Economía

¿Trabajar 10 horas por 4 días a la semana? Por qué la idea del PP para la jornada no convence a nadie

Foto: Dreamstime

El Partido Popular ha entrado de lleno en el debate sobre la reducción de la jornada laboral con una propuesta que pretende marcar distancias con el plan del Gobierno de recortar el máximo legal a 37,5 horas semanales, pero suscita enormes dudas en el ámbito económico y empresarial por su impacto en la productividad y el empleo. Alberto Núñez Feijóo defiende que 'compactar' la jornada semanal en cuatro días, trabajando "entre 9 y 10 horas" no tendría impacto sobre los costes laborales y la productividad y se limitaría a solo algunos sectores" Pero, aunque así fuera, el mero hecho de plantearlo en una reforma del Estatuto de los Trabajadores abre la puerta a un terremoto en la organización del tiempo de trabajo de efectos impredecibles.

La idea nunca estuvo en el programa electoral del PP. Ahora, Núñez Feijóo quiere presentársela a sindicatos y patronal a lo largo de este mes. El secretario general de CCOO, Unai Sordo ya ha dicho que no comparte las líneas de la propuesta, pero valora que el primer partido de la oposición "entre en este juego". La patronal, cuyo presidente Antonio Garamendi negó la pasada semana estar al tanto de los planes del presidente del PP, marca distancias y reivindica su "independencia" en el complejo pulso que desde hace meses mantienen con el Gobierno y los sindicatos.

El PP registró este martes en el Congreso una Ley de Conciliación que habla de "desarrollo de la jornada laboral flexible y la creación de bancos de horas que los trabajadores puedan usar en función de sus necesidades", pero explícitmente no de la jornada de cuatro días. Fuentes de la formación hablan de que la "posibilidad de un acuerdo" entre trabajador y empresa para concentrar las 40 horas de trabajo en 4 días no sería "como una imposición" ni "algo generalizado".

Pero ni con estos matices se salva el principal escollo que encierran las palabras de Núñez Feijóo: volver a poner sobre la mesa un debate que se daba por amortizado. Los laboralistas llevan bastante tiempo explicando que legislación actual ya permite que las empresas y sus trabajadores pacten jornadas semanales 'compactadas' en cuatro días repartiendo las 40 en 10 horas diarias, pero también, si hay acuerdo, reduciendo a 32 horas el total semanal sin recorte proporcional de sueldo.

De hecho, en España ha habido casos de empresas pequeñas que dicen aplicar la última opción, la más atractiva para los trabajadores, y formaciones políticas como Más País (hoy subsumida en Sumar) hicieron bandera de esta idea en la pasada Legislatura.

En este punto conviene recordar que dichas empresas tienen características particulares (incluyendo a algunas startups que buscan publicidad con estos anuncios) que las alejan de la media. Ello cuando no aplican una 'falsa jornada de cuatro días', en la que el quinto se teletrabaja desde casa o se recupera de otra manera.

Aun así, los de Íñigo Errejón llegaron a arrancaron al PSOE un proyecto piloto para estudiar la implantación de esta semana de cuatro días y ocho horas, subvencionando a las empresas los costes derivados de pagar el mismo sueldo por menos tiempo de trabajo. El devenir electoral frustró el desarrollo del programa, aunque lo cierto es que las solicitudes de empresas para forma parte del él no llegaron ni al 30% del presupuesto reservado.

Como contamos en elEconomista.es, fue precisamente el fiasco de este plan lo que dio alas a Díaz a pactar con Pedro Sánchez un compromiso de Legislatura para de rebajar de 40 a 37,5 horas semanales el tope legal de la jornada sin recortar los sueldos, pero tampoco sin entrar en ningún momento en cómo se distribuiria por días. Un polémico plan cuya aplicación lleva casi un año negociando con patronal y sindicatos, pese a que inicialmente no se contó con ellos

Por ello, en el ámbito empresarial ha sorprendido que cuando la discusión va claramente en otra dirección, el PP recoja la bandera de los cuatro días, aunque sea con un planteamiento diferente al de Más País. La idea esbozada por Núñez Feijóo parece beber directamente del plan gobierno laborista de Keir Starmer en Reino Unido de concentrar la jornada semanal trabajando las mismas horas sin reducción de sueldo.

Con ello, no se produce un incremento de los costes laborales como sí ocurre con el plan del Gobierno, algo que, según todos los análisis económicos sobre esta materia, las empresas repercutirían directamente en los precios y lastraría el crecimiento económico. Un análisis de Fedea y BBVA Research estima que imponer el recorte de 40 a 37,5 días supondría una merma en la creación de puestos de trabajo equivalente a 700.000 empleos en el próximo lustro y restaría 2,6 puntos porcentuales al crecimiento previsto del PIB. Eso sí, estos cálculos partían de una premisa más conservadora que la del propio Ejecutivo: la reducción de jornada alcanzaría a 8 millones de asalariados frente a los 12 estimados por el Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz.

¿Quién quiere trabajar diez horas al día?

Es difícil replicar el mismo ejercicio con el plan del PP por la falta de concreción. Su alcance no ha sido detallado ni en número de trabajadores ni en horizonte temporal. Además, los 'populares' insisten en que quedaría sujeta al acuerdo entre empresas y trabajadores y ligado a una mejora de la productividad. Pero esa flexibilidad ya está recogida en la legislación laboral y desde el momento en el que se habla de un día menos de trabajo se incurre en un 'error' no tan diferente al cometido con el Gobierno de coalición: pretender orientar desde el poder político la negociación bilateral en los convenios.

Concentrar la jornada semanas de 40 días en cuatro días en lugar de cinco supondría trabajar de media diaria de 10 horas. Pero en sus declaraciones Núñez Feijóoo ha eludido cerrar esa cifra y se sitúa de un abanico entre 10 y 9 horas diarias, es decir, 36 semanales. La divergencia, explican fuentes de su entorno, se debe a que la mayoría de convenios pactan jornadas semanales de menos de 40 horas semanales.

Según los últimos datos el 93% de los trabajadores sujetos a convenios colectivos contemplan jornadas por debajo de este tope, el 38% por debajo de las 38,5 horas y un 10.9% por debajo de las 37,5 horas. Estos mismos acuerdos afectan al 89%, el 29,4% y el 2,4% de las empresas, respectivamente.

Este es el argumento que esgrime Yolanda Díaz y los sindicatos para defender recortar el tope legal. Aunque el hecho es que ningún sector habla en su convenio de una semana de cuatro días. La razón es simple: la mayoría de las empresas no pueden permitirse cerrar tres días a la semana y tampoco contratar trabajadores para suplir el huecos de suplir a un trabajador una jornada completa, lo que sí elevaría los costes laborales.

Por su parte, aunque la idea de la flexibilidad pueda parecer atractiva a algunos trabajadores, la mayoría prefieren hacerlo de manera ocasional y no continuada: en muchos empleos, encadenar cuatro días seguidos trabajando 10 horas diarias puede resultar más agotador que hacerlo ocho en cinco. Y existe un riesgo cierto para la salud del trabajador de esas jornadas prolongadas

En este punto la idea del PP también parece alejarse de otra de las claves de la negociación abierta sobe la jornada: el incremento del límite anual de horas extra y la retribución de las no abonadas. En este escenario, el PP aboga por medidas para reducir el absentismo, especialmente reforzando el control de las bajas por enfermedad, aunque la fórmula para hacerlo no ha sido concretada.

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