
El pánico es la nota dominante y los mercados se desmoronan a medida que cada hora que pasa confirma que los aranceles de Trump no son un farol. Ahora, con la respuesta de China y con el republicano sin dar ninguna pista de que quiera negociar, los analistas han dictado su sentencia. Tan solo un acto excepcional de la Fed o una marcha atrás en cuestión de días puede evitar un colapso bursátil y una recesión en cuestión de meses. Ahora la gran pregunta es cuánto está dispuesto a apretar el actual presidente de EEUU y qué es lo que se perderá por el camino.
Si se mantienen durante mucho tiempo el daño puede ser muy importante pero, incluso si se aviene a negociar, tal y como muchos opinan, si se activan los gravámenes actuales a partir del 9 de abril (día en el que entrarían en vigor) y no se resuelve pronto, el daño también sería muy importante.
De momento tanto Trump como su equipo no han dado ningún indicio de un giro o una apertura hacia las negociaciones. El mismo presidente habló el domingo desde el AirForce One defendiendo las medidas implementadas. "Vamos a ser una nación rica, más rica que nunca. Tenemos muchas ventajas, ahora toca olvidarse de los mercados. Yo no quiero que baje nada, pero hay veces que para curar una enfermedad hay que tomar medicación".
Al margen del magnate neoyorquino, Scott Besssent, secretario del Tesoro mencionaba que ya han llamado 509 países para negociar pero que hará falta un tiempo prolongado para arreglar los aranceles. "Estos países han actuado mal durante mucho tiempo y eso no es algo que pueda resolverse con una negociación que dure unos días o unas semanas". La lógica de Trump era clara "para mí cada déficit (comercial) que tenemos son pérdidas para EEUU, tendremos que lograr superávits o, como mínimo, lograr un punto de equilibrio. A mí me han elegido para esto, este fue uno de los objetivos clave por el que me votaron", sentenciaba Trump.
En ese sentido, algunos analistas apuestan porque esta es una postura de máximos desde la que construir una fortaleza negociadora que les permita obtener mejores acuerdos posibles, con compras masivas o proyectos que favorezcan a EEUU. Así lo expresaba Álvaro Manteca, responsable de análisis y estrategia de Banca Privada en BBVA. "Trump no busca acuerdos técnicos ni simetrías arancelarias, busca generar una situación de máxima presión desde la que lograr un nuevo equilibrio (comercial)". Manteca prosigue alegando que "lo que hoy parecen medidas extremas están diseñadas para ser desescaladas y la historia es predecible, los países más dependientes de EEUU aceptarán los ajustes y recuperarán parte de lo perdido".
Este punto es clave pues pese a que el objetivo es "que los aranceles no duren sino que actúen como estrategia de presión" y "probablemente hablar de guerra comercial estructural es prematuro" por el camino habrá un daño. Según el experto "una revisión de beneficios es lógica" y el nuevo punto de equilibrio que se generará traerá un daño que permanecerá, pese a que se disuelva el pánico.
Invierno nuclear económico y el golpe de Wall Street
En ese sentido, el tiempo que pase a partir de ahora es clave para minimizar los daños. Según Bill Ackman fundador de Pershing Square Capital Management, el republicano debería dar una tregua de 90 días para llegar a un acuerdo y evitar un "invierno económico nuclear". El motivo que ha dejado el experto en su red social X es que "al imponer aranceles masivos a todo el mundo estamos en proceso de destruir la confianza de nuestro país como socio comercial y lugar para hacer negocios y traer dinero".
Desde Capital Economics creen que, si no se llega a un acuerdo rápido o no se opta por esta prórroga el daño ya es inevitable. "Primero vendría el deterioro constante en los mercados, luego una pérdida de confianza de los hogares y empresas y ya vemos la economía entrando en recesión en solo unos pocos meses", comenta la firma. En ese sentido, creen que estallarían todos los frentes económicos con "una grave recesión en verano, una dislocación del mercado y una inflación superando el 5%".
A diferencia de lo que pueda parecer en otras economías, el mercado juega un rol capital en la economía de EEUU. Las familias y consumidores están plenamente expuestos a la renta variable y la caída de los principales índices tiene un impacto directo en la economía del país. Según el último informe de la Reserva Federal las acciones representaron un 64% de todos los activos de los hogares de EEUU. En ese sentido el "efecto riqueza" se cortará por completo. Doug Ramsay, analista de Leuthold, comenta en declaraciones a Bloomberg que "es prácticamente imposible que una economía como la de EEUU pueda expandirse si hay una corrección bursátil muy rápida del 12% o 15%". Este se debería a que ante el golpe en el patrimonio, muchos consumidores ralentizaron su gasto, afectando a su vez a las empresas y empezando un ciclo destructivo en la economía.
Desde ING explican que esto se ha debido a que, si bien el gasto se ha mantenido "el fenómeno se ha debido a una mayor riqueza acumulada desde la pandemia del 20% más rico de EEUU". Este segmento "gasta tanto como el 60% más pobre" y es en ellos donde "la debilidad de la renta variable podría ser muy influyente y acabar afectando a las perspectivas macro de EEUU".
Incluso con acuerdos, este será el golpe
Unos aranceles permanentes no son el escenario base de Capital Economics, sino unos rápidos acuerdos con sus aliados (UE, México, Canadá, Japón, Taiwán… etc) con China manteniéndose en la guerra comercial. "En este escenario creemos que la tasa arancelaria efectiva aumentaría solo del 14% al 18% para EEUU" algo más alta pero "mucho más baja de la del 24% que se proyecta actualmente". Ya solo con el daño hecho por el momento y con esa negociación rápida estaríamos hablando de "un IPC saltando hasta el 4%, unas importaciones desplomándose entre un 10% y 15%".
Respecto al golpe en la economía, este dependería mucho de lo que se haga con los 350.000 millones de dólares recaudados con los gravámenes extra. Si EEUU utiliza ese 1% en bajadas de impuestos, esto podría diluir claramente el daño en la economía de EEUU y por ende, en la actividad mundial. Sin embargo también existe la opción de que decida usar este dinero para recortar déficit público algo que si bien fortalecería la posición fiscal del país, no daría un impulso económico que compense el daño. La elevada inflación también afectaría a la deuda, reduciéndola de forma significativa. Desde Generali coinciden en que si bien "al final la balanza se inclinará hacia la desescalada", solo la situación actual devendrá en "una inversión parcial por los temores a la recesión".
Desde Gavekal Research consideran que las caídas en bolsa que ya se están viviendo seguirán, siguiendo los ejemplos de 1987 y de 2008, cuando tras movimientos similares a los que hemos visto la semana pasada y este lunes, el S&P 500 terminó con caídas del 33% y del 56%. Sin embargo, esto será solo un síntoma de la factura que EEUU ya tendría que pagar por las medidas de Trump. "Creemos que una recesión el tercer trimestre es casi inevitable y no, no es por las represalias. El motivo es que la subida de aranceles suponen la mayor subida de impuestos (indirecta) a los ciudadanos desde 1960 y la segunda guerra mundial".
"Traerá un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras y un aumento continuo de la incertidumbre y confianza que deprimirá el gasto de capital".
En resumen, los analistas de la firma consideran que los gravámenes impuestos suponen un golpe de entre 300.000 y 800.000 millones de dólares (entre el 1% y el 3% del PIB de EEUU) que la población y empresas del país paguen los mayores costes que traen los gravámenes. Solo la imposición actual "afectará gravemente a la actividad económica y el empleo". JP Morgan ha tenido que subir por esto su estimación de recesión al 60% y Goldman Sachs al 45%. "Traerá un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras y, (tal y como comentaba Bill Ackman) un aumento continuo de la incertidumbre y confianza que deprimirá el gasto de capital".
Este último analista, que suele ser realmente optimista con la economía de EEUU, basa su análisis en la perspectiva de acuerdos rápidos con los principales países antes del 9 de abril que acabe en una fuerte reducción. "Si estos entran en vigor tal y como están ahora y la tasa arancelaria llega a subir 20 puntos esperamos cambiar nuestros pronósticos de recesión". Jan Hatzius, analista de la firma comenta que incluso en el escenario positivo esperan que el PIB reduzca su crecimiento del 1% al 0,5%
Desde ING explican que, independientemente de si hay acuerdos, las empresas de EEUU (y en menor medida del resto del mundo) se adentran en un periodo de gran incertidumbre. Las mismas importaron bienes por valor 3,3 billones de dólares en 2024. "El sector manufacturero de EEUU necesitaría duplicar su tamaño para poder abastecerse" algo que se antoja imposible en un país con pleno empleo o al menos "no parece algo que pueda lograrse de la noche a la mañana. En consecuencia, a corto plazo, parece inevitable un incremento de costes en toda la cadena de suministros". En consecuencia dan por hecho un 'subidón' del 2,5% en los costes.
El golpe en Europa
A nivel exportador el daño no sería tan grande incluso con los aranceles, el daño proviene, más bien de los mayores costes que supone para EEUU encarecer los productos extranjeros que entren en sus fronteras. Desde la gestora de activos nórdica Evli comentan que esta experiencia ya se vivió la década de 1930, con la gran depresión cuando hubo una guerra arancelaria que "hizo caer el crecimiento económico y los precios suben".
En ese sentido, señaló que Europa es a nivel exportador la más expuesta, tal y como enseñó aquella crisis. "Estados Unidos es una economía cerrada donde el comercio exterior es una porción relativamente pequeña del PIB. La UE sufre más porque es una economía más abierta, y China porque es una economía impulsada por la inversión y el comercio". Para Europa, dada su exposición a EEUU "Los aranceles podrían reducir en 0,3 puntos porcentuales el crecimiento del PIB de la eurozona durante los próximos dos años si solo se considera el impacto comercial directo e indirecto", sentencia ING.
La firma neerlandesa explica que, en cualquier caso la UE puede encontrar fórmulas con el tiempo para mitigar ese impacto. Entre los cuales incluyen el abaratamiento del petróleo o unas empresas encontrando mercados alternativos a EEUU. Sin embargo, estiman que, en caso de represalias, esperan un golpe extra en su PIB del 0,2%. En resumen "nuestra previsión de la economía europea baja para 2025 y 2026 pero esperamos solo un impacto limitado. No habrá recesión grave más allá de dos trimestres concretos con un crecimiento ligeramente negativo".
La Fed, la esperanza si todo falla
Los analistas, en cualquier caso, solo ven un escenario en el que EEUU podría evitar la recesión si se imponen los aranceles del 9 de abril (incluso con negociaciones posteriores): Jerome Powell recortando a un ritmo frenético y asumiendo una inflación totalmente disparada. Desde Goldman Sachs es el gran seguro que salvaría la situación pues "la Fed recortaría 200 puntos básicos para evitar la recesión". Su escenario actual apunta a unos recortes de 130 puntos básicos.
Desde Gavekal coinciden alegando que esto arreglaría la hemorragia clave del mercado, una recesión e incluso una crisis global. "La Fed sería la última esperanza para compensar el ajuste fiscal con los tipos de interés. Eso sí, eliminaría cualquier esperanza de que la inflación vuelva al 2%, incluso a largo plazo". Sin embargo ven esta opción "muy improbable".
Desde ING hablaban de que Powell es "el único superhéroe que podría salvar los mercados (y la economía)". La firma explicaba que el mercado se agarra a esta como su gran y última esperanza, pero la realidad es que "a la Reserva Federal no le importan los mercados bursátiles a menos que todo se descontrole y provoque problemas en el sistema financiero. Esa no es la situación actual. Todavía no, al menos".
La última intervención de Powell no da la impresión de que se vaya a convertir en ese superhéroe del que habla el banco neerlandés. Este sábado en un discurso a las afueras de Washington comentaba que "es tiempo de esperar y ver. Aunque aún hay mucha más incertidumbre los efectos son más claros: unos aumentos de aranceles mayores, una mayor inflación y un crecimiento más lento". Actualmente el mercado espera cinco recortes de 25 puntos básicos sin embargo la incertidumbre es máxima y el daño de los aranceles podría ser irreversible (al menos en parte) a menos que haya una importante reducción de los mismos antes del 9 de abril.