Economía

Achim Wambach, presidente del ZEW: "A España le interesa que la economía alemana vuelva a crecer"

  • El ZEW es uno de los más prestigiosos institutos económicos de Alemania
  • Wambach alerta de la "tormenta perfecta" que sufren las empresas germanas
  • "A los partidos alemanes debería interesarles reforzar el mercado único europeo"
Achim Wambach, presidente del ZEW. Foto: Anna Logue / ZEW

Alemania vuelve a encabezar los grandes titulares económicos, pero no precisamente por los mismos motivos que hace 15 años. Década y media atrás, la gran crisis golpeaba fuerte a economías europeas como la española, mientras Alemania lucía una envidiable resiliencia a lomos de su industria, su capacidad exportadora y una deuda pública mucho más controlada. Desde el sur se miraba hacia Berlín en busca de ayuda. De vuelta al presente, las sensaciones han cambiado diametralmente: mientras economías de la periferia europea cogen tracción tras la pandemia, la de la tradicional 'locomotora' europea muestra un encefalograma plano desde el covid, sus punteras empresas salen en los medios por los despidos masivos o por el posible cierre de plantas en suelo nacional y la hasta ahora 'aburrida' política alemana basada en el acuerdo institucional ha saltado en mil pedazos con una polarización y una fragmentación política inusitadas. Un cuadro que preocupa en todos los rincones del Viejo Continente, más allá del músculo que exhiben ahora mismo economías como España.

Son muchos los factores que explican esta situación: el fin del gas barato desde Rusia por la guerra de Ucrania, una China que ha cambiado sus prioridades (vende más y compra menos al 'amigo alemán'), unas agresivas subidas de los tipos de interés, un cierto desgaste de los 'materiales' que acelerado la crisis existencial en una industria que históricamente ha sido un referente... Pero la cuestión es que en la prensa financiera ha vuelto a referirse a Alemania como el 'hombre enfermo de Europa', ignominioso título que a principios de los 2000 The Economist dedicó a una economía germana notoriamente débil y agotada en ese momento, punto de inflexión de una serie de reformas que dieron paso a la Alemania que todos 'conocimos' durante la gran crisis y la 'era Merkel'. Más allá de la parte cíclica de este marasmo, las perspectivas no son muy halagüeñas y riesgos como un agresiva guerra comercial desatada por Donald Trump en su regreso a la presidencia de EEUU dejan especialmente expuesta a Alemania.

"Alemania, la mayor economía de la eurozona, atraviesa momentos difíciles y afronta unas débiles perspectivas de crecimiento. Durante muchos años, la buena marcha de su economía respondía al éxito de unas políticas orientadas a promover las pymes, a su capacidad para producir bienes de alta calidad (sobre todo automóviles), a un abastecimiento barato de energía y a una economía muy orientada a la exportación. Este modelo, sin embargo, se encuentra amenazado por la desaceleración del comercio mundial, las guerras arancelarias, el cambio de modelo energético y la irrupción de nuevos rivales. De hecho, Alemania fue la única economía del G-7 que entró en recesión en 2023 y, dada la debilidad que viene mostrando en el año, no se puede descartar que también retroceda en 2024", sintetiza de forma muy nítida el último informe del servicio de estudios de CaixaBank sobre Alemania.

Muy consciente de todas estas preocupaciones es Achim Wambach, presidente del prestigioso Centro Leibniz para la Investigación Económica Europea (ZEW por sus siglas en alemán), conocido especialmente por el indicador de sentimiento económico elaborado con encuestas a analistas e inversores institucionales que toda Europa mira de reojo cada mes para detectar posibles temblores en el subsuelo alemán. Catedrático de Economía en la Universidad de Mannheim y experto en diseño de mercados y política de competencia, materia en la que ha ocupado cargos institucionales, Wambach ha dedicado unos minutos en su apretada agenda para analizar para elEconomista.es la 'tormenta perfecta' que se cierne sobre Alemania tocando todos los palos: riesgos para Europa, horizonte para las empresas, Trump, política interna y relación con China. Su conclusión es clara: el resto de Europa, incluida España, necesitan que el motor germano vuelva a funcionar.

En unas pocas palabras. ¿Qué ha ocurrido para que 20 años después Alemania vuelva a ser el enfermo de Europa en los periódicos financieros? Hace diez años era un ejemplo a seguir mientras parte de Europa sucumbía. Ahora, la principal economía de Europa y sus empresas solo protagonizan titulares negativos

Las empresas alemanas se enfrentan a una tormenta perfecta: los costes de la energía en Alemania han subido, la globalización se ralentiza y la transición hacia la neutralidad climática es cada vez más cara. A esto se añaden problemas de cosecha propia: altos costes burocráticos y elevados tipos del impuesto de sociedades.

Como experto en competitividad, ¿cómo de grave es este actual escenario para las grandes corporaciones alemanas, famosas hace años por su eficiencia? No le pregunto sólo por el mediático caso de los fabricantes de automóviles

Yo no descartaría todavía a las empresas alemanas. Son bastante competitivas y el índice bursátil alemán está en su nivel más alto. El problema es que estas empresas obtienen sus beneficios en el extranjero y ya no tanto en Alemania. Así que Alemania necesita trabajar en su propio atractivo. Sin embargo, la industria automovilística en particular tiene problemas específicos que van más allá de Alemania: las empresas automovilísticas chinas y estadounidenses avanzan más rápido hacia los vehículos eléctricos y el coche digitalizado.

Hablando de EEUU... Donald Trump. Su arancel universal puede golpear duramente a Alemania. Otro arancel adicional sobre los automóviles sería fatal. ¿Hasta dónde puede llegar la amenaza de Trump y cuánto daño hará a Alemania? ¿Cómo tendría que negociar esto la Unión Europea?

El daño sería importante, pero hay que tener en cuenta que muchas empresas alemanas producen en EEUU o en Canadá o México. Y si Trump fortalece el mercado estadounidense, será una buena noticia para estas empresas. La Comisión Europea tiene el mandato de negociar acuerdos comerciales. Espero que imponga contra-aranceles, como hizo la última vez que Trump subió los aranceles.

Wambach (ZEW): "Alemania es el segundo país exportador para España. Y con la transición energética, España puede llegar a ser aún más importante para Alemania, por ejemplo a través de la venta de hidrógeno verde"

¿Qué se juegan Alemania y Europa en las próximas elecciones federales en su país? Usted ha abogado por un mercado único que nos proteja de ser aplastados por EEUU y China. ¿Cree que los partidos alemanes están realmente comprometidos con el avance de la integración europea?

Los países europeos son, con diferencia, los mayores socios comerciales de Alemania. Las empresas alemanas se benefician enormemente del mercado único europeo. Por tanto, a los partidos alemanes debería interesarles reforzar el mercado único.

¿Hasta qué punto puede afectar a países como España que la economía alemana siga sufriendo y no encuentre soluciones?

Alemania es el segundo país exportador para España. Y con la transición energética, España puede llegar a ser aún más importante para Alemania, por ejemplo a través de la venta de hidrógeno verde. Por tanto, a España le interesa que la economía alemana vuelva a crecer.

Usted preside una institución económica clave en Alemania y su opinión es muy escuchada. Aquí estamos hablando sobre todo de inversiones. ¿Qué camino debe seguir el país en materia fiscal? Me refiero al freno de la deuda, un mecanismo que causa cierta impresión en otros países.

El freno de la deuda ha servido bien a Alemania en el pasado, ya que proporcionó al Gobierno alemán flexibilidad fiscal en tiempos de crisis. Una flexibilidad que otros países eran incapaces de ofrecer. El freno de la deuda alemana también ha contribuido indirectamente a la estabilidad del euro. Pero en la situación actual, el freno de la deuda es demasiado restrictivo, en mi opinión. No tiene en cuenta la transformación. Espero que el freno de la deuda se modifique tras las elecciones y que se cree un fondo de infraestructuras.

Se habla mucho de la relación entre Alemania y China. Por un lado, se quiere reducir la dependencia (de-risking) y por otro seguir estrechando lazos. ¿Qué es mejor: romper del todo y reconstruir a pesar del dolor inicial, o seguir estrechando la cooperación?

Hay varios caminos hacia el de-risking. Las pequeñas empresas tienden a abandonar China. Las grandes empresas tienden a producir en China para China, por lo que las interrupciones de la cadena de suministro les perjudicarán menos. Los gobiernos podrían facilitar que todos diversificaran mejor su cadena de suministro firmando más acuerdos comerciales. En esa línea, sería bueno para la capacidad de recuperación que se adoptara el pacto UE-Mercosur con los países de América Latina.

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