El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, acaba de cesar al ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, después de que este último propusiera un adelanto electoral. Una salida desesperada ante la ruptura de negociaciones entre los partidos de la coalición de cara a los últimos presupuestos de la legislatura, y que deja al Gobierno al borde del hundimiento.
"Acabo de pedir al presidente que libere de sus funciones al ministro de Finanzas. Me veo obligado a dar este paso para evitar daños a nuestro país", ha explicado Scholz en un discurso a la nación, criticando el "egoísmo e irresponsabilidad" de Lindner, que ha provocado la ruptura de la confianza entre los socios. "No podemos seguir trabajando juntos. No someteré al país a comportamientos así", ha sentenciado. Este movimiento pone punto y final al complejo tripartito entre los socialdemócratas y los Verdes, socios naturales, y los liberales del FDP, tradicionales compañeros de viaje de los democristianos.
Este fin de semana se filtró un plan fiscal del líder liberal, un documento de 18 páginas, en las que hablaba de la necesidad de "un cambio económico con una revisión fundamental de las políticas clave". De este modo, Lindner hablaba de olvidarse los fondos de estímulo para realizar un gran programa de recortes de impuestos en algunos gravámenes como el IRPF o Sociedades.
Las propuestas del FDP eran "inaceptables" para los socialdemócratas, según explicó el banco ING en un comentario este lunes, y su publicación parecía más bien un ultimátum: o los socios del ala izquierda de la coalición se plegaban a las exigencias liberales, o el Gobierno podría caer en cuestión de días. Y Scholz ha dejado claro cuál era su posición: los presupuestos necesitaban aumentar los ingresos y la inversión pública, no recortarla. Una diferencia irreconciliable que ha hecho volar por los aires la coalición
Scholz ha anunciado que se reunirá cuanto antes con el líder de la oposición, el democristiano Friedrich Merz, para explicarle la situación, y que convocará una moción de confianza en el Parlamento para el próximo 15 de enero. Si la pierde, como es muy probable que ocurra, las próximas elecciones se celebrarían en marzo. Los sondeos apuntan a una situación muy compleja, con los liberales y la Izquierda por debajo del mínimo del 5% para obtener representación y la 'gran coalición' entre socialdemócratas y democristianos prácticamente como única salida.