Economía

Alemania necesita una alianza de cinco partidos para subir la deuda e invertir más

  • La reforma de la Constitución requiere la suma de CDU, SPD, liberales, verdes y neocomunistas 
  • La norma que limita el pasivo al 60% del PIB pone freno a los estímulos y lastra el crecimiento
El Bundestag alemán en invierno.

Alemania está atravesando una difícil situación en la que su industria ha dejado de ser competitiva y parece que la única solución que hay para poder estimular la economía es modificar el conocido como Schuldenbremse o freno a la deuda. Para ello, es necesario hacer una reforma constitucional y se requiere una mayoría de dos tercios de las dos cámaras -Bundestag (Cámara Baja) y Bundesrat (Cámara Alta)-.

Según los últimos datos de las encuestas, un acuerdo parlamentario de CDU (democristianos), SPD (socialdemócratas), los Verdes, FDP (liberales) y Die Linke (neocomunistas) obtendría la mayoría suficiente de 422 escaños de los 630 que compondrán el Bundestag para iniciar esta reforma. Así podrían mantener el cordón sanitario que los partidos mayoritarios se comprometieron a salvaguardar contra la ultraderecha de la AfD.

Este mecanismo constitucional instaurado en 2009, cuando Angela Merkel era canciller y Europa empezaba a sumirse en una profunda crisis financiera, fija el techo de deuda del país al 60% del PIB. Por otro lado, está el Schwarze Null, es decir, la política de déficit cero asociada al Ministerio de Finanzas de Wolfgang Schäuble, y que estipula que el pasivo estructural del país no debe superar el 0,35% del total de su economía.

Estos frenos a la deuda y al déficit, y su posible reforma, es un tema candente en la campaña electoral para las Elecciones Federales que tendrán lugar el próximo 23 de febrero. El siguiente Gobierno tendrá que intentar conseguir reunir a una mayoría de dos tercios en el Bundestag (Cámara Baja) para poder modificar la Constitución y que este techo de deuda se amplíe. Con esto podrán introducir estímulos en la denostada economía alemana, sobre todo en la industria, ya que el sector servicios es que está sosteniendo actualmente la economía más grande de Europa.

Los datos son tozudos, tanto en el año 2023 como en el 2024, Alemania cerró en recesión, con una caída del PIBdel 0,3% y del 0,2%respectivamente. Para este año, tampoco es que se vean muchos signos de recuperación, ya que el Gobierno saliente prevé que la economía se expanda un 0,3%, mientras que los más de 8.000 expertos de todo el mundo consultados por el instituto económico Ifo, con sede en Munich, dan como valor un 0,4%. La Oficina Federal de Estadística, Destatis y el Bundesbank (Banco Central) prevén que sea del 0,2%. Todo esto sin contar con el proteccionismo arancelario del presidente de EEUU, Donald Trump. Hay que recordar que la economía alemana se sostiene gracias a sus exportaciones y un aumento de aranceles no le vendría nada bien.

Como escribió en su momento la revista económica británica The Economist: "Alemania tiene muchos problemas, pero las deudas no son uno de ellos".

Los germanos siempre han tenido una obsesión con tener unas cuentas saneadas, pero algo está cambiando cuando el propio presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, sugirió a principios de año en el Foro de Davos que había que hacer una reforma del freno de la deuda "orientada a la estabilidad" que permita una mayor inversión pública si el nivel general de deuda alcanza un límite inferior al 60% del PIB. El dirigente reiteró que la reforma debe ir "más allá de unos pequeños cambios".

Una potencia en declive

El declive económico de la locomotora de Europa no tiene un inicio en concreto. Hay varios eventos a lo largo de la anterior legislatura, conformada por la conocida como Coalición Semáforo (Socialdemócratas, Verdes y Liberales) y liderada por el canciller saliente y candidato del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Olaf Shcolz, que marcan la cronología de lo que es la debacle del gigante de la UE.

En el año 2020, durante la pandemia del Covid-19, el PIBde Alemania cerró con un crecimiento negativo del 3,8%. A priori, era lo esperado y no fue el peor comportamiento de las grandes economías de Europa, ya que la economía española se contrajo un 10,9% debido a su fuerte dependencia de los servicios, frente a la alemana que se sustenta en la industria.

El país salió pronto de la crisis pandémica y enseguida el PIB empezó a recuperarse hasta cerrar en cifras positivas en el año 2021 (3,2%). A pesar de que la economía arrastraba ya la caída de la demanda global de 2019, conseguía mantenerse. Pero en 2022, el estallido de la guerra de Ucrania supuso un revés, ya que las sanciones aRusia afectaron a su suministro de gas barato, lo que llevó a que aumentasen los costes de producción.

A esto hay que añadir otros problemas estructurales que señalan desde el sector privado, como el aumento de los costes laborales y la burocracia. La consecuencia de todo esto es que en Alemania, sobre todo debido a la pérdida de ese gas barato, hubo una explosión inflacionaria que en octubre de 2022 llegó al 10,4%. Una tendencia que se vio en toda Europa, y el mundo, y que obligó al BCEa subir los tipos de interés.

Esto fue otra piedra más en el lastre de la economía alemana, ya que a las empresas les costaba más financiarse para invertir en mejoras que le hiciesen más competitivas.

Una inflación desbocada y el alza de los tipos de interés provocó una contracción del consumo y la demanda interna, por lo que la economía siguió frenándose.

Pero el estricto mecanismo de control de la deuda tiene un apartado el cual permite suprimirlo en situaciones de emergencia. Durante la pandemia, entre los años 2020 y 2022, quedó totalmente suspendido para financiar las medidas de apoyo económico.

Según los datos del Monitor Fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda de Alemania alcanzó casi el 70% en ese tiempo hasta que en 2022 se corrigió hasta el 65%, cuando el mecanismo volvió a activarse. Lo mismo ocurrió con el déficit. En épocas de pandemia, el descubierto en las cuentas germanas llegó a la impensable cifra del 4,4%.

Aún así , en el año 2023 otro palo en la rueda llegó a la economía teutona. Una sentencia del Tribunal Constitucional dio un giro a todo. El alto tribunal declaró inconstitucional, basándose en el Schuldenbremse, que los 60.000 millones de euros que inicialmente se iban a destinar para la pandemia se versasen sobre un fondo climático por parte del Gobierno del canciller Olaf Scholz. Esto hizo que nuevamente se declarase la emergencia y el estricto control de las finanzas públicas quedó anulado para poder solucionar la crisis presupuestaria.

Visiones distintas

A día de hoy, hay opiniones diversas sobre cómo afrontar el problema de la "debilidad sostenida" de la economía alemana. Así la calificó el representante del Bundesbank en España, Fabian Huttner, durante su intervención a la apertura del II Foro Bundesbank.

Hace apenas un año, el presidente del Ifo, Clemens Fuest, y Niklas Potrafke, director del Centro Ifo de Finanzas Públicas, pedían que se mantuviese este mecanismo al freno "sin reformas". Reiteran que esta medida "obliga a los políticos a establecer prioridades". Al mismo tiempo, "esto ofrece al Estado suficiente margen para endeudarse, lo que puede tener sentido desde el punto de vista económico", decían.

Ambos expertos señalan que existen "estudios empíricos" que muestran que las reglas de deuda efectivas "traen consigo beneficios económicos significativos".

En cambio, el exconsejero del BCEy catedrático de Economía, José Manuel González-Páramo, aseguró recientemente a elEconomsita.es que la reforma del Schuldenbremse es más que necesaria: "Alemania tiene que hacer frente a unos gastos que son necesarios en virtud de la fragmentación, el problema digital o el problema de la energía. ¿Cómo vas a acometer inversiones con la regla de deuda que hay ahora mismo?", dijo el experto.

Asimismo, en cuanto a la política, reiteró que del próximo 23 de febrero saldrá una posible gran coalición de los democristianos de CDU con los socialdemócratas de SPD, "o incluso con Los Verdes", declaró. Pero destacó algo importante, y es que el ascenso de AfD como segunda fuerza en los sondeos pueda truncar las posibilidades de reformar la Constitución.

En cuanto a los partidos, tradicionalmente, la CDU ha sido más conservadora y apuesta por seguir con la estabilidad financiera. En cambio, el candidato del partido, Friedrich Merz, cree que es necesario flexibilizar el mecanismo para cumplir con el aumento del gasto en defensa y activar estímulos a la economía. Eso sí, siempre y cuando se ahorre en otras partidas.

Por su parte los socialdemócratas encabezados por Olaf Scholz, proponen hacer una reforma completa y crear el Fondo Alemania, que fomente la inversiones tanto públicas como privadas que sugieren flexibilizar estas restricciones al endeudamiento. En este sentido, Schozl quiere emitir más deuda para resolver los problemas estructurales que lastran Alemania.

Según los últimos sondeos, los ganadores de las elecciones serían los conservadores de CDU con su candidato Friedrich Merz a la cabeza. Las encuestas más recientes (4 de febrero) le dan a los democristianos el 30% de los votos, lo que le daría posibilidades para formar un Gobierno. La pregunta ahora es con quién podría formar ese Ejecutivo y cómo se va a reformar el freno de la deuda en la Constitución.

Las encuestas apuntan a que la ultraderecha de AfD, con Alice Weidel como candidata, se alzarían con el segundo puesto en votos, al obtener un alrededor del 21% del escrutinio. Muy por detrás estarían los socialdemócratas de SPD, que pasarían de tener el 26% de los votos de las elecciones de 2021 a un magro 13,3%.

Los Verdes se mantendrían, con un 13,3%y los liberales de FDP caerían hasta el 5% desde el 11,5% de hace cuatro años. La izquierda de Die Linke se mantendría con el 4%.

A la vista de los resultados de los sondeos, todo apunta a que Alemania repetirá la Gran Coalición para mantener el cordón sanitario con la ultraderecha.

^Pero, aunque puedan formar Gobierno, la Gran Coalición necesitará más apoyos para poder hacer la reforma de la Constitución. En concreto, una mayoría de dos tercios de las Cámaras. Es decir, al menos 420 de los 630 escaños.

Teniendo en cuenta los datos de las encuestas y la ley electoral alemana con respecto al porcentaje de votos, la CDU obtendría 189 escaños; AfD, 138; SPD, 98; Los Verdes, 79; FDP, 32 y Die Linke, 24 escaños.

Una coalición de CDU, SPDy los verdes, que es la opción más viable según el panorama político actual de Alemania, no alcanzarían a sumar los 420 escaños necesarios, ya que se quedarían en 366.

En el caso de que democristianos, socialdemócratas y verdes consiguiesen atraer a los liberales, una opción más viable, se quedarían cerca, a 22 escaños, para alcanzar la mayoría suficiente para cambiar la Constitución. Por tanto, es necesario que las fuerzas políticas mayoritarias giren su mirada hacia la izquierda para poder atraer a los posibles diputados de Die Linke. Los 24 votos que puede aportar esta formación serían clave para abrir el techo de deuda. El problema está en que las enormes diferencias ideológicas entre las formaciones hacen esta gran alianza prácticamente imposible.

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