios de los electrodomésticos es preocupante y puede reflejar que las empresas se anticipan a los impuestos comerciales". La cuestión es que, ya sea por agotamiento de inventario y necesidad de nuevas importaciones como por ponerse la venda antes de la herida, todo parece indicar que las subidas se irán filtrando en los precios al consumo. Incluso con el pacto temporal alcanzado con China y teniendo en cuenta que algunas empresas pueden absorber costes, los analistas tienen claro que los consumidores acabarán pagando en mayor o menor medida la 'broma'.

Qué pasó con las lavadoras

La incipiente señal emitida por los electrodomésticos ha devuelto al debate económico el ejemplo más vistoso de la primera guerra comercial durante el primer mandato de Trump. El presidente de EEUU implementó en febrero de 2018 un arancel del 20% sobre los primeros 1,2 millones de lavadoras importadas del extranjero a partir de ese momento y uno del 50% a todas las que llegarán a partir de esa cifra.

Cuando se decretó este arancel sobre las lavadoras, algunos productores extranjeros trasladaron parte de su producción a EEUU, y los fabricantes nacionales, principalmente Whirlpool, impulsaron ligeramente el empleo, objetivo que ya verbalizaba Trump con su Make America Great Again y las promesas de relocalización de la industria. Un estudio de 2020 publicado en American Economic Review estimó que los aranceles podrían haber generado unos 1.800 empleos. Sin embargo, los aumentos de precios resultantes implicaron que los consumidores, en general, pagaran unos 1.500 millones de dólares más al año por sus lavadoras, recoge Reuters.

No solo eso. El efecto dominó provocó que los precios de las secadoras de ropa también se dispararan, a pesar de no estar sujetas a aranceles. ¿Por qué? Las máquinas suelen venderse juntas, y las empresas aprovecharon el aumento de precios de las secadoras para compensar el impacto de los aranceles sobre los márgenes de beneficio de las lavadoras.

Según los sucesivos informes de IPC, no hubo un impacto inmediato durante los primeros cuatro meses, ya que los minoristas vendieron su inventario existente que no estaba sujeto al arancel. Sin embargo, los precios al consumo aumentaron un 12% en los meses siguientes. "Dado que los fabricantes estadounidenses producen lavadoras que no están sujetas a estos aranceles, parece que los consumidores soportaron más del 60% del coste arancelario de los electrodomésticos fabricados en el extranjero. Los costes restantes fueron absorbidos por los márgenes de beneficio de los minoristas o por las reducciones de precios de los fabricantes extranjeros", explican en una nota para clientes James Knightley e Inga Fechner, analistas de ING.

"Estos aranceles elevaron los precios que los consumidores estadounidenses pagaron por las lavadoras en relación con los precios de importación en aproximadamente un 15% (tenga en cuenta que los precios de importación se miden Free on Board y el arancel no está incluido), lo que significa que hubo una transmisión muy alta del arancel", recuerda Daniel Vernazza, economista de UniCredit Research.

Donovan (UBS): "Los consumidores estadounidenses pagaron el arancel. En el verano de 2022, los consumidores estadounidenses pagaban un 42% más por una lavadora que en 2017"

Tom, trabajador en el sector de los electrodomésticos en EEUU, ofrecía hace días en su cuenta de X su análisis in situ de lo que ocurrió: "Durante los primeros aranceles de Trump, todos los electrodomésticos importados subieron exactamente en línea con los aranceles, y los precios de los fabricantes nacionales también subieron. No sólo porque utilizan componentes importados, sino porque había menos competencia de precios debido a los aranceles".

Más directo se muestra Donovan, economista jefe de UBS, muy crítico con la agenda comercial de Trump incluso antes de ganar las presidenciales, recordando, además, que el presidente Joe Biden permitió que este "impuesto" comercial sobre las lavadoras expirara en febrero de 2023: "¿Qué hizo el impuesto? Los consumidores estadounidenses pagaron el impuesto. En el verano de 2022, los consumidores estadounidenses pagaban un 42% más por una lavadora que en 2017. Los consumidores de la zona euro pagaron un 3% más y los del Reino Unido un 2% más. Cuando finalizó el impuesto, los precios estadounidenses empezaron a bajar, pero los consumidores estadounidenses siguen pagando más que el resto del mundo".

En su retrospectiva, Donovan destaca que el considerable aumento del arancel provocó una caída significativa de la oferta exterior de lavadoras: el número de unidades importadas se redujo aproximadamente a la mitad. "Los fabricantes nacionales tuvieron menos competencia, lo que les permitió subir los precios", incide el economista, de acuerdo con Tom, antes de volver a percutir con fuerza: "El efecto del arancel fue quitar dinero a los consumidores estadounidenses y dárselo al gobierno (en forma de pago de impuestos) y a los fabricantes estadounidenses de lavadoras (en forma de mayores beneficios). La competencia en EEUU aún no se ha recuperado del todo. Incluso después de la supresión del impuesto, los volúmenes de importación siguen estando por debajo de los niveles anteriores al arancel. El comercio que se vio perjudicado por el impuesto ha tardado en recuperarse".

Extrapolando lo ocurrido al presente, el analista de UBS ve muy factible que "las empresas nacionales puedan utilizar los aranceles como una excusa conveniente para aumentar los márgenes de beneficio subiendo los precios en lugar de mantenerlos estables, socavando a los competidores extranjeros y aumentando la cuota de mercado".

¿Qué sucederá en esta ocasión?

De momento es pronto, pero el precedente de las lavadoras no augura nada bueno cuando ahora la amenaza arancelaria se cierne sobre casi todos los bienes e infinidad de países. Detrás de los, a priori, benignos datos de inflación de abril, los analistas no esconden su inquietud, incluso más allá del respiro que supone la tregua comercial con China: la incertidumbre generada estos meses no se puede borrar de golpe, los aranceles contra China siguen siendo del 30% pese a la 'paz' de 90 días y la tarifa universal del 10% sigue vigente mientras Trump 'enseña' los dientes a otros socios comerciales de alcurnia como Europa.

Stephen Kates, analista de Bankrate, tiene claro que el aumento de inventarios previo a los aranceles podría enmascarar verdaderas presiones inflacionarias. A medida que las empresas agotan sus existencias, los márgenes se reducirán y los costes se trasladarán a los consumidores, afirma. "No todos los inventarios se renovarán de inmediato, por lo que abril no refleja todos los cambios de precios que podrían estar ya filtrándose en el sistema. Los datos de mayo y junio reflejarán mejor las decisiones que han tomado las empresas en vista de sus mayores costes y las políticas comerciales implementadas recientemente". Brian Coulton, de Fitch, coincide y señala que la inflación de los bienes duraderos se elevará una vez que disminuyan los inventarios importados.

"La modesta repercusión en abril probablemente refleje la liquidación de inventarios previos a los aranceles, no una falta de capacidad de fijación de precios. Es posible que ese margen de maniobra no dure. En los próximos meses tendremos una visión más clara de si los aranceles repercuten en los precios al consumidor o generan efectos de sustitución", se pronuncia Lale Akoner, analista de eToro. Más contundente se muestra Christopher Naghibi, director de operaciones de First Foundation Bank: "Debido al desfase en el modo en que los aranceles afectan los precios, la lectura de inflación más baja de abril es la calma antes de la tormenta".

Desde UniCredit, otro analista, Thomas Strobel arroja un dato letal: en comparación con sus promedios históricos a largo plazo, el aumento reportado en los inventarios es bastante moderado. "Dado que los inventarios sirven como colchón para satisfacer el aumento de la demanda futura y afrontar las incertidumbres económicas que podrían provocar un aumento de los precios al productor y al consumidor, como el aumento de aranceles, habríamos esperado un aumento más significativo en la acumulación de existencias a estas alturas. Por lo tanto, la idea de que grandes existencias de bienes importados amortiguarán el impacto de los aranceles en los precios al consumidor parece improbable. El nivel actual de inventarios podría no ser suficiente en el futuro", escribe Strobel en una nota para clientes.

Otro dato conocido durante la semana pasada arrojaba algo más de claridad, el índice de precios al productor (IPP de abril). Aunque llamó la atención su notable desaceleración, analistas como los de BCA Research supieron bucear en la maraña de cifras: "Los precios pagados siguen superando a los precios recibidos, mientras que los plazos de entrega se mantienen estables. Esto mantiene la presión sobre los márgenes corporativos, especialmente en los sectores expuestos a bienes. El IPP de abril se moderó debido a los servicios blandos, pero los precios de los bienes básicos subieron a su ritmo más rápido desde principios de 2023".

Trump: "Entre Walmart y China deberían, como se dice, COMERSE LOS ARANCELES, y no cobrar NADA a los valiosos clientes"

El guante no tardaban en recogerlo desde ING, haciendo hincapié en que, aunque el panorama arancelario se ha reducido en sus extremos, aún existe un muro arancelario mínimo del 10% en EEUU, y si bien una parte se absorberá mediante la reducción de los márgenes, es muy probable que haya un aumento residual en los precios al consumidor. "Hasta el momento hay poca evidencia de que los aranceles sean inflacionarios y, en cambio, los márgenes de beneficio se estén reduciendo. Pero como ha sugerido Walmart, esa es una situación que puede no durar mucho", pone sobre claro Knightley en otro informe del servicio de análisis del banco holandés.

El economista de ING mencionaba a una de esas empresas que hace callar a todos cuando se pronuncia. El gran minorista estadounidense, el coloso al que los americanos recurren a comprar desde alimentos hasta electrodomésticos, se pronunciaba durante la semana. Los ejecutivos de Walmart adelantaban que planean subir los precios este mes y a principios de este verano, cuando la mercancía afectada por los aranceles llegue a sus tiendas. El gigante del retail, que cuenta con el 90% de los estadounidenses como clientes, se convierte así en la empresa más grande hasta la fecha en indicar que se avecinan aumentos de precios relacionados con los aranceles en productos de uso diario. Esta semana, Target, Lowe's y Home Depot presentarán sus resultados y sus previsiones financieras.

Por supuesto, Trump estuvo al quite en sus redes sociales. El presidente no tardó en arremeter contra Walmart tras anunciar el minorista que tendrá que subir los precios por los aranceles. "Walmart debería DEJAR de intentar culpar a los aranceles como la razón para subir los precios en toda la cadena", escribió Trump en Truth Social. "Entre Walmart y China deberían, como se dice, COMERSE LOS ARANCELES, y no cobrar NADA a los valiosos clientes. ¡¡¡Estaré vigilando, y sus clientes también!!!", añadió.

Al final de la ecuación aparecen unos consumidores conscientes (y temerosos) de todo esto. El viernes, los datos de la famosa encuesta mensual de la Universidad de Michigan reflejaron que las expectativas de inflación aumentaron en abril a pesar de la pausa en la mayoría de los aranceles recíprocos. Las expectativas de inflación a un año se dispararon del 6,7% en abril al 7,3%, mientras que las expectativas de inflación a cinco años subieron ligeramente del 4,4% al 4,6%. Estas cifras son muy elevadas en comparación con el historial de la encuesta. "Parece que los hogares se mostraron más alarmados por la escalada arancelaria con China que tranquilizados por la pausa arancelaria recíproca con otros países o la caída de los precios de la energía", señalan desde Capital Economics.

"Todavía me preguntan qué plan de política comercial sigue esta administración estadounidense. Estoy firmemente convencido de que no tiene ningún plan. Hay algunas preconcepciones vagas ("los aranceles son buenos"), medidas drásticas basadas en ellas ("Día de la Liberación") y luego ajustes abruptos cuando se hacen evidentes consecuencias desastrosas aquí y allá, como cualquier observador racional podría haber previsto. De ser necesario, hay que invertir el razonamiento. Cualquier intento de disimular esto como un ingenioso "trato" o suponiendo un plan oculto es inútil", razona duramente Ulrich Leuchtmann, jefe de investigación de divisas en Commerzbank. El estratega alerta de las graves consecuencias de esta improvisación, siendo una de ellas que destruye toda seguridad de planificación para empresas, inversores y consumidores.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky